El cambio, tu cambio

Tu cambio, los cambios dan miedo. Estamos acostumbrados a que todo mantenga su propio equilibrio. Por lo que cualquier cosa que haga que se tambalee, nos asusta. 

Bien, antes de seguir, déjame decirte que esto es normal. Nos pasa a todos.

Biológicamente estamos diseñados para sobrevivir, y la supervivencia requiere de respuestas rápidas y automáticas.

Entonces, ¿qué podemos observar más allá del cambio? Hay un crecimiento personal, hay un aprendizaje, hay un “estoy soltando, dejando espacio a cosas nuevas”. Pero este tipo de pensamientos requieren de un entrenamiento mental, para conseguir ver los cambios como oportunidades, y no como amenazas.

Nos aferramos a la idea de que las cosas permanecen estables, cuando realmente todo está en constante cambio, nosotros cambiamos, todos los días. Hoy no eres el mismo que eras ayer, ni eres el mismo que serás mañana.

A veces el cambio nos viene impuesto, es decir, del exterior. Y no nos queda otra que aceptarlo y recolocarlo en nuestra vida para seguir adelante. Pero otras veces ese cambio viene a raíz de una vocecita interna. Que nos pide a gritos dar un giro en nuestra vida, ¿te ha pasado alguna vez? Esa vocecita interna se llama intuición.

La intuición es esa parte inconsciente, que no podemos ver, pero “está ahí”. Y está en nuestras manos entrenarla para saber escuchar lo que nos quiere decir.

La intuición te ayuda como herramienta ante los cambios. ¿Y cómo puedes trabajarla? 

Escuchándote, meditando, desconectando de lo exterior y reconectando con tu interior. Esto es un proceso que cuesta mucho, pues siempre estamos conectados con lo externo (el ritmo de vida, las redes sociales, compromisos, tareas, obligaciones…). Te recomiendo que dediques un ratito todos los días a escucharte. Observes cómo se encuentra tu cuerpo, tu respiración, y conectes con tu parte más íntima.

Si tú cambias, todo cambia. 

Sé la versión de ti mismo que más te guste. Vive en paz y rodéate de gente que te ayude a brillar. No juzgues los procesos y cambios de otras personas, pues cada uno tiene sus tiempos. Obsérvate y aprende.

Tómate el cambio como una oportunidad para crecer y florecer.

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