La envidia

La envidia existe igual que existe la Luna o el Sol. Es algo que aparece y desaparece en muchas ocasiones a lo largo de nuestra vida. Muchas veces nos atormenta y tortura. Otras intentamos camuflarla con bellas tonalidades queriendo esconder o tratar de ocultar un sentimiento que se cataloga como malo.

Partiendo de la base de que no existe bueno o malo, lo único que es real son las cosas que sentimos y aceptarlas, el saber qué las ocasiona e intentar integrarlas para después poder dejarlas ir. Ese sería el trabajo a realizar. ¿Qué nos hace sentir envidia? Una persona más bella que nosotros, más inteligente, más exitosa, más poderosa, rica, simpática, graciosa, alguien con carisma, con una habilidad especial, un don, alguien que, en definitiva, no se corresponde con el patrón que nos hemos creado de nosotros mismos. La verdad es que, como nos han hecho pensar que tener envidia es algo terrible, no solemos alardear de un sentimiento así.

Pero ¿te has parado a pensar que realmente a las personas que envidias son a esas personas que te gustaría parecerte? Hay una línea fina entre:

  • La envidia y la admiración.
  • La envidia y la inseguridad.
  • La envidia y la crítica.

Cuando admiramos a alguien, pongamos que nos gusta mucho un cantante, se crea una conexión con ese personaje al que te gustaría parecerte o que quizá quisieras cantar como él, intentas imitarlo buscando en ti cosas que crees posibles, pero que no se han hecho realidad porque según tu criterio, no has tenido suerte o tu vida ha sido muy complicada. Pero crees, incluso llegas a estar convencido de que tú también lo hubieras podido lograr.

La envidia

Aquí entran muchos factores, esa admiración que no deja de ser una proyección frustrada de algo que te hubiera gustado llegar a experimentar, pero no ocurre y fantaseas con ese ídolo que te evade de la realidad y te desconecta de tu vida. Llegando muchas veces incluso a obsesionarte con esa persona, su forma de vestir, como se mueve, como camina, que hobbies tiene, etc. Esa fijación no controlada puede tornarse en algo que, está tan alejado de ti, que no te deja salir de esa proyección causándote vacío, rabia o tristeza. Puesto que no puedes compararte con esa imagen que has idealizado. Sentir que no llegarás a ese nivel puede empezar a generarte envidia y volverse contraria tu admiración por alguien.

Las líneas son finas y el ser humano en ocasiones da los pasos muy grandes y algo que podría ser inspirador y motivador se vuelve sombra en nosotros. Esa es la parte quizá negativa de no vivir en nuestra vida, queriendo ser algo imposible, porque así tenemos un pretexto para poder victimizarnos y vivir en el drama para poder captar la atención de los que nos rodean de forma equivocada. Llevándonos a la constante queja y aburrimiento, mientras los días pasan y la vida se nos va terminando.

La envidia

Cuando nuestra supuesta envidia es causada por la inseguridad, es un poco más complicada, puesto que entra el ego diciéndote que no es real lo que sientes, que todo está bien, que no pasa absolutamente nada. Te hace creer cosas que no son, para que no estés presente en lo que sí está pasando, que es tu alto grado de inseguridad que te tiene perdido y sin impulso alguno, escondido en sentimientos que lo único que vienen a decirte a gritos es que te despiertes y creas mucho más en ti de lo que lo haces. Puesto que tú y solo tú puedes crecer o hundirte en tu propia miseria. La inseguridad deberíamos canalizarla como el motivo mayor para crecer y crecer hasta el punto de recuperar todas las fuerzas necesarias para hacer todo aquello que quieres sin importarte que piensan o dicen de ti. La envidia hacia alguien con una fuerza abrumadora es solo un reflejo de lo que está en ti. Pero te niegas a ver porque es mucho más fácil estar en la sombra que darte a conocer tu luz.

Que tu inseguridad no te juegue malas pasadas haciéndote sentir mal por generar esa clase de emoción, sino que intégrala y que sea la motivación necesaria para ser tú mismo con lo que ello conlleva, puesto que así tu luz será la fuerza para que otra persona insegura pueda salir de su oscuridad. Cuando nuestra envidia se convierte en un constante criticar la vida, las acciones o las emociones de alguien en concreto, créeme que es lo peor que puedes estar haciendo, ya que tu envidia te está cegando y convirtiéndote en un ser amargado, frustrado y vacío que encuentra la crítica hacia otras personas, la motivación para justificar sus propios actos. Estas personas que utilizan su juicio como si de Dioses con la verdad absoluta se trataran, se alejan tantísimo de la realidad, que son muy complicados y retorcidos en sí mismos.

La envidia

Cuesta mucho hacerle ver a una persona así, lo muy alejada que está de ser meramente empático y solidario hacia los demás, pero sobre todo hacia sí mismo. La mala crítica lo único que provoca es una energía limitante que obstruye la razón y destruye la humildad y la belleza del alma. Como seres humanos en una sociedad tan sumamente intoxicada, no entrar en la crítica nos resulta una tarea muy difícil. Nos pasamos el día criticando, juzgando y condenando a todo y a todos los que se cruzan por nuestro camino, poniendo más énfasis en aquello o aquellos que nos recuerdan lo muy alejados de nuestra Alma que estamos.

Esa misma frustración es la que hace incrementar nuestra envidia y nos convierte en lo que realmente no somos. Reconocer todo esto, sería la primera parte para sanar este sentimiento cruel que nos lleva al abismo emocional entregándonos solo pena, soledad y angustia. Así que sentir, tener, poseer o rozar la envidia, solo es un indicativo de nuestra falta de trabajo personal. Nuestras carencias, amarguras, nuestros sueños frustrados o bloqueados por miedos y nuestra gran inseguridad.

Libérate hoy y perdónate por todas las envidias que hayas podido sentir y recibir en tu vida, siendo plenamente consciente de cuáles son tus reales carencias, haciéndote cargo de ellas y trabajando día a día para ser ese bello ser luminoso que deja destellos de armonía por donde quiera que va.

Que la luz de los demás te ayude a recuperar la tuya.

Adriana Casanovas Morales

E-mail: adriana_casanovas@yahoo.es

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