En la oscuridad silenciosa de mi encierro, me pregunto el motivo y no comprendo el porqué. Siempre busqué una respuesta, y puede ser que al final, la encuentre. Tantas veces me he repetido, que quizás soy la culpable y que no debí contestarle así. Pero hablo cuando no debo, y me callo cuándo tengo que hablar. —Y si, siempre hago lo mismo…
En los largos silencios que me acompañan, después de haber derramado mil lágrimas, y de haber perdonado mil veces, los golpes que creí haber merecido, no comprendo el porqué, de esta vida sin respuestas. Y porqué sigo aferrándome a la idea que algún día cambiará, creyendo que quizás la próxima vez, sabré callarme a tiempo. —A tiempo de qué?. —Ahhh! ya sé!, antes que sus manos rodeen mi cuello, mientras escupe mi cara y me grita enfurecido.
—¡porqué me haces esto!
—¡tienes la culpa, que me ponga así!
—¡me provocas, CÁLLATE!
—¡eres una hija de p… !
—Y si… quizás tenga razón y soy culpable, espero lo que nunca llegará, ¿porqué no me voy y pido ayuda, porqué sonrío a todos y le defiendo? —no sé…
—¿Es el miedo a quedarme sola, y no soy capaz de vivir sin él? o ¿estoy esperando que algún día esto pasará y seré libre?
—¡Siii, es eso, ahora lo veo claro!, mientras cruzo el umbral, la luz delante de mí me ha despertado, soy consciente y vuelo cómo un pájaro, mis pensamientos revolotean a mi alrededor, entre feliz e incrédula, ya no lucho, ni lloro, ni me defiendo…
—¡??? ?????!
Ya no escucho sus gritos, ni tengo miedo, tampoco fuerzas… mi último aliento se quedó entre sus manos, que apretaban mi cuello, mientras mi corazón se preguntaba por última vez, ?????é…
Microrrelato dedicado a las mujeres que sufren y siguen al lado de su maltratador hasta que les roban la vida.
¡NO ESTÁS SOLA, PIDE AYUDA!