Yo siento que hoy por hoy, pasada ya hace varios años la menopausia, y viviendo en Plenopausia; el yoga aflora por cada poro de mí piel.

Soy practicante de yoga desde hace casi 20 años. Llegó a mi vida en la madurez. Al principio fue una especie de castigo, me lo recomendaron por una serie de lesiones y la imposibilidad de continuar con actividades elegidas.

Tuve que cambiar ciertos hábitos y actividades deportivas, pero poco a poco se me metió en la piel y dio paso a un maravilloso descubrimiento.

¡Hoy por hoy no entiendo como no llegó a mi vida antes! Pero como decía mi maestro tenemos toda la vida para practicar yoga.

Y es que, como instructora de yoga y profesional sanitario, soy una convencida de que es una de las herramientas más poderosas de las que disponemos en pleno siglo XXI.

Trabaja de manera profunda y en todos los niveles, así que sí definitivamente cada poro de mi piel respira yoga, fuera y dentro de la esterilla aflora el yoga.

Atravesé mi menopausia de su mano, y aunque viví un proceso un tanto traumático y sorpresivo, me ayudó a mantener la calma y conectar con mi respiración y con diferentes niveles de consciencia.

Al día siguiente de la cirugía ya era oficialmente menopáusica, y de pronto la sintomatología característica me abrumó.

Allí estuvo el yoga acompañándome con la sorpresa y los sofocos, cada día, cuando los calores me venían respiraba, me refrigeraba y volvía.

A veces sólo meditaba y respiraba, inhalaba y las exhalaciones me servían para buscar la calma.

Practicaba con la ventana abierta en pleno invierno y me sentía conectada a mí misma.

Atravesé mi propio luto, mi propia pérdida y me di tiempos para mirarme, redescubrirme, para aceptarme.

Descubrí que mi corazón a veces sonaba descompasado, las taquicardias fueron mis compañeras durante 3 años, sin embargo, al recurrir a posturas como Viparita Karani o Savasana, todo volvía a la calma.

Mis noches empezaron a ser marchosas, yo que había dormido siempre sin ningún problema.

Me pasaba en el baño, me destapaba, me despertaba con el corazón en la boca… y el yoga en mi pensamiento.

Lloré por mi útero, por mis ovarios, por la falta de deseo.

Lloré y el yoga me acogió, me sostuvo, (el yoga, y mi marido, que es un compañero paciente, comprensivo, y entregado a la causa).

Durante cierto tiempo sentí que mi cuerpo era un desconocido y mi mente estaba desconectada de él.

Cualquiera que haya sido, o esté siendo tu proceso te recomiendo de corazón hablarlo, y buscar algo que reúna las condiciones cuerpo, mente y alma, ¡o sea el yoga! 

Mi libro de cabecera fue durante mucho tiempo: “La sabiduría de la menopausia” de Christiane Northrup.     amzn.to/3Im46vE

El yoga te ayudará en todos los niveles de la vida

 A nivel físico:

Con la práctica habitual, la secuencia de asanas te ayudará a atravesar tensiones, molestias y contracturas.

Te ayuda a mantener la coordinación, el equilibrio, y la estabilidad, en la vida diaria.

Regula la secreción hormonal y los síntomas característicos de la menopausia como sofocos, sudoración, agitación, nerviosismo, extrema sensibilidad, dolores de cabeza, etc.

Mantiene flexibles los pulmones, aumentando la expansión de la caja torácica, y permitiendo un mayor intercambio gaseoso.

Regula el tránsito intestinal y, mantiene los movimientos peristálticos del intestino.

Controla los niveles de glucosa en sangre, frenando la Diabetes Miellitus (Tipo 2)

A nivel mental/ emocional

Alivia la depresión y la ansiedad, mejorando la calidad del sueño.

Regula la tendencia de rumiar pensamientos negativos, que suelen ser más reincidentes a medida que pasan los años.

Reduce nivel de estrés.

Nos ayuda a ser más conscientes, a observarnos y conocer nuestras sensaciones.

La práctica aumenta la percepción positiva de la realidad.

Mejora la percepción de nuestra autoimagen, ayudando a controlar el peso y la grasa abdominal de manera indirecta pero efectiva.

A nivel espiritual

Si tomamos la espiritualidad como lo que ocurre dentro de nosotras. El cómo entendemos el mundo que nos rodea, su filosofía puede ayudarnos a comprender y darle significado a las sensaciones negativas que podemos sentir en esta época de nuestra vida. 

Los mantras, las meditaciones, la visualizaciones, etc. ayudan a conectar en mayor medida con nosotras mismas y todo lo que os rodea.

Gracias al yoga podemos aceptar mejor esta etapa de nuestra vida, así como ir trabajando la despedida de seres queridos y nuestra propia muerte.

Te mando un abrazo fuerte y el mejor de los deseos para tu vida.

Con cariño, Gra

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Graciela Vicario

Diplomada Terapia Ocupacional UMH

Máster profesorado UMH

Prof. Sanitario

Instructora Yoga Iyengar

Experta Yoga Terapéutico y Adaptado

 

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