Esta fue una de las primeras lecciones que aprendí en mi camino de “despertar”. ¡Sí!, estaba dormida, vivía en piloto automático, mi vida no estaba tan mal, pero yo sabía que podía ir mucho mejor.
Voy a contarte lo primero que aprendí: tenemos alrededor de 50.000 pensamientos diarios y la mayoría de esos pensamientos deambulan entre el pasado y el futuro, es decir, casi nunca está la cabeza en el presente. Por si esto fuera poco, el 80 % de esos pensamientos son negativos. Esto significa que estamos todo el tiempo pensando en cosas que ya nos pasaron o que, supuestamente, nos van a pasar y que la mayoría de ese “pensar” son cosas que nos hacen mal.
Además de todo eso, descubrí que el 47 % del tiempo pensamos en “modo automático”, esta información sí que fue de alto impacto para mí. ¿Esto quería decir que muchas veces hacía las cosas sin darme cuenta realmente de lo que hacía, que decía cosas sin pensar y que pensaba sin saber en qué pensaba? (valga la redundancia)
Ese fue el preciso instante en el que empecé a tomar algo más de consciencia de mí, de mi cuerpo, de mis acciones, de lo que me decía a mí misma en cada situación, de mis pensamientos y de mi vida en general. ¿Dónde estaba parada y a dónde iba?
Los pensamientos crean tu realidad
Cuando descubrí esto aprendí sobre las leyes universales, una especie de “reglas del juego” que tiene el Universo disponibles para todos nosotros. Si jugamos podremos salir del piloto automático y de la inercia y empezar a crear y manifestar los resultados que deseamos convirtiéndonos en los protagonistas de nuestra historia.
Una de esas leyes es la ley del mentalismo, dice que nuestros pensamientos tienen la capacidad de crear, que nuestros pensamientos no son inocentes y que cada vez que pensamos abrimos una puerta o la cerramos.
Si tenemos en cuenta esta ley y la aplicamos a nuestras vidas pasaríamos de ser “víctimas” de las circunstancias a “ser responsables”, la vida dejaría de ser una cuestión de suerte y pasaría a ser una hoja en blanco en la que cada uno de nosotros decidiría qué escribir. ¿Qué te parece? ¿Te gusta esta idea?
Ser responsables significa desarrollar nuestra capacidad innata para elegir lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos desde el amor y la consciencia.
Es dejar de mirar hacia afuera y esperar que otros cambien primero para pasar a poner el foco hacia adentro y elegir. Elegir lo que realmente queremos para nuestras vidas, qué queremos que suceda en ella, quién queremos que nos acompañe, qué sueños e ilusiones queremos despertar y hacia dónde deseamos ir.
Tus pensamientos son el motor que crea tus resultados
Si piensas cosas que te hacen daño, si piensas que no vales, que no lo vas a conseguir, que no hay solución, empezarás a sentirte mal, a sufrir de más, tu cuerpo probablemente empiece a sentirse débil, cansado, entrarás en el mundo de la queja y la preocupación constante, un bucle sin salida que te paralizará.
En cambio, si piensas cosas que te hagan bien, si piensas que vas a conseguirlo, que tú puedes hacerlo, que hay salida, que hay solución, tal vez empieces a sentir esperanza y te encuentres un poco mejor, tu energía comience a elevarse, tu cuerpo se sienta más vital y con ganas de hacer “algo” para salir hacia adelante e ir alcanzando pequeñas o grandes metas.
Ahora ya sabes la diferencia, sabes que un solo pensamiento puede abrir o cerrar puertas. Sabes que, si eliges pensamientos buenos y empoderantes abrirás la puerta al mundo de las posibilidades, tomarás el control de cada experiencia eligiendo respuestas que te ayuden a resolver y seguir avanzando hacia tu bienestar y tu felicidad.
Empieza por aquí, pregúntate de vez en cuando:
¿En qué estoy pensando ahora?
¿Eso que pienso me cierra o abre posibilidades?
¿Esos pensamientos me traen paz o caos?
Y elige. Elige pensamientos que te ayuden a crear los resultados que deseas y te mereces. Pensamientos que abran puertas y te traigan paz.
Con amor,
Lic. en Psicopedagogía- Coach de Vida
Mentora de Mujeres, madres y emprendedoras
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