VIAJE EMOCIONAL

Desde la niñez aprendemos que algunas emociones son buenas y otras malas. Entonces, tendemos a evitar las que pensamos que son «malas». Así es como vamos reprimiendo nuestro llanto, nuestros gritos, nuestros enojos, nuestra angustia. Ahogamos esas penas y se van formando nudos en distintas partes de nuestro cuerpo.

Uno de los más comunes podría ser el famoso «nudo en la garganta», que nos limita a la hora de hablar y de comunicar lo que nos pasa, lo que opinamos, lo que sentimos. Y vamos creciendo sintiendo culpa o vergüenza por manifestar nuestras emociones. ¿Cuántas veces callamos por temor a que nos rechacen, o peor aún, nos repriman?

Como adultos y adultas, nos debemos esa toma de consciencia acerca de las heridas emocionales que fueron quedando en nuestra memoria y también en nuestra forma de actuar en el mundo. Es necesario entender que no hay emociones «buenas» ni «malas» tan sólo hay emociones. Éstas se manifiestan de acuerdo a la situación que nos toque vivir y somos nosotros quienes tenemos la capacidad de gestionarlas en función de nuestro bienestar.

PRIMER PARADA DEL VIAJE

Cuando decidimos emprender este viaje emocional, de autoconocimiento y desarrollo personal, nos encontramos con una primer parada, diría obligatoria. Se trata de desprendernos de todo el equipaje que traemos cargando desde la niñez. Además, despojarnos de todas las ideas aprendidas sobre el «deber ser». Y también, enfrentar todas esas creencias que pensábamos eran «la verdad».

Una vez que logramos «vaciarnos» de todo ese equipaje, es cuando podemos estar en condiciones de entender gran parte de nuestro pasado. Y, por supuesto, tomar las riendas de nuestra vida, y comenzar a decidir qué queremos para nuestro presente.

Entender que no somos el resultado definitivo de todo lo vivido, sino que podemos tomar lo que nos sirva, y entregarle al universo todo lo que no. Agradecer nuestras experiencias porque cada una, por pequeña que haya sido, nos trajo una lección para nuestra vida.

TE DEJO UN REGALO PARA TU NUEVO EQUIPAJE

Para que puedas comenzara reflexionar, te dejo algunas preguntas de regalo:

  • Antes que nada, prepará el ambiente en el cual vas a escribir. Es un tiempo para vos, así que tiene que ser especial. Podés prepararte una bebida, poner música que te guste, prender un sahumerio. Todo lo necesario para que estés en modo relax y que puedas conectarte con vos.
  • Escribí una lista de todos esos pensamientos que desde siempre te rondaron en la cabeza. Y que sentís que te han limitado a la hora de hacer, decir o sentir algo. Por ejemplo, «como no soy buena con las manualidades, no me inscribo al Curso de pintura decorativa. Aunque es algo que siempre quise aprender». O, «como estoy fuera de estado físico, prefiero no ir al gimnasio, porque siento que me observarán y juzgarán».
  • Observá tu lista y preguntate si realmente son ciertas esas creencias. ¿Cómo sos cuando esa creencia está en vos? ¿Cómo serías si esa creencia no formara parte de tus pensamientos? ¿Cuántas cosas podrías hacer, decir o sentir si dejaras esa creencia en el olvido? ¿Para qué la sostienes?
  • Ahora te invito a que puedas escribir una creencia contraria, en positivo, por cada una de las creencias de tu lista.
  • Por último, te dejo algunas frases para que puedas completar: –«Siempre quise….»; –«Me gustaría tener más tiempo para…»; –«Tengo fuerza y capacidad para…»; –«Me perdono por…»; –«Merezco…».

Espero que estos ejercicios te sean de utilidad y sean quizás el comienzo de un camino de sanación emocional para tu vida. Si deseás comenzar con un proceso de coaching emocional, escribime en mis redes sociales. También te invito a participar de mi Taller «Viaje emocional» los días 27 y 28 de agosto. Te espero!

Con amor,

Deby

Sígueme en mis redes sociales

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *