Cuando una persona anhela emprender o tener un negocio propio, no hay vía más segura para hacerlo, que avanzar en el mismo en paralelo a su actual fuente de ingresos o empleo.

Naturalmente para lograr despegar un negocio, en horarios no laborales o con restricciones de tiempo, lo fundamental es el compromiso, la claridad de lo que se quiere crear y la disciplina.

Para eso hay varios puntos que quiero compartirte, que creo podrías analizar, de manera que puedas tomar acción.

¿Tienes claro en qué te gustaría emprender?

Si la respuesta es sí, magnífico. Porque quiere decir que tienes el punto de partida para arrancar un proceso de exploración sobre aquello que quieres crear, qué hay disponible a la fecha, quién y cómo lo ofrece, dónde, cuándo, etc. Lo importante en este caso, conocer lo mejor posible el producto o servicio que quieres ofrecer o todo lo que constituya un antecedente de este.

De lo contrario, requieres hacer una vuelta previa, como preguntarte ¿Para qué quieres emprender? ¿Qué te motiva a tener un negocio propio? ¿Para qué eres bueno? ¿Qué te gustaría crear o hacer? ¿Cuál es tu propósito con este emprendimiento? Si no estás en capacidad de darte estas respuestas, mucho menos estarás en capacidad de enfocarte en un negocio específico, para el cual te comprometas y disciplines. De manera que es indispensable hacer algunas reflexiones previas. ¿Esta idea de emprendimiento es compatible o incompatible con tu trabajo actual?

Si eres publicista en una agencia de publicidad y lo que quieres es crear tu propio estudio creativo, pues no se vería, ni estaría bien, que te sonsaques clientes o que le compitas a tu empleador en aquello que hoy día haces. Ante todo, la rectitud.

Así que es completamente válido tener un negocio en paralelo, siempre que este no compita con la actividad de tu actual empleador. Salvo que tengas un acuerdo que no implique dedicación exclusiva.

¿Tienes la formación requerida para iniciar este emprendimiento?

Así como existe la posibilidad de que quieras emprender en tu formación, basado en tu experiencia profesional o laboral previa, también cabe la posibilidad de que quieras un gran cambio en términos de tu actividad laboral.

Para los dos escenarios conviene preguntarse qué puedes capitalizar de tu experiencia previa. Y según qué tan afín o no esté con tu profesión tu idea de emprendimiento, así mismo será necesaria la inversión en la formación de competencias y conocimientos que puedas requerir para tu iniciativa de negocio.

Ten en cuenta que tu formación, como gestor y fundador de tu emprendimiento, es una inversión más del negocio mismo, como lo sería un local, trabajadores, materias primas, entre otros. Y sea cual sea la actividad por la que optes, convendría profesionalizar tus capacidades y destrezas para desempeñarte en la misma.

¿Quieres emprender solo o con socios?

Esta es una variable que suele ser objeto de duda para muchas personas. Tener socios tiene ventajas y desventajas y al momento de emprender en paralelo a un empleo puede traer consigo:

  • El beneficio de repartir tareas y funciones de cara a un plan de acción que se concilie.
  • Pero a su vez el reto de definir un norte u objetivos compartidos, llegar acuerdos en compromisos y responsabilidades.

Como muchas cosas en la vida, tendrá sus pros y sus contras, pero debe ser algo que no debería tomarse a la ligera, si ya hay claridad de en qué materia o actividad quieres emprender.

¿Haría sentido buscar un coach o mentor para el proceso de emprendimiento?

Crear nuevos hábitos y hacer compromisos reales puede demandar, a veces, más que un acto de decisión o determinación, de ahí la conveniencia de buscar acompañamiento profesional para emprender esos proyectos o cambios de vida, que ameritan trabajar con nuestras creencias, rutinas y maneras de encarar nuestra realidad.

Comenzar un negocio o emprendimiento en paralelo a nuestro empleo implica, sin duda, salirse de la zona cómoda, o bien porque implica sacrificios en términos de tiempo de descanso, compartir en familia, pareja o amigos, o bien porque demanda hacer inversiones, privarse de gustos, entre otros.

Ese ejercicio de salir de la zona cómoda puede generar temor, ansiedad, pero de la motivación que tengamos y la manera cómo lo encaremos podrían desprenderse igualmente beneficios como autoestima, valentía, creatividad, entre otros.

    ¿Sabes qué recursos puede requerir al menos para el arranque tu emprendimiento?

    Cuando ya tienes claro lo que quieres crear, las capacidades que amerita desarrollar y la decisión de liderar tu emprendimiento sólo o en compañía, conviene profundizar en los recursos mínimos necesarios para hacerlo viable. Imagina no sólo recursos económicos, sino de tiempo y relaciones.

    Hacer un estudio preciso de esos recursos necesarios, sin excesos ni escasez, es determinante. Es muy probable que requieras ahorrar, o generar ingresos, para tener un presupuesto mínimo base. También podrías concluir que definitivamente requieres un coequipero, si la cantidad de tareas previsibles excede tu disponibilidad real de tiempo. O podría, incluso, implicar que vuelques tus ojos a activar contactos y conversaciones que pueden influir positivamente en tu emprendimiento.

    Para dar respuesta a todos estos interrogantes, requieres tomártelo a pecho, sacar un tiempo razonable, dedicación y energía. Podrías igualmente ponerte en manos expertas y pedir apoyo. Lo fundamental: tomar acción. Así no te quedas en el mundo de lo que te gustaría, de los hubiera o de los podría.

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    Catalina Vega

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