Los principales beneficios del ejercicio en las personas mayores, aun siendo una práctica diferente a la de los jóvenes favorecen su salud física y mental.
El desconocimiento de los beneficios del ejercicio en las personas mayores ha limitado las consecuencias que tiene un estilo de vida activo sobre su salud.
Un estilo de vida saludable en las personas mayores es esencial y fiable no solo para mejorar su salud sino también para su capacidad funcional.
Beneficios sobre la mortalidad
Gran cantidad de estudios han mostrado una relación entre la actividad física (sea regular o de manera ocasional) y la reducción del riesgo de mortalidad.
Beneficios en el perfil lipídico
Los beneficios del ejercicio en las personas mayores sobre el perfil lipídico han sido ampliamente estudiados, mostrando que un estilo de vida activo reduce el colesterol.
Concretamente, aquellas personas con un estilo de vida activo a los largo de diez años tienen un mínimo aumento del colesterol LDL de un 3,9%.
Mientras que las personas que durante el mismo periodo de tiempo siguen un estilo de vida sedentario ven incrementar sus niveles de colesterol hasta 18,2%.
Además, estos beneficios del ejercicio en personas mayores pueden obtenerse incluso con programas de entrenamiento aeróbico de baja intensidad a partir de los cinco meses.
Modificación de la composición corporal
Tanto la actividad física como programas específicos de entrenamiento son capaces de revertir (al menos parcialmente) los cambios de la composición corporal en personas mayores.
Las personas mayores inicialmente sedentarias que adoptan un estilo de vida activo pueden preservar la masa muscular, masa grasa y masa ósea en niveles saludables.
Se ha demostrado que aquellas personas físicamente activas a lo largo de la vida tienen menor riesgo de sufrir patologías asociadas a la composición corporal.
Entre los principales beneficios del ejercicio en las personas mayores se encuentra un menor riesgo de padecer enfermedades comunes como: sarcopenia, osteoporosis, sobrepeso y obesidad.
Prevención de diabetes tipo II
Los beneficios del ejercicio físico en la prevención de la diabetes están bien establecidos en la población en general, no solo en las personas mayores.
Tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de fuerza están asociados a un menor riesgo de diabetes tipo II, particularmente en personas con alto riego.
De hecho, actividades como caminar, jardinería y ciclismo se asocian con una mayor concentración de glucosa plasmática y menor prevalencia de intolerancia a la glucosa.
Lo anterior beneficia a hombres de edad avanzada, con edades entre sesenta y nueve a ochenta y nueve años, también una menor incidencia en mujeres.
Prevención y control de la hipertensión
Actualmente es bien sabido que el ejercicio aeróbico es una gran herramienta que ayuda notablemente a reducir la presión arterial en personas hipertensas como normo–tensas.
También es evidente que la inactividad física se asocia con un mayor riesgo (30-50%) de desarrollar presión arterial alta entre las personas de mediana edad.
Aunque estos efectos positivos parecen ser menores en personas de edad avanzada diversos estudios muestran reducciones tanto de la presión sistólica como diastólica en mayores.
Concretamente, personas sanas sedentarias normo-tensas de sesenta a setenta y nueve años de edad disminuyeron significativamente su presión sistólica y diastólica después de seis meses de ejercicio.