Fluir con la vida es un arte. Ya que la vida es una sucesión continua de momentos, buenos, malos, regulares, y dependerá de tu actitud y juicio poder fluir con la vida.
La propia palabra fluir nos da la clave: Los sucesos inesperados, y no deseados, nos llevan a poner resistencia a lo que está ocurriendo. Quejándonos de lo que ha ocurrido, y empezamos a buscar víctimas o culpables.
–Fluir con la vida no se trata de pasarlo bien, o disfrutar– Se trata de ir navegando sin resistencia, adaptando el curso y actitud a las condiciones externas que no controlamos.
Recibir lo que la vida nos trae con amor, sin nadar contra la corriente para no correr el riesgo de ahogarnos. Dejar que el hilo de la vida se vaya desatando y aprovechar la corriente para dirigirnos hacía nuestro destino.
La vida es una experiencia única dónde la conciencia trabaja a un nivel distinto. Mente y cuerpo están sincronizados, fusionados con la actividad.
Fluir es encontrar ese punto de equilibrio entre el desafío y el disfrute, los humanos necesitamos el desafío para sentirnos vivos.
Fluir es un proyecto dónde necesitas:
- Enfocar tu atención en lo que quieres.
- Definir tu meta, objetivo, o propósito.
- Consciencia para prestar atención a lo que te rodea.
- No te quedes atrapado en lo que no te sale bien. Fluir, soltar y confiar.
- Descarga la tensión. Respira hondo, y acepta esos momentos desagradables. Aceptar es superarlos.
- Silencia el ruido de tus pensamientos. Meditar es una herramienta que te ayudará mucho.
- Vence los patrones mentales.
- Abre tus antenas para recibir las señales que te manda el Universo y a las cuales no les prestamos atención.
Las cosas pasan para que aprendamos de ellas y para que sigamos creciendo y ampliando nuestra conciencia.
Fluye con la vida.
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