¿Es el miedo una emoción negativa? ¿Está mal sentir miedo a la hora de buscar empleo? ¿Es inevitable e incontrolable? ¿A caso no puedo hacer nada al respecto e indefectiblemente me sentiré atemorizado a lo largo del proceso?
A pesar de haber escuchado hablar en reiteradas oportunidades de emociones buenas y malas o de emociones positivas y negativas, es esto una forma errónea de clasificarlas, pues toda emoción tiene su fundamento y razón de ser, generándose en una situación específica con una finalidad determinada.
Este es el caso del miedo que, si bien puede ser en muchos casos una emoción displacentera, tiene un fin fundamental: preservar nuestras vidas al advertirnos sobre posibles peligros.
En muchos casos, el miedo es una respuesta emocional acorde a los estímulos recibidos, de esta manera, que la búsqueda laboral despierte en mi persona esta emoción es perfectamente esperable.
Lo importante es que hacemos frente al mismo: ¿nos paralizamos o accionamos aún con miedo? Sería bueno apreciarlo no en términos paralizantes sino como precaución, como un indicador interno de que debo ser cauteloso (toda emoción en definitiva es un indicador de algo, es el lenguaje del cuerpo).
¿Cómo podemos trasladar esta forma de concebir al miedo a mi búsqueda de trabajo?
Re-interpretándolo de otra forma: una invitación a prepararnos para hacer frente a este proceso de la mejor manera posible (y ya no como una amenaza).
En este sentido, podríamos pedirle a un especialista que evalúe nuestro CV, si tenemos la posibilidad tomar cursos de actualización, practicar para la entrevista, investigar en profundidad las posibilidades laborales del mercado en función a mi perfil e identidad laboral, trazar un plan de búsqueda que incluya numerosas fuentes de reclutamiento y no solo los buscadores de internet, entre tantas otras acciones estratégicamente diseñadas en pos de encontrar empleo.
Identificar y enfrentar nuestros miedos se vuelve una condición necesaria de toda persona que quiera lograr objetivos y tomar las riendas de su vida, la mejor forma es pasando a la acción, aún con miedo, sin mediar tanta reflexión (la cual es muy buena pero a veces se vuelve excesiva y una escusa para no accionar).
Yo también siento miedo, claro que si, y hay una pregunta que suelo hacerme en estas situaciones que me ha resultado muy útil, te la comparto: ¿qué pasaría si…? ¿Qué pasaría si encontras ese empleo alineado a tu vocación e intereses? Otra pregunta que puede ayudar y, de alguna manera es la opuesta a la anterior, sería: ¿qué es lo peor que podría pasar?
Interpretar al miedo como precaución e invitación a una adecuada preparación, ¿hará que desaparezca?
Definitivamente no, creerlo sería infantil. Lo que sí puedo decirte es que te posicionará frente la de búsqueda laboral de una manera más estratégica al prepararte para el proceso y ayudarte a gestionar esa emoción. Si lo logramos, será un gran aliado en el camino de alcanzar metas y concretar proyectos.
Asimismo, la práctica hace al maestro, es muy probable que a medidas que sumes entrevistas laborales en tu haber, más te prepares y gestiones tus emociones, el miedo disminuirá y será mucho más tolerable.
“Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él”. – Nelson Mandela –
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