El Sacrificio del Papa Francisco 

“Aunque el Mesías ha nacido y vive en algún lugar, aún es desconocido. En realidad, ni siquiera él mismo sabe que lo es, ni tendrá poder alguno hasta que venga Eliyah’u (Elías el profeta), quien le ungirá y le revelará todo.” (Trifón Judaeo; siglo II)

En mi artículo “Nacimiento… de un Rey?” te cuento que Jesús es el Primer Mesías. En la publicación “El Papa Francisco, Segundo Mesías” te explico por qué el Papa es el Segundo Mesías. Los judíos sostienen que luego de la muerte del Primer Mesías (descendiente de José), vendría el Profeta Elías a ungir al Segundo Mesías (descendiente de David). Siendo que el Primer Mesías fue Jesús, y ya sabemos que el Segundo Mesías es el Papa Francisco, ¿quién es el Profeta Elías?

En mi último artículo “Portador de un milagro” te hablé de Lázaro (Simón el zelote, autor del Evangelio de Juan). También te conté que Lázaro debía volver, y de ese asunto te hablaré en esta publicación. Pero te anticipo que el regreso de Lázaro, más que ser novedoso en sí, traerá aparejado un sacrificio, el Sacrificio del Papa.

Luego de haber resucitado, Jesús dijo a Pedro “-Sígueme.” (Jn 21,19). Pedro, no sólo seguiría a Jesús por el hecho de ser el Segundo Mesías, sino que también debía imitar el camino recorrido por Jesús. Es decir, el Evangelio de Juan nos narra la historia de Jesús, y al mismo tiempo profetiza lo que vivirá Pedro (el Papa Francisco).

Del mismo modo que Jesús resucitó a Lázaro, y fue lo que provocó la toma de decisión de dar muerte a Jesús, con el Papa sucederá lo mismo. El Papa Francisco debe resucitar, una vez más, a Lázaro (Simón, discípulo amado por Jesús), lo que causará el desenlace del Sacrificio del Papa.

Antes de continuar, te sugiero que leas mi libro “La Intérprete” en donde profundizo con más detalle lo que desarrollaré de manera breve en esta publicación. Encontrarás mi libro en el link de mi biografía de Instagram donde podrás descargarlo gratuitamente. En mi libro también podrás consultar la bibliografía y las referencias de todo mi escrito.

Según el Evangelio, quien decide que debe morir Jesús es Caifás, luego de enterarse de la resurrección de Lázaro:

“Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces el Consejo y dijeron:

-¿Qué hacemos? Este hombre está haciendo muchos milagros. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, entonces vendrán los romanos y nos destruirán el santuario y la nación.

Uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:

-No entienden nada. ¿No ven que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación?

No lo dijo por cuenta propia, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por la nación. Y no sólo por la nación, sino para reunir en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así, a partir de aquel día, resolvieron darle muerte.” (Jn 11, 47-53)

Esta sentencia de muerte, emitida hacia Jesús, también será emitida al Papa Francisco, y lo hará un califa. El califa es el sucesor y delegado del profeta Mahoma, en la dirección de la comunidad musulmana, sin la condición de profeta de éste.

El “Caifás” de este tiempo, “sucesor” de Mahoma, es un califa autoproclamado, el líder del protoestado yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante Abu Bakr al-Baghdadi. En octubre de 2019, unidades de la Fuerza Delta del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de los EE. UU, supuestamente dio muerte a al-Baghdadi. ​ Pero para el gobierno de la República Árabe Siria el anuncio de la muerte del líder de Estado Islámico por parte de Estados Unidos, no es fiable. Yo, como La Intérprete, me pliego a este mismo parecer.

“El Estado Islámico está obsesionado con el fin del mundo, porque piensan que ellos lo van a traer y ven señales de las profecías sagradas en todas partes».

Para el Estado Islámico, la ciudad siria de Dabiq, cerca de Alepo, es de gran importancia, al punto que llamó a su revista de propaganda como la ciudad. Aunque estratégicamente no tiene mayor importancia y no es más que una planicie agrícola, gastaron grandes recursos y sacrificios en tomarla. Esto, porque según sus profecías, esta será la ciudad en que las tropas de «Roma» harán su campamento y donde el ejército del Islam las enfrentará y vencerá, aunque no está claro quién sería «Roma» ahora, se puede suponer que se trata de cualquier ejército de infieles, especialmente occidentales.”

Como te darás cuenta, tanto en la profecía de Caifás como en la de los musulmanes, hablan de la invasión de los romanos, pero esta invasión se refiere, en realidad, a la Iglesia de Roma, pues todos creerán en el Papa Francisco, y ante el temor que su nación desaparezca, condenarán al Papa a muerte.

Siguiendo el camino de las últimas horas de Jesús, ahora me tocaría hablarte del traidor, Judas, que era uno de los doce discípulos de Jesús. El Papa es un jesuita, y siendo que el camino del Segundo Mesías nace con la Compañía de Jesús, el traidor será un jesuita. El punto es que me parece incorrecto dar su nombre, pues es un hombre “religioso”. Lo que confirma que el traidor es un jesuita es que Judas Iscariote es hijo de Simón; el traidor del Papa también es hijo de Simón, de Simón Rodrigues, fundador de la Compañía de Jesús.

Agrego a este controversial asunto, que el Papa tendrá un “último almuerzo”, como lo profetizó la pintura de Leonardo da Vinci en La última cena (Ver enlace). Entre los comensales estarán Simón, el discípulo amado, y Judas, el jesuita traidor.

Luego que Judas Iscariote entrega a Jesús, es interrogado por Anás y Caifás, y finalmente, Jesús, es puesto en manos de Pilatos. En el recorrido al sacrificio que debe hacer el Papa Francisco, el rol de Poncio Pilatos lo encarna el presidente de Estados Unidos Donald Trump.

El nombre Donald, es de origen escoses, y significa “gobernante del mundo”, pero no es sólo esto lo que coloca a Donald Trump en el papel de Pilatos.

El 24 de mayo del año 2017, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a Donald Trump. Esta fue una reunión que generó mucha expectativa y comenzó siendo un poco tensa. Este encuentro está regido por una serie de “signos” que señalan a Trump como Pilatos, y al Papa como Mesías. Esos “signos” se ven claramente en el intercambio de obsequios que ambos hicieron. Los regalos, que el Papa Francisco da a los mandatarios que lo visitan, son protocolares, por lo tanto, no fueron exclusivos para Trump, aunque sí el conjunto de obsequios. Mientras te voy contando sobre los obsequios, te iré mostrando las equivalencias con Pilatos y Jesús.

Trump entrega, en primer lugar, al Papa una colección de libros de Martin Luther King, cuyo nombre de nacimiento es Michael King. Michael se deriva de la “Mikha’el” hebreo (מִיכָאֵל) que se traduce, por extraño que parezca, en una pregunta: “¿Quién como Dios?”, el apellido King se traduce como “Rey”. Cuando Jesús estuvo ante Pilatos, luego de coronarlo Rey, con una corona de espinas y un manto rojo, los sumos sacerdotes y policías del templo pedían a Pilatos que crucificara a Jesús por el siguiente fundamento: “… -Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.” (Jn 19,7), tras lo cual Pilatos se asustó mucho. A esta pregunta “¿Quién como Dios?” la contestó Jesús en su resurrección y demostrando su divinidad; de igual modo la contestará el Papa en su debido tiempo. Jesús fue coronado Rey de los judíos por Pilatos, el Papa es Rey de la Iglesia que surge del judaísmo, y que se funda en Roma.

El Papa entrega a Trump, en primer lugar, un medallón símbolo de la Paz, que el Papa le va describiendo su significado. Le cuenta que fue hecho por un artista romano, y consiste en un árbol de olivo, como símbolo de Paz, que tiene dos ramas porque está la división de la guerra entre ambas, y el olivo, lentamente, se une para la Paz. El olivo era un tipo de árbol que en época de Jesús usaban para la cruz. Es fantástica la coincidencia entre el artista romano que realizo el medallón, y el romano que hizo la cruz (con dos ramas) de Jesús.

Luego le entregó el mensaje mundial que escribió el 1° de enero de 2017, para la Jornada Internacional de la Paz. “Lo firmé especialmente para usted”, le dijo Francisco. Aunque Pilatos, finalmente, manda a crucificar a Jesús, él le dice: “-Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.” (Jn 19,11), como si Jesús quisiera sacarle la culpa a Pilatos. Entonces, aunque Donald Trump autorice (por dictamen, o por silencio) la ejecución del Papa, éste, de manera anticipada, le entrega una carta de Paz, para quitarle la culpa.

Luego que un sicario le dé muerte al Papa, quien pedirá su cuerpo a Trump (Pilatos) para darle sepultura será el hombre que simboliza a José de Arimatea (Jn 19,38). Este hombre es Mahmud Abás, presidente de Palestina. Este pedido de Abás a Trump, tiene que ver con solicitar la intervención de Estados Unidos contra las fuerzas del Estado Islámico, para recuperar el cuerpo del Papa.

Uno de los primeros “signos” que señalan a Mahmud Abás como José de Arimatea tiene que ver con el nombre: José es un nombre masculino de origen hebreo. Deriva de yôsef (יוסף) “añada”, del verbo lehosif (להוסיף) “añadir”. Por otro lado tenemos la procedencia de José: Arimatea, que significa “lugar alto”. Como si dijera “añádeme Señor alguien de un lugar alto”, y esta añadidura tiene que ver con que el Papa sumará a musulmanes a la religión cristiana.

Mahmud Abás nació en tierra Israelí, en Safed, antiguo Mandato Británico de Palestina, el 26 de marzo de 1935. Aunque nunca se supo dónde está ubicada Arimatea, se sabe que era un “lugar alto”. Safed es una ciudad de Galilea y se encuentra a 900 m.s.n.m., por lo que se considera un lugar alto. Siendo que la mayoría de los discípulos de Jesús, al igual que él, eran de Galilea, no es extraño que José de Arimatea, también lo sea.

