Nunca nada es suficiente
Nunca nada es suficiente. ¿Te ha pasado alguna vez, que no importa cuántas metas o cuántos desafíos hayas superado, sigues sin estar satisfecho? porque a mí sí, y tengo algunas cosas para expresar al respecto.
Como artista, la insatisfacción me ha perseguido frecuentemente cada vez que realizo un proyecto. Más allá del talento o de la disciplina, existe una competencia constante con uno mismo, y por naturaleza, con las críticas y la comparación con personas que se dedican al mismo rubro que yo.
Todo esto no es malo, al contrario, algunas situaciones como estas me han ayudado a seguir creciendo mi experiencia creativa. Pero tampoco puedo negarles que hay días en los que simplemente nunca nada es suficiente.
El oscuro círculo de la perfección.
La palabra “perfección” me ha perseguido en diferentes procesos a lo largo de mi vida.
Por ejemplo, cuando diseño un personaje ficticio, puedo encontrar que entre todos sus defectos y bondades que lo componen (o que yo compuse), existe un ser magnífico totalmente apto para las historias que algún día llegará a los ojos de los demás. Todo parece genial, hasta que toca volver a revisar lo que escribí y comienzo a editar “los pequeños detalles” una y otra vez sin darme cuenta que he comenzado un loop interminable que termina por echar a perder la esencia principal de lo que quería contar al principio.
(Es gracioso, ahora que leo mis propias palabras en este texto, recordé que estoy por repetir el mismo proceso una vez que haya terminado el borrador).
“Es que soy muy perfeccionista”, es la excusa que siempre digo cuando quiero justificar mi falta de capacidad para detenerme cuando edito mis creaciones, como si fuera un halago a mi propio inconsciente cuando lo digo en voz alta. En cuanto a otras áreas de mi vida, desde lo sentimental hasta lo más simple, procuro siempre que las cosas sean “perfectas”.
“La pareja perfecta, el lugar perfecto, mi combinación de colores perfecta para un atuendo perfecto en un día perfecto como este”, por poner algunos ejemplos de lo que fabrico en mi cabeza cuando idealizo todo lo que sé que probablemente va a salir mal.
Es en estas situaciones cuando me pregunto: ¿Y si las mejores cosas suceden cuando no las planeo?
La vida es eso que te pasa cuando estás ocupado planeando.
Así decía una frase que leí en el espejo de un bar, que accidentalmente me dio la respuesta cuando sufría el mayor estrés por el futuro que he tenido hasta ahora.
A veces nos toca recibir mensajes como estos de la manera más inesperada. Ese día decidí que es cierto, soy demasiado organizada y mantengo mucho el orden de mi agenda. Se ha vuelto un hábito casi dañino pues, hasta hace poco he podido trabajar más en concentrarme en el presente y mandar a volar todo lo que no me sirve ni me afecta en el momento.
La insatisfacción la he curado un poco con agradecimiento por las cosas que ya tengo. Aunque no les voy a mentir, sigo guardando esperanza en los planes que tengo para mi vida en el futuro, pienso que aunque deje fluir todo de manera natural, tampoco viene mal estar preparado en caso de emergencia.
Con respecto al desapego (que es algo que también hemos platicado en este sitio), existe un modus operandi que me lleva al siguiente punto:
Deja ir y disfruta.
Tan sencillo como eso, cuando nunca nada es suficiente, la mejor manera de aliviar mi ansiedad por cosas que no sé cómo van a suceder, es dejando ir.
Soltar escenarios y expectativas mantiene mi vida más tranquila. El último año aprendí que cuando acepto mi realidad y me hago verdaderamente responsable de mi existencia en este mundo sin contemplar lo que está fuera de mi control, es cuando mejor resultan las cosas.
Parece hasta mágico cuando noto que todo se acomoda en su lugar, pero es simple causa y efecto, entre menos cosas tengo para preocuparme por lo que no está a mi alcance, más tiempo aparece en mi día para los proyectos, personas y situaciones que sí me aportan y me ayudan a tener una vida más plena.
¿Ustedes qué piensan?
No busques pasión en las cosas, haz las cosas con pasión.
¡Paz!
Me encantó! Yo también sufro por ser perfeccionista, pero una vez que ves que estas en un extremo que no es bueno es cuando puedes soltar un poco más♥️
Llegó a mi en el momento exacto, gracias Andy♥️♥️♥️♥️