Las personas que vienen a tu vida, son maestros.
Esta mañana he tenido una conversación con un Yogui muy interesante. Hablábamos sobre las relaciones interpersonales y lo que estás nos pueden llegar a desestabilizar si no estamos atentos. Si a estas relaciones les añadimos el componente romántico, esto se duplica. En la conversación tocábamos diferentes aspectos.
Un aspecto es el componente de sufrimiento/culpabilidad que añadimos a lo que nos sucede. No es lo que te hagan/digan, es como te lo tomas tú y cómo reaccionas ante ello. Asumir tu parte de responsabilidad es clave. Nadie te hace nada, eres tú que, por algún motivo, permites ciertas actitudes y comportamientos. OBSERVA.
Otro es el lugar en el que tú mismo te sitúas ante una situación. Si te pones por delante de esa persona o dejas que te pongan detrás (en sentido metafórico). Esto se debe al amor propio. Si tú amor propio es saludable jamás te rebajarás a las circunstancias de nadie. Antepondrás tus necesidades ante cualquier persona. Recuerda que el amor propio nos habla de priorizar tu necesidades y no tus deseos.
Otro componente es la intuición. Esa voz interior que te guía hacía los lugares más acertados para ti, que no entiende de lógica ni razón. Es pura sabiduría. Es amor. Si tu intuición te dice que por ahí no, escúchate. Tu cuerpo te estará dando señales que es probable que no estés sabiendo reconocer. Hazte caso.
Y la más importante es saber dar valor a la enseñanza que esa persona ha venido a entregarte. Quizás en un primer momento no seas consciente de ello, pero están. Hay cosas de nosotros mismos que no somos capaces de ver por nuestra cuenta, de ahí que otra persona tenga que venir a enseñarte. Aprende. Da las gracias y suelta. Acepta que era lo que necesitabas aprender y continúa. La vida es una oportunidad maravillosa para no dejar de aprender. Y cómo más lo hacemos es relacionándonos con otras personas.
En la interacción están los aprendizajes y las lecciones. De esas relaciones salimos más fuertes, más sabios y más conscientes de todo lo que nos queda por aprender. Si permaneciésemos en nuestra burbuja o zona de confort, aprenderíamos muy poquitas cosas. No nos neguemos la oportunidad de adquirir maestría y vivamos. A eso hemos venido y eso es lo que nos vamos a llevar. No veamos culpa y dolor. Veamos Maestros de vida.
TODOS SOMOS MAESTROS Y APRENDICES
NAMASTE
Lu me encanta el artículo.
Pienso que todas las personas que se cruzan en nuestro camino es para que aprendamos algo.
A veces el aprendizaje es agradable y otras es más duro, pero siempre nos servirá en la vida para adquirir experiencia.
Gracias por compartirlo.
Namasté.