¿Qué significa «conócete a ti mismo»?
Conócete a ti mismo.
“Te advierto, quien quiera que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que, si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera.
Si ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias?
En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. ¡Oh! ser, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.”
ORÁCULO DE DELFOS.
En el pronaos del templo de Apolo en Delfos existía esta inscripción que ha sido y es, una de las reflexiones que sintetizan mejor y más brevemente cual puede ser el camino del ser humano hacia la comprensión de su existencia.
No es solo una frase bonita o motivadora. La esencia de la existencia humana y la respuesta a todas las preguntas de nuestras vidas está en comprender ese principio, y sobre todo experimentarlo. Conócete a ti mismo parece una expresión sencilla, pero ¿Cómo conocerse a sí mismo? ¿Qué es realmente conocerse? ¿Cómo y que debo hacer para conocerme a mi mismo?
«Aprendiendo a conocerte»
«Conócete a ti mismo» puede ser un viaje hacia el interior de nuestro ser.
Hay muchas formas de conocerse. Las que nos han enseñado desde que nacemos tienen que ver con conocer el mundo exterior a través de los sentidos físicos, y a través de la relación con los otros, nuestro reflejo en el mundo. Es necesario. Pero no es la única forma. Pocas veces desde que nacemos nos enseñan a mirar hacia dentro. Cultivar la escucha interna, la introspección. Sentirnos por dentro superando la capa superficial del cuerpo y los pensamientos, e ir a lo más profundo: nuestra conciencia.
Bellos tesoros te esperan si miras hacia dentro.
La conciencia como motor de tu existencia
Nuestra conciencia no es solo lo que nos dicta «que está mal o bien», como nos solían contar a algunos de pequeños.
No tiene que ver solo con consideraciones o etiquetas morales.
«Conócete a ti mismo» es un concepto mucho más amplio. Es, ante todo, una experiencia.
Nuestra conciencia es lo que realmente somos, lo que da vida a nuestro cuerpo. Nuestro almacén y archivo de sabiduría, amor y libertad. Es algo no material, eterno e infinito del que el cuerpo y los pensamientos es solo una parte. La experimentamos en las decisiones más importantes de nuestras vidas, con todos los sentimientos y cualidades profundas que experimentamos desde el amor. Dentro de esta conciencia está nuestro «ser superior». Nuestro verdadero origen más allá del mundo material.
La «intuición»
Su presencia se siente en lo que llamamos intuición. Esa manera de conocer las cosas y las personas que nos dice mucho más que cuando solo analizamos todo mentalmente. Cuando vemos a otras personas y las conocemos no solo desde el análisis mental sino sintiendo ese «algo más» que nos dice mucho de lo que nos rodea. De las cualidades detrás de la apariencia física o visual. De lo «invisible» a nuestros ojos físicos. Esas cosas que sentimos a diario son pistas hacia conocer el mundo desde la conciencia. Es un modo de vivir y sentir el mundo y a los otros de manera completamente nueva.
Accede a tu mundo interno
Este conócete a ti mismo y esa nueva forma de vivir puede aprenderse y entrenarse. Lo mismo que aprendes a sumar, restar y otras cosas, puedes descubrir una nueva forma de conocer las cosas y las personas. Esa forma de conocerte y conocer al mundo que ya tienes y sabes, pero en la que no confías.
Tu conciencia es donde reside todo lo bello y poderoso que hay en ti.
En muchas otras ocasiones la «luz de la conciencia» trata de llegar a nosotros sin saberlo. Es la parte de nosotros que no vemos, pero sentimos. La más importante. La que nos une, la que nos hermana, la que nos hace sentirnos parte del todo de la creación. Aquella que no juzga sino comprende. Que nos hace intentar progresar en nuestra vida y siempre está ahí en los momentos más difíciles, confortándonos. La misma que nos dice que a pesar de las dificultades saldremos adelante. La que sentimos cuando abandonamos nuestro cuerpo cada noche y viajamos en los sueños, llenos de mensajes para ti. Tu conciencia intenta abrirse paso, que sientas su «llamada». Solo tienes que aprender a conocerla.
Más allá del mundo material:
El aprendizaje en la vida se limita a «seguir», «imitar» y asumir sistemas de conocimiento prediseñados y programados por otros: las creencias. Estos programas están en la estructura de la familia, sociedad, gobiernos, culturas. Tienen su función y lugar . Son necesarios en nuestra experiencia vital.
Pero no son la única forma de conocer el mundo y conocerte a ti mismo. No son el final, ni «todo lo que hay». Son solo el principio. Son herramientas al servicio de nuestro ser más elevado que es la verdadera «fuente». Esa fuente de claridad que ha sido suplantado por sistemas de creencias y programas de vida. Estos programas y creencias son las «ruedas de tu vehículo en la tierra», y no el motor del mismo. Los programas y creencias son herramientas, son medios, pero si se convierten en el fin nos hacen esclavos de ellos. Conócete a ti mismo va más allá de seguir programas.
Seguir verdades fabricadas o buscar tu verdad
Estos sistemas de creencias nos hacen dependientes de quienes los poseen y diseñan. Todos navegamos en la vida presos de estos durante años, normalmente sin saberlo. Es todo lo que hemos conocido y aprendido. La visión del mundo, de la historia, del ser humano está incompleta llena de vacíos y «medias verdades».
Entonces quedamos como simples seguidores de verdades externas. Nada viene de nosotros mismos. Solo podemos «elegir» lo que nos presenten delante. Integrarlo o no integrarlo en nuestra experiencias. Asumirlo o no asumirlo. Hay una falsa ilusión de elección y libertad. Como cuando te hacen sentir que por llevar «esa ropa» o «ese coche», eres especial y diferente. Para caer tarde o temprano en la cuenta de que eres uno más de los que lo tiene. La ilusión del «tener» en vez de la certeza del «ser».