Otro “signo” que señala a Mahmud Abás como José de Arimatea, tiene que ver con los regalos protocolares. En la primera visita que realizó Mahmud Abás al Vaticano en octubre de 2013, el Papa le regaló a Abás una pluma y le dijo que –Usted debe firmar muchas cosas-. Esta pluma tiene la forma de una columna del baldaquino de San Pedro, bajo el cual se encuentra la tumba de Pedro. Te recuerdo que fue José de Arimatea el que le cede una tumba a Jesús. En este caso, Abás (José de Arimatea) le donará una tumba a Pedro (el Papa Francisco), pues es Pedro quien sigue a Jesús en su martirio.

Para la visita que Mahmud Abás realizó al Papa en mayo de 2015Francisco, le regaló una medalla con la forma del Ángel de paz, que «destruye el mal espíritu de la guerra», destacó el Papa, agregando: «pensé en ti pues tú eres un ángel de paz». No creo haber escuchado al Papa diciéndole a ningún mandatario semejante halago. Más allá de ser la muerte del Papa el desencadenante, Mahmud Abás será el encargado de transmitir, con el ejemplo, y mostrar al mundo que es posible la Paz.

El Papa Francisco y Mahmud Abás están unidos por la construcción de un camino de Paz, en donde está involucrada la muerte y sepultura del Papa. Esto se corrobora con el obsequio que Abás donó al pontífice el día 14 de enero de 2017, en otra visita al Vaticano. El regalo fue una piedra procedente del monte del Gólgota, o Monte del Calvario, donde se encuentra la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén.

Este camino de Paz que deberá recorrer Mahmud Abás, no será en solitario, y justamente allí comenzará a “hermanar” el mundo.  Abás será acompañado por el íntimo amigo del Papa Francisco, el Rabino Abraham Skorka, quien representa a Nicodemo (Jn 19,39), y que juntos darán sepultura al Papa.

Nicodemo, perteneciente al partido fariseo, fue quien se acercó una noche para hablar con Jesús (Jn 3,1-21). Su diálogo, de trasfondo filosófico, habla sobre lo necesario para ver el reino de Dios (sólo naciendo de nuevo). Abraham Skorka y el Papa Francisco escribieron juntos un libro titulado “Sobre el Cielo y la Tierra”. Este libro es el resultado de una serie de profundas conversaciones que mantuvieron de manera alternada en la sede del Episcopado y en la comunidad judía Benei Tikva. En sus encuentros transitaron las más variadas cuestiones teológicas y terrenales. Dios, el fundamentalismo, los ateos, la muerte, el Holocausto, la homosexualidad, el capitalismo, entre otros. Este libro escrito entre ambos simboliza el encuentro, o la charla filosófica, entre Nicodemo y Jesús.

Según el Evangelio de Juan, cuando Nicodemo fue, junto con José de Arimatea a dar sepultura a Jesús, llevaba consigo 45 kilogramos, aproximadamente, de perfume (Jn 19,39). Esta cantidad de perfume era exageradamente abundante, pues ni los grandes reyes eran sepultados con tanto perfume. Por lo que, lógicamente, el autor muestra que hay algo oculto tras esa exagerada cantidad de perfume: María Magdalena. Fue Jesús mismo quien lo anunció, cuando ella derramó perfume en sus pies y los secó con sus cabellos (Jn 12,1-3). Judas, luego de ver esa escena, reclamó por qué no se vendía el perfume, y Jesús le dijo: “-Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura- (Jn 12,7). Por lo tanto, Abraham Skorka, asistirá a dar sepultura al Papa acompañado de una mujer. Sin importar quién sea ella, va como símbolo de amor y ternura, entre la Paz que empieza a construirse con la hermandad de tres religiones.

Te preguntarás cuándo acontecerán todos estos hechos. Según mi modo de interpretar (cabiendo la posibilidad de error), la resurrección de Lázaro debió haber secedido el 14 de diciembre pasado. El Sacrificio del Papa sería el viernes 25 de diciembre coincidiendo con la navidad y con el día de la semana en que Jesús fue crucificado. Esta fecha también coincide con el “sacrificio de los inocentes” que se realizaba en la Saturnalia. Y finalmente, el Estado Islámico consideraría el nacimiento de un rey (como todos los “reyes” nacidos el 25 de diciembre), a Abu Bakr al-Baghdadi. Pues él será el supuesto salvador del mundo islámico, ya que se encargará de dar muerte al Papa.

Del mismo modo que Jesús resucitó al tercer día, el Papa Francisco resucitará el domingo 27 de diciembre del año 2020. Con él, resucitaremos todos nosotros, con un cambio de paradigma, con una consciencia de unidad.

Todos los hijos de Dios serán discípulos suyos, discípulos del AMOR.

Carolina Carbonell