Ego
Desgraciadamente solemos hacer responsable al resto de nuestras luchas internas.
Descargamos en el otro nuestra frustración y nuestros miedos.
Fruto de ese estado convertimos a nuestros amigos en enemigos.
Nuestras inseguridades se vuelven sus fortalezas.
El miedo ciega.
Se apodera de tu mente y puede transformar a tu aliado en tu mayor verdugo.
Somos incapaces de reconocer nuestra responsabilidad e intentamos desprestigiar al otro solo para sentirnos vencedores, y no por méritos propios, sino, por hundir a quien un día confío en nosotros.
Es normal, nos han educado en la culpa y contra ello y contra uno mismos es la guerra de nuestra era.
La mayor batalla que tenemos que enfrentar en estos tiempos.
Tiempos del ego, tiempos del miedo.
Ese ego, Ese yo supremo, ese pretender quedar siempre por encima, pone de manifiesto nuestra parte más mezquina.
No nos conocemoss, solo conocemos nuestras carencias.
Estamos siempre a la defensiva ese comportamiento no es ni más ni menos que una reacción a nuestra falta de autoestima.
Es ese ego demoledor. Es ese un ruido ensordecedor.
Esos pensamientos devastadores que
dejan al descubierto nuestros mayores temores.
Somos nuestra mayor amenaza y nuestra propia condena.
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