Ser Madre en una sociedad encapsulada
Ser madre en una sociedad encapsulada requiere de mucho valor. Puesto que hoy en día nos exigimos ser perfectos en todo y nos decimos a cada instante “yo puedo”. Empezando por el hecho de que quedarse embarazada ya es un proceso complicado. Puesto que la mujer está expuesta a mucho estrés y no puede vivir esa etapa escuchándose, dedicándose tiempo y compartiendo ese proceso en pareja.
En esta era consumista y superficial, ser madre no es lo idílico que nos venden. En este momento en el que todo tiene que ser rápido, las cosas que se gestan despacio no interesan. No interesa el cambio que sufre a todos los niveles una mujer.
No interesan sus emociones.
No interesan sus pensamientos.
No interesan sus miedos, angustias y frustraciones.
Haciendo que vivamos este proceso en soledad, sin permiso a quejarnos, ni a ser libres de expresar nuestros miedos. No somos heroínas sacadas de un cómic, aunque muchos así lo quieran. Somos seres humanos pasando por una de las experiencias más extrañas, bonitas y complicadas que existen. Eso debería ser suficiente para tener un mayor grado de empatía, pero tristemente no la hay.
Así que cuando llega el momento y nace el bebé, la cosa no mejora. Sino que va empeorando, haciéndote sentir torpe, cansada, debilitada y con un mayor grado de estrés acumulado al que ya tenías. La gente empieza a darte su opinión de cómo hacer las cosas, criticando absolutamente todo lo que haces. Eso hace que tu inseguridad, frustración y rabia vaya creciendo a pasos gigantes haciéndote dudar de si realmente estás hecha para ser madre.
“Lo gracioso del asunto” es que los que más consejos te dan, aún cuando no los pediste, son las mujeres que tienes a tu alrededor, muchas de ellas ni siquiera fueron madres. Bendito ser humano que todo lo sabe, en todo se mete y no respeta nada. Luego la gente se extraña de las depresiones que sufren las madres al dar a luz. Pero realmente es un cambio radical de tu vida tal y como la conocías.
Seguidamente se generan más dudas: ¿lo estaré haciendo bien?, te planteas si es verdad que “puedes con todo”. Hay discusiones y roces con tu pareja por el cansancio que ambos tenéis al no poder disfrutar de tiempo de calidad juntos, ni por separado. Se vuelve todo un pequeño gran caos, originado por el no apoyo de esta sociedad encapsulada en un prototipo de vida que solo genera vacíos existenciales en las personas. Haciendo que un elevado número de parejas acaben separándose por no soportar esa presión social. Cuando en realidad deberíamos respetar ese proceso. Ayudar a los futuros padres a realizar esa aventura tan maravillosa y dura de traer un ser de luz a este loco mundo.
Hay que ser muy valientes para tomar la decisión de educar, criar, ayudar y guiar a ese ser que llega a tu vida sin manual. Ser madre en una sociedad encapsulada es muy difícil. Pero se torna francamente insoportable para aquellas mujeres que deciden no serlo, o para las que no pueden tenerlos.
Te juzgan.
Te critican.
Te avergüenzan.
Te hacen sentir no válida.
No todas las mujeres vinieron para ser madres a esta vida. Algunas genéticamente no pueden, pero son madres de proyectos, arte, luz y guía para otras muchas cosas importantes en la vida. Otras mujeres por decisión propia no quieren o no necesitan pasar por esa experiencia, puesto que su propósito de vida quizá sea otro muy distinto.
Dejemos de crear patrones establecidos para todos por igual. Cada ser viene con una experiencia y sabiduría dentro de su alma.
Lo que para alguno es primordial, para otro no lo es.
Lo que para alguno es éxito, para otro no lo es.
Lo que para alguno es evolución, para otro no lo es.
Empecemos a respetar, escuchar y empatizar con todos los seres que habitan en este espacio tiempo. Aprendamos a interactuar los unos con los otros desde el amor y la comprensión. Puesto que somos reflejos en los que mirarnos para crecer y seguir avanzando en este camino llamado vida.
E-mail: adriana_casanovas@yahoo.es
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