El YOGA cambio mi vida a los 69 años.
El Yoga cambio mi vida y partió de una inquietud que estuvo siempre presente en mi mente, pero paso mucho tiempo para tomar la decisión de investigar si realmente practicar yoga era para mí. Desde la primera clase sentí ese cambio y me enamoré al entender que el yoga no es solo una práctica física, ya que lleva fuerza y flexibilidad, es una práctica mental y espiritual.
El yoga no es tratar de crear una postura perfecta para lograr el físico ideal que la sociedad aplaude. El Yoga es sentir y alinear tu mente y tu cuerpo viajando al interior de tu ser, el yoga me ha enseñado a respirar mejor, a vivir más consciente y entender por un momento que soy un ser vivo.
La práctica del yoga me ayuda a tener mayor concentración en el día a día, cambiando el ánimo y aumentando mi energía para ser más productiva.
Espiritualmente hablando al unir dos prácticas milenarias como son el Yoga y la Meditación pude lograr la integración de mi cuerpo, mente y espíritu pudiendo así darle una perspectiva más real a mi vida, soltando creencias y programaciones establecidas desde niños.
El YOGA me ha permitido sincronizar mi respiración con el movimiento, logrando grandes cambios en mi cuerpo, físico y mental, al paso del tiempo comprobar cómo mi salud se transformó para mejorar mi bienestar. Mi momento de práctica de las asanas es mi medicina preventiva y rehabilitadora.
Lo que más me ha gustado del yoga, es que no tiene edad su práctica va desde el niño hasta el anciano, ya que todos tenemos un ritmo y un tiempo para lograr las asanas.
Realmente me encanta y lo recomiendo mucho, cada día voy avanzando y aprendiendo de esta filosofía de vida que nos permite reconocer nuestra nuestras emociones.
NAMASTÉ
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