LA BÚSQUEDA

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. Eduardo Galeano,

Me desperezo en la cama y sin abrir aún los ojos siento la brisa cálida que entra por la ventana y la siento en mi piel, se nota que el verano está cerca. Y visualizo el mar cristalino y pienso lo afortunada que soy de vivir tan cerca de él y saber que en breves momentos mi cuerpo se deslizará en sus aguas aún frescas.

Me estiro y me desperezo, respiro con calma y profundamente. Visualizo el día que tengo por delante y me doy la vuelta intentando retener el placer absoluto de ese mágico momento de despertar.

Me viene a la cabeza que la vida es un búsqueda, me entretengo con ese pensamiento.

Estiro mis brazos y arqueo mi cuerpo, siento mi piel, tenso mis músculos, y agradeciendo a la vida, me preparo para enfrentar mi jornada.

El haber elegido el camino de la consciencia, el buscar sendas de crecimiento, el pretender aumentar la conexión con mi cuerpo y mi mente, no es un camino fácil, pero sí muy gratificante.

Sin embargo, lucho como cualquier otra persona, porque mantener los hábitos saludables cuesta, porque conectar con lo mejor de ti exige un trabajo diario; porque ofrecer tu mejor versión exige apartar diálogos contaminados y sobre todo no perder la luz.

Vivir en armonía y en paz, significa vivir buscando, vivir analizando, vivir fluyendo, vivir día a día conectada a ti, a tu mente, a tu cuerpo, a tus emociones, a tu respiración.

Ser conscientes de que podemos cambiar la manera de ver las cosas, implica también intentar vivir con coherencia, amar lo que hacemos, sacar resentimientos, dar gracias, aprender a escucharte, dejarnos sorprender, soltar la necesidad de controlar, decidir quién quieres ser en cada momento y vaciarnos de prejuicios y creencias.

¡¡Y aun así leyendo en voz alta esta preciosa teoría … como nos cuesta!!

¿Cómo puedo transmitiros el comienzo? ¿Encender la luz?

 Es difícil, pues es diferente para todos, y es muy personal.

Sin embargo, el inicio está marcado por un propósito de cambio. El propósito conlleva una escucha activa de nosotros mismas, y de nuestras emociones, ¡por favor no esperemos a enfermar!

Luego viene el conectar con nosotras, reordenando lo que hasta ahora han sido prioridades.

Reconocer y expresar las emociones podría ser un excelente paso a seguir.

Y luego ejercitar la conexión con el amor y todos los sentimientos que lo rodean (gratitud, generosidad, entrega, bondad, empatía, compasión, aceptación, etc.); dejando de lado los miedos, aquellos que nos paralizan, aquellos que no nos permiten avanzar, aquellos que conectan con la peor versión de nosotros mismos.

Para finalizar vendría ciertas dosis de curiosidad y compromiso.

¿Qué puedo aportaros de mis vivencias?

Puedo deciros que no ha sido de un día para el otro, que uno va cumpliendo años y va sintiendo cambios interiores. Al principio sutiles, que tienen que ver con identificar y centrarse en lo importante. Luego ya tu voz es cada vez más fuerte y propia. Nada hay que pueda detener a la voz interior, que te repite cada día que la vida es un don y que ser feliz es una obligación.

Este manoseado concepto de felicidad pasa por un gran trabajo personal y no es desde luego estar contenta permanentemente, sino sentir tu corazón lleno de amor y gratitud ante el simple hecho de estar viva, de amar y de ser amada.

También contaros que unido a los cambios internos van a pareciendo lenta pero inexorablemente, y sin que los llamemos, los cambios físicos.

Aquellos que te avisan que tu cuerpo está cambiando, y, que sería muy inteligente hacerle caso porque si no un día se va a enfadar y te enfermarás.

Normalmente los primeros signos pasan desapercibidos, estamos acostumbrados a seguir, a producir, a batallar. Casi siempre es recién después de algún periodo de enfermedad, cuando caemos en cuenta que la cosa va muy en serio, y ya no puedes negarlo.

Tu cuerpo continuará cambiando y debemos de prepararnos para cuidarlo cada vez más.

Así que ya estamos instalados en la edad adulta, con la vida pasándonos factura, y con varias décadas a nuestras espaldas.

 Sin embargo, es ahora cuando necesitaras aún más toda tu fuerza, toda tu energía. Porque debes de volver a reconocerte, debes de volver a quererte. Porque serás la misma pero diferente, y deberemos de aceptarnos para poder seguir brindando a nuestra familia y amigos lo mejor que podemos ofrecer.

 ¿Y qué pasará en el camino?

Que, aunque tengamos claro lo que queremos, que pretendamos alimentarnos bien, dormir mejor, ejercitar nuestro cuerpo respirar mejor, conectar con nuestras emociones, rechazar relaciones tóxicas, alejaros de lo que no queremos ya más en nuestras vidas, y un largo etc. Pues eso, que, aunque lo tengamos claro, cuesta mucho y, no siempre lo conseguimos y caemos, y vamos para atrás y no lo conseguimos, pero lo retomamos. Creo que ahí está la clave, en retomarlo en seguir, en seguir siempre para adelante.

Y buscar en los seres queridos ese apoyo indispensable para crecer, y no avergonzarte de pedir ayuda. Porque ellos te conocen, y pueden recordarte cuando flaqueas quién eres, quien has sido, y, a veces palabras como:

“la mayor fortaleza eres tú misma”, o “sigue derrochando amor por tus hijos y nietos” y “no me digas que tienes pereza o miedo después de todo lo que has vivido y todo lo que has pasado”, o tal vez “has dejado muchas veces de lado tus proyectos por apoyar a la familia” o “arranca, deja de dudar, deja de dar vueltas”, y “continua emprendiendo”, pueden ser palabras que resuenen en tu cabeza y te impulsen a recordarte quién eres, que quieres, y respirar profunda y calladamente y continuar. Siempre para adelante, siempre buscando.

Así que te invito a seguir reflexionando, a seguir buscando y buscar siempre esa palabra que te recuerde quién eres.

Ánimo, parte de esta vida es la búsqueda, es estirarse, desperezarse, es sentir, es disfrutar esos mágicos minutos antes de abrir los ojos y saltar de la cama.

Con cariño, Gra.

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