Akenatón, el faraón monoteísta

En la Parte 1 de “Akenatón, el faraón monoteísta” (ver artículo) , te presenté, a grandes rasgos, a este enigmático faraón. En este artículo, voy a contarte un poco sobre las características del nuevo culto y el dios Atón.

A continuación, transcribiré parte del trabajo de la Lic. Graciela N. Gestoso Singer (enlace) sobre la iconografía de Atón.

 El rey hace referencia al disco solar como «el que se construye a sí mismo con sus propias manos y sin artesano«; expresión que alude a su autocreación.

Akenatón afirma que Atón era su dios personal, y lo confirma en el himno de adoración a Atón.

Himno breve a Atón

Apareces henchido de belleza en el horizonte del cielo,

Disco viviente, que das comienzo a la Vida.

Al alzarte sobre el horizonte de Levante

llenas los países con tu perfección.

Eres hermoso, grande, brillante, alto por sobre tu Universo.

Tus rayos cubren los países hasta el confín de lo que creaste.

Porque eres el Sol, los has conquistado hasta sus confines

y los sujetas para tu Hijo al que amas.

Por lejos que estés, tus rayos tocan la Tierra.

Estás ante nuestros ojos, pero Tu camino sigue siéndonos ignoto.

Cuando te ocultas en el horizonte de Poniente

el Universo se sumerge en las tinieblas y queda como muerto.

Los hombres duermen en sus moradas con la cabeza tapada

y ninguno puede ver a su hermano…

El mundo yace en silencio.

Es que Su Creador reposa tras el horizonte.

Pero, al alba, desde que te alzas en el horizonte

y brillas, Disco del Sol, durante el día,

expulsas a las tinieblas e irradias tus rayos.

Entonces, el Doble País es una fiesta…

El culto a Atón no se extendió más allá de la familia real como expresión religiosa efectiva, ya que ese culto fue considerado como la religión exclusiva del rey y de su familia. Es así como Akenatón afirma: «Atón (…), tu estás en mi corazón y no hay nadie que te conozca excepto tu hijo, Akenatón, a quien tu enseñaste tus caminos y tu poder«. El único iniciado y conocedor de la doctrina atoniana fue el rey. El texto continúa: «Tú (Atón) estás delante de la gente. Pero ellos no ven tu camino (…) ¡Qué numerosas son tus obrasEllas son incognoscibles para el rostro (de los hombres)». En este texto se destaca la incognoscibilidad de Atón que, si bien está tan explícitamente delante de los ojos del mundo, no es conocido sino a través del rey. Akenatón es quien realmente conoce los designios y la naturaleza del dios. .

Los himnos y plegarias dedicadas a Atón no tienen contenido ético. La religión de Akenatón fue intelectual más que ética. Los conceptos del «bien» y del «mal» sirven sólo a la constante reiteración de que «lo nuevo era lo bueno» y «lo antiguo lo malo«. Los beneficios que concedió Atón fueron materiales y no éticos, ya que fue considerado como «el creador de la vida (…), el que hizo la tierra de acuerdo a su úncio deseo«. Como creador y sostenedor de vida, el disco solar fue llamado: «El Atón viviente, el Señor de lo que fue creado y de lo que existe«, epíteto que refleja su poder absoluto y universal. Además, Atón no es un dios compasivo con los hombres. En los himnos a Atón no se registran expresiones como «él que escucha el llanto de los pobres» o «él que es compasivo con los enfermos«, atribuidas a los dioses Ra, Amón y Atum. Por otro lado, al creyente se lo exhortaba a que sintiese gratitud por la vida que recibía. Pero en ningún texto se le pide que ofreciese al dios una vida justa y éticamente correcta en sus relaciones sociales y en su propia persona. Incluso el sentido ético atribuido comúnmente a Maat (verdad) es puesto en duda. La relación entre el rey y la sociedad al otorgar Maat es –según R. Anthes- puramente administrativa y carece de carácter moral.

Lo cierto es que el Atonismo fue autóctono en la religión egipcia y único en ella. Fue autóctono porque el estado egipcio se instituyó sobre el dogma de que el faraón era un dios y el intermediario entre el pueblo y los otros dioses. Así la doble relación, en la religión de El Amarna (Aketatón), conservaba lo esencial del pasado. Fue único porque todos los dioses que no eran el faraón fueron convertidos en un solo dios por un proceso de progresiva exclusión más que de sincretismo.

Durante el reinado de Akhenaton Maat continúa siendo -aunque renovado- un concepto de vital importancia en relación al manejo del gobierno. De este modo, el rey es aquél que -como Ra- «engendró a Maat«; «vive de Maat«; es el «gobernante de Maat» o «se regocija con Maat«. Asimismo, Akhenaton «pone Maat en el cuerpo» de sus funcionarios y gracias a él «la boca del (muertoestá completa de Maat» y no necesita justificación en ningún juicio póstumo. El rey es el único que conoce los planes del dios y tiene la autoridad para establecer Maat, es decir «aquello que es justo» en lo que se refiere al manejo del estado.

Los funcionarios de Aketatón -como Tutu y Ay- manifiestan haber asimilado la «enseñanza de vida» impartida exclusivamente por Akenatón, quien los ha convertido en «seguidores de Maat«. Tutu dice de sí mismo: «Fui un servidor favorecido por su Señor; (ya) que su enseñanza y carácter están en mi interior []. Hablo a su Majestad con Maat, [por]que se que él vive de ella (…). Todos los días, él madrugaba para enseñarme, debido a todo lo que yo ponía en cumplir con su enseñanza (…). Soy su seguidor y él se apresuró en favorecerme, porque yo cumplía con aquello (Maatque salía de su boca«; y Ay confirma: «Mi Señor me enseñó y yo cumplo su enseñanza (…). ¡Cuán feliz es el que escucha tu enseñanza de vida!», lo que indica que Akenatón es el único capaz de enseñar «aquello que es justo» en lo que hace a la administración del estado.

Además, los funcionarios afirman que: «Realizan Maat en favor del rey«; «hablan al rey con Maat» o «elevan Maat a su Majestad«. Se puede concluir que Maat asciende desde los súbditos hasta los funcionarios y por intermedio de estos se eleva hasta alcanzar al rey. R. Anthes explica este concepto mediante una metáfora, cuando dice: «Maat no es una concepción de la realidad efectiva o de la realidad en cuanto es perceptible por el entendimiento y los sentidos. Pero es, sí, una gran fuerza efectiva, que mantiene en cohesión al mundo. Al modo de la savia que penetra las raíces del árbol y asciende hasta alcanzar la cima, vivificándolo y dándole estructura y forma«. Durante el reinado de Akenatón, el gradual ascenso de Maat expresó evidentemente la lealtad de los funcionarios y el grado de aceptación real.

 Para Barry Kemp (Director del proyecto Amarna) uno de los aspectos del reinado de Akenatón que le parece fascinante es que algunos de los funcionarios de los cortesanos, afirman en sus tumbas haber sido guiados por él respecto a las directrices morales. Él les había ayudado a discernir entre el bien y el mal, convirtiendo a Akenatón en una especie de maestro o guía espiritual. Kemp también cuenta de un par de cartas escritas por un ciudadano normal y corriente que fueron enviadas desde Aketatón a Tebas. En ellas el autor afirma haber sido guiado en una decisión personal por Atón. Como si Atón se hubiese erigido en la conciencia del hombre, tal vez ese era uno de los aspectos de las enseñanzas de Akenatón.

El nuevo Faraón prohíbe a su pueblo que se arrodille y se humille ante él. Recorre los campos con su esposa, confraterniza y se mezcla con los campesinos, los anima en su tarea, él mismo abandona toda pompa en sus vestidos. (Continuará…)

 

Carolina Carbonell