¿Cómo superar el miedo al fracaso si fallaste en tu primer emprendimiento?
Algunas personas que han dado el salto a la independencia profesional dicen que una vez pruebas las mieles de la libertad laboral y financiera, muy difícilmente eliges volver a emplearte. Otros emprendedores, a los que no les fue bien, se ven forzados a buscar empleo y valoran la seguridad que les ofrece su nuevo salario y ocupación. Las dos opciones son completamente válidas. Pero ¿Qué hacer? si la intención de emprender retorna y las ansias de independencia regresan ¿Cómo vencer el miedo al fracaso?
A continuación, te dejo algunas reflexiones desde mi perspectiva de coach que podrían alentarte.
Algunos básicos sobre el miedo
Lo primero es decirte que experimentar ese temor es normal, que eso no te hace un fracasado o una persona carente de determinación o valía. No te permitas entrar en una espiral de invalidación que para nada va a apoyarte.
Lo segundo, tu miedo al fracaso te está protegiendo de experimentar todas las emociones y experiencias difíciles que ya probaste en carne propia, como angustia, tristeza, frustración, incertidumbre, inseguridad, sumado a las carencias financieras o el malestar que hubiera podido irradiarse en tu salud, espiritualidad, relaciones familiares, de pareja, profesionales, entre otros.
No obstante, en tus conversaciones internas, siempre tienes la posibilidad de darle las gracias a tu miedo, decirle que sabes que está ahí para protegerte, decirle que tú estás a cargo y que puedes ocuparte de ti mismo, que no lo necesitas en este momento para protegerte.
Lo que probablemente ya sabes, pero requieres interiorizar para superar tu miedo al fracaso
Tu pasado, no define tu futuro
El hecho que hallas fallado ya una vez o hayas cometido equivocaciones en tu anterior emprendimiento, no quiere decir que esta vez vuelvas a fallar. Todo lo contrario, esas equivocaciones u omisiones en las que sabes que incurriste hoy podrían ser el maestro que necesitas para hacerlo mejor.
Lo que pase en tu futuro depende de la versión de persona que tu seas ahora, de tu mentalidad, tus creencias, tu disciplina, compromiso y visión.
Esta reflexión podría apoyarte a combatir el miedo al fracaso en tu nuevo emprendimiento.
Hazte 100% responsable
Y ¿qué tal si no se dan las circunstancias como la vez pasada?
Evita atribuirles a las circunstancias lo que no funcionó de tu anterior emprendimiento. Cuando atribuyes tus resultados a tus circunstancias, no sólo no te haces responsable de lo que ocurrió, si no que te privas de ver los aprendizajes disponibles y sacarle provecho a los mismos.
Podrías a cambio preguntarte ¿Qué pude haber hecho, previsto o evitado para hacer frente a las circunstancias que se presentaron? ¿Qué podría cambiar de mi conducta o comportamiento pasado para evitar incurrir en el mismo error y superar mi actual miedo al fracaso?
Cierra el ciclo de tu duelo
No hay nada más difícil que perdonarnos a nosotros mismos.
Aceptar que no funcionó ese emprendimiento, es equivalente a un duelo.
No sólo es necesario que aceptes lo que pasó y que te esmeres en encontrar los aprendizajes, también es indispensable que veas compasivamente a la persona que fuiste, a ese ser humano que puede equivocarse, cuya naturaleza tiende más a la equivocación que al acierto, como un mecanismo de crecimiento y evolución misma.
Haz las paces con la persona que fuiste, con los errores que consideras que cometiste, como cuando eliges perdonar a un ser querido, porque más allá del dolor o la tristeza, está tu voluntad de pasar la página y reconquistar lo positivo que tiene para ti esa relación.
Valora el camino recorrido
Tu ya cruzaste alguna vez varios umbrales que otros no, por ejemplo: el miedo a dar el primer paso. También el temor a exponerte frente a potenciales clientes, inversionistas, socios, colegas. Eso, sin contar la inseguridad de cara a crear tu primer producto o servicio o el famoso síndrome del impostor. Súmale igualmente el superar el reto a lanzarte y venderlo. Como estos, de seguro, encontrarás muchos otros.
Se podría decir que ya experimentaste lo peor, sea cual fuere tu peor escenario. Porque si desististe, tu mismo te llevaste de tu zona más incómoda a una que te brindará mayor seguridad. Pero una vez recuperaste esa comodidad es bien posible que sientas que lo que pasó no fue tan grave o imposible de superar. Eso suele pasarnos cuando remontamos la vida y sus experiencias difíciles.
Ten claros tus para qué
Si a pesar de haber superado las consecuencias de aquello que no funcionó en tu primer emprendimiento, haber conseguido un empleo y disfrutar el beneficio de un salario, persiste en ti la idea de emprender, conviene preguntarte ¿Qué te motiva a hacerlo? ¿Qué propósito persigues?
Es conveniente igualmente que te preguntes ¿Qué tiene más valor para ti? ¿Tu libertad y autodeterminación