La complicada nueva realidad: medidas para desenchufarse

«Mantén tu amor por la naturaleza, pues es la verdadera forma de entender el arte». – Vincent Van Gogh

¡Saludos, colegas lectores! Estoy muy agradecida de poder seguir compartiendo este espacio con ustedes, les deseo que hayan pasado un excelente tiempo de año nuevo y que este 2021 y su nueva realidad les esté tratando de maravilla 🙂 

Esta primera semana de Enero, he tenido una experiencia serendípica mientras ejercitaba en un parque. Dialogando con una amiga muy cercana sobre la nueva realidad del 2021, llegamos a algunas conclusiones muy reveladoras respecto a problemáticas que aquejan a nuestra generación (la de los millennials), ella desde su perspectiva de joven sin redes sociales, y yo desde mi oficio de estratega de medios audiovisuales. Sin ahondar mucho en el debate que tuvimos, he aquí las propuestas a las que llegamos:

Micro hábitos que conectan con la naturaleza

     El siglo XXI sí que es una era particular para vivir, principalmente por la cantidad masiva de medios que nos rodean. Debido a la necesidad de adaptarse a las nuevas plataformas de trabajo y vida cotidiana, podríamos tender a caer en un bucle tecnológico que nos prive del mundo exterior. Pero este panorama tampoco tiene por qué verse en una escala apocalíptica, pues algo que considero una respuesta a este problema es el control del interior hacia el exterior. 

La clave podría ser si acercamos la naturaleza a nuestra vida diaria, ya sea dándonos un momento con nuestra mascota, cuidando de alguna planta, meditando, o simplemente saliendo a la puerta de nuestra casa a tomar aire.

Primero existe la vida, después la fantasía

Esta frase me la enseñó un familiar cuando tuvo a su segundo hijo. Básicamente consiste en mostrarle a los más pequeños lo que ya tenemos cerca primero (en el caso de mi país natal, la playa, las montañas, el río, algún volcán, etc.), y después establecer su contacto con la imaginación, ya sea con películas o videojuegos. 

Podemos comenzar practicando la gratitud por lo que tenemos cerca, en donde la naturaleza nos hace reconocer su presencia. Ya sea en nuestra propia casa, con nuestra familia o amigos (claro está, con las debidas precauciones sanitarias), e incluso con uno mismo y lo que nos rodea, por ejemplo, con el árbol de la acera de afuera, el sonido de las aves, el cielo, entre otros recursos naturales del ambiente en el que vivamos.

Algo que les puedo compartir para “desenchufarse”, es interrumpir la rutina y concentrarnos en nuestra respiración. Aquí les dejo una meditación rápida para esto.

Combate la gratificación instantánea

La posmodernidad nos tiene acostumbrados a obtener resultados inmediatos, a veces la necesidad de recibir satisfacción con un simple «click» también puede alterar nuestra percepción para la vivencia del proceso, que en mi caso, ha sido en el área creativa (más al respecto en este artículo).

Entonces, ¿Cómo podríamos combatirlo? 

Desde mi perspectiva y experiencia de vida con la tecnología, lo que puedo compartirles es el ejercicio de la paciencia. Encuentren ese algo, algún hobby o actividad que requiera destreza, atención constante y que les cause placer; en mi caso son los idiomas, si les interesa, les dejo una asesoría que hice en mi canal aquí.

De nuevo, respira y aprecia el planeta Tierra

Puede parecer que redunde en este punto, pero pienso que para acostumbrarnos a esta nueva realidad, es necesario repetir la importancia del entorno que tenemos a diario. La respiración y su control conlleva muchos beneficios para el organismo y la salud mental, este valor lo he aprendido con el Yoga (aquí les dejo un video para trabajar la respiración).

Además, por más tecnología y evolución constante que tengamos, ¿qué otro hogar nos queda si no es aquí en la Tierra? Tal vez nuestro panorama actual se muestre imposible, pero un minuto al día que dediquemos a ser amables con el planeta, no ha hecho daño a nadie.

Desconectarse del mundo virtual

Por último, la nueva realidad de este siglo simplemente ya está aquí, ya es parte de nosotros. Podría costar muy poco aceptar este hecho y priorizar lo que nos queda de tiempo fuera de la pantalla.

Un momento del día que aprovecho para esto y que disfruto mucho tener presente es cuando apago el wifi de mi teléfono para descansar. Hay otros instantes que pueden pasar desapercibidos pero que tienen un potencial enorme para relacionarse con los demás, como cuando salgo a dar una vuelta en bicicleta, preparando la cena, yendo al supermercado o a los abarrotes de la esquina, entre otros parecidos.

Los invito a que me platiquen más estrategias en los comentarios ¿Qué medidas emplean ustedes para conectarse fuera de lo virtual?

¡Paz!

Andy.