CANTOS DE SIRENA

Las Sirenas eran unas Ninfas que en la mitología, atraían con sus cantos dulces e insinuantes a los marinos, hacia los escollos de la cos­ta. Donde, tras hacerles naufragar, los devoraban.

Homero fue el primero en relatar sobre estos seres mitológicos en el famoso libro de la Odisea.  Las describía como  seres que  hechizan a todos los hombres.

Hoy en día, esta expresión se dice cuando alguien quiere convencerte de algo, que se supone beneficioso para ti. Cuando en realidad va a perjudicarte.

Las sirenas tenían una apariencia hermosa. Eran muy bellas y cantaban a las mil maravillas. Los marineros que las escuchaban se dejaban seducir por su apariencia y su voz.

Si se acercaban a ellas, no se les volvería a ver con vida.

A veces nos dejamos seducir. Y no tienen por qué ser personas. Los anuncios constantes. Con modelos maravillosas. Músicas envolventes. Palabras que van directas a tocar la fibra sensible.

Sin darnos cuenta estamos atrapados en una telaraña. Nos hemos dejado seducir por las sirenas.

A veces somos conscientes de ello. En este caso, la decisión es nuestra. Sabemos que estamos comprando ese perfume tan caro que probablemente lo usaremos dos veces. Pero es que la chica que se echa el perfume, consigue todo lo que quiere y triunfa en la vida. No vamos a ser menos. A sabiendas de que no va a ser así. Caemos en la tentación de probarlo y lo compramos. Digamos que aquí es un canto de sirena controlado.

Cuando nuestro cerebro no es capaz de distinguir la fantasía de la realidad, comienza el problema.

Nos volvemos protagonistas de una película. Pero de ciencia ficción. Actuamos auto convenciéndonos de que realmente necesitamos comprar todo lo que vemos. Que debemos vestir de una determinada manera. Realizar según qué actividades. O perder la cabeza por ciertas personas.

Ahí es cuando nos dejamos embaucar por el canto de sirena.

Tú que estás leyendo estas líneas en este momento. Piensa por un momento. ¿Cuántos de los objetos que tienes en tu casa te hacen falta para vivir? ¿O para ser feliz? ¿Cuántos de esos objetos llevas sin usar en los últimos 6 meses?¿Y en el último año?

¿Sigues pensando que son necesarios?

    Seguramente cuando los adquiriste te parecieron indispensables. Que eras lo “más” por tenerlos. O pensaste “me merezco un capricho”.

    Repito de nuevo. Ese capricho ¿cuánto hace que lo usaste por última vez?

    Y es que los cantos de Sirena acechan en cada esquina. Esa amiga que te convence para que le acompañes a un bar súper de moda. Que te va a encantar. Cuando en realidad compruebas, que lo que le gusta no es el local. Sino  el camarero de la sonrisa de anuncio, que ejerce su poder de “Barman”.

    No estoy diciendo que no disfrutemos de los placeres de la vida. Permitirnos ser y estar. Y sucumbir en lo material de vez en cuando. Es otra manera de disfrutar.

    Lo importante es darnos cuenta de que nos dejamos arrastrar y no importarnos. Saber que  nos están engañando pero aún así, decidimos hacerlo.

    Tomar nuestras decisiones. Aún a sabiendas de que sea un engaño.

    Dejarnos seducir por ese canto de Sirena, teniendo mucho cuidado.

    (Por cierto, lo de mi amiga acabó bien. Resultó que detrás de aquella sonrisa de anuncio, había un chico 10).

    Libro frases motivadoras #elmotivosoyyo

    Vanessa Martín Ardanaz

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