EL CUERPO NO ES MÁS QUE UNA ENVOLTURA

Vivimos en una sociedad de culto al cuerpo. No digo que sea malo. Soy profesora de Yoga y me gusta cuidar mi cuerpo. Me gusta mantener mi cuerpo saludable. El problema comienza cuando se vuelve en el centro de nuestra vida.

Cuando se convierte en una obsesión por tener un cuerpo 10. Más allá de la salud. Cuando lo único que nos importa es una imagen bonita.

Según los cánones de belleza establecidos, yo nací en una época equivocada.

Según lo que se considera hoy en día un cuerpo perfecto, estoy a años luz de esa apariencia.

Si no tienes una autoestima suficiente. Si no te quieres lo suficiente. Puedes entrar en una rueda muy peligrosa. Nos quedamos con la superficie. Con lo perecedero.

El cuerpo con el paso del tiempo va a cambiar. Es inevitable. Puedes intentar atenuar su paso, pero no lo vas a evitar.

Lo único que va a perdurar es tu interior. Cómo eres. La persona y no la envoltura. Suena a tópico, lo sé. Pero cuando vas cumpliendo años lo ves más claro.

Por muy buen físico que tengas, si el interior está vacío, no llegarás a ninguna parte.

Lo primero que vemos cuando conocemos a alguien es su aspecto físico. Es lo que nos llama la atención, porque no tienes más datos sobre esa persona. Sólo lo que está a la vista.

Pero ¿qué pasa cuando cogemos un bombón de una caja variada y desenvolvemos el papel?

A veces nos llevamos una decepción, porque no es el sabor que esperábamos.

La envoltura no es más que eso. El papel que esconde el regalo. Puede que al abrirlo te guste o no.

Si nos esforzáramos más en cuidar nuestra manera de ser, no tendríamos ese miedo por el paso del tiempo.

Es muy agotador aparentar lo que no somos. Intentar ir contra la naturaleza. Dejarnos guiar por las normas que establecieron unos pocos.

Cuánta razón tiene el refrán “La belleza está en los ojos del que mira”. La forma en la que tú me mires me hará bella y según yo te mire serás bello o bella para mí.

Si nos valoramos como personas, por lo que sabemos. Por lo que somos. Por lo que hemos vivido. El envoltorio pasará a un segundo plano.

No se trata de obviar que nos guste que nos digan, si nos encuentran guapos o guapas. Admirar lo que a nuestro parecer es bello y decírselo a esa persona. Puede ser una muestra amable de consideración. Pero teniendo en cuenta, que lo verdaderamente bello, será lo que nos demuestre y no lo que muestre en el exterior.

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Vanessa Martín Ardanaz