La capacidad de enfermarnos
La capacidad de enfermarnos radica en el potencial que tenemos de generar pensamientos en nuestra contra. Somos lo suficientemente poderosos para causarnos enfermedades. Hay un grupo de personas que sí son patológicamente enfermos. Los demás, son auto creados a través de la mente. La mente te puede llevar a la locura, la línea entre la cordura y la locura es muy delgada.
Una mente mal canalizada es muy poderosa, tanto para bien como para mal. Nosotros nos encargamos erróneamente de empujar esa fina línea cada vez que nos enfadamos, cada vez que reprimimos nuestras emociones, cada vez que nos generamos compromisos absurdos. Esa línea que es empujada por cada error existencial que cometemos nos aleja de nuestra cordura.
Es ahí donde empiezan nuestros problemas o enfermedades a manifestarse a través de nuestro cuerpo físico. Muchas veces vamos y venimos de ese problema o enfermedad haciendo que sea crónico. Cuantos de vosotros no habéis sentido un dolor que aparece y desaparece en vuestro cuerpo. Ahí está esa fina línea indicándote que la estás sobrepasando. Solo que normalmente no escuchamos a nuestro cuerpo cuando nos indica muy sabiamente que sobrepasamos nuestro límite.
En cada enfado, sin saber, estamos acercándonos a la enfermedad. Uno se cree en el derecho de sentir enfado y enojarse con alguien o con algo. Pero esos enfados son fruto de no estar haciendo las cosas bien y la responsabilidad es solo tuya de nadie más. Muchas veces también recurrimos a los enfados solo en un intento desesperado de pedir ayuda de una forma equivocada. Llamar la atención de esa forma no va a solucionar nada, solo empeora las cosas.
La comunicación es lo que tendría que prevaler ante todas las reacciones posibles. La capacidad de comunicar las emociones es algo que lamentablemente estamos perdiendo. Eso nos aleja de nuestra verdad hasta el punto que luego ya no sabemos ni quién somos, ni lo que queremos. Confundidos y aturdidos perdemos de nuevo nuestro centro de cordura.
Cuando te halles en ese pozo de destrucción, levanta la cabeza y mira. La mayoría de veces tienes a alguien dispuesto a ayudarte. Abre bien tus ojos, respira con calma, analiza que tan grave es eso o aquello que te alteró desmedidamente. Conéctate de nuevo contigo y sé sincero y consecuente con lo que piensas y sientes.
Cuando ya están en ese punto de desesperación, acuden a un médico, terapeuta, psicólogo… pidiendo ayuda desesperada. Seguramente, te presten esa ayuda y te hagan sentir mejor. Pero si realmente no está en ti el cambio, no está en ti la escucha, la meditación, la calma y el equilibrio, volverás irremediablemente a enfermar de nuevo. Al final lo que conseguimos es perjudicar a nuestro entorno con nuestras idas y venidas y crear caos general a nuestro alrededor de una forma inconsciente.
Desde que somos pequeños, cuando hemos enfermado, siempre hemos recibido más atención, cariño y protección. Eso hace que nuestra mente relacione estar enfermo con ser el centro del universo o así nos sentimos. Porque la gente que nos quiere está al 100% volcada en ti. Tenemos que quitarnos esa idea de nuestra consciencia. Puesto que lo único que debes hacer si sientes que estás traspasando la línea de tu cordura, es comunicarlo desde la calma, diciendo lo que te sucede y poniéndole nombre a los sentimientos, vacíos existenciales, miedos o frustraciones que son los que te han hecho llegar hasta este punto.
Tenemos que dejar de jugar a ir y volver de nuestra cordura. Porque simplemente quizá un día ya no puedas regresar a ti de una forma sana. Puede que te quedes atrapado en esa locura, sin sentido ni razón. Creada al 100% por tu poderosa mente que te domina y lleva lentamente a la destrucción total del ser que llevas dentro.
Casi el 70% de las enfermedades son creadas por nuestra mente. Por la falta de amor hacia nosotros mismos y las contradicciones en las que vivimos. Por querer formar parte de una sociedad que cada día nos aleja más de nuestra verdadera esencia natural. Lo cómodo, aunque parezca mentira es dejarse ir. El trabajo real es luchar contra todo eso y vivir para ser consciente a cada paso que das sin perderte de ti mismo bajo ninguna circunstancia.
La fuerza que hay en cada uno de nosotros es infinita, solo tienes que utilizarla en el sentido correcto. Verás cómo se aleja de ti la enfermedad y solo sentirás cordura, equilibrio y paz en tu corazón.
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