Carta a Dios.
Padre.
Escribo esta carta, llena de comprensión y arrepentimiento, expresando totalmente mi agradecimiento y humildad por permitirme disfrutar la experiencia de vida.
Reconozco que actúe con vanidad, orgullo y arrogancia, al fabricar ilusiones a las que llame padre y madre, jefes y otras autoridades haciendo la voluntad del ego.
Por mucho tiempo los pensamientos fueron erráticos y me consideraba el creador de ellos, inocente de mi inconciencia, era el soñador de un sueño.
Fabrique un mundo de carencia y terror, mi ego, se adueñó de cada idea inspirada que procedía de ti y me decía yo soy tu creador.
Perdido en la tempestad de los pensamientos me confundí con lo humano, con el ego y pensaba que era mi única realidad y verdad, pero nada de esto es real.
Por encima de todo hoy me observo, y veo que soy tu herramienta padre, una herramienta de Dios, y que en todo momento has manifestado lo mejor para la vida y la existencia.
Toda decisión que tome desde los pensamientos del ego me llevó a situaciones de carencia y miedo.
Cuando aprendí que debía decidir en favor de ti halle la verdad y la abundancia infinita, mi herencia, de la cual soy digno merecedor, soy tu Santo Hijo, producto de tu amor.
Mientras decidía a favor del ego, invente diversos rituales, mantras, afirmaciones, oraciones, frases, ídolos, rituales y cientos de invenciones para atraer dinero.
Con esto creía que el dinero era abundancia; cuando en realidad reside en saber que lo tengo todo y que no decido en favor de nada. Que todo lo que se me da es una manifestación divina de tu voluntad, la cual solo debo aceptar y disfrutar.
Es por eso que me hago a un lado y permito que manifiestes tu abundancia en todas las áreas de mi existencia.
Mis pensamientos son los pensamientos de Dios y únicamente hago la voluntad de Dios a cada instante.
Mi voluntad y tomar los pensamientos de Dios como propios me separan de ti padre, llevándome a la carencia, al sufrimiento y al dolor por apego a lo material y emocional.
No requiero del amor externo, el único amor que requiero es el amor de Dios, el amor de mi padre y creador; que mora dentro de mí y yo moro en él, en perfecta unidad.
Pongo el futuro en tus manos, que se manifieste y haga toda tu voluntad.
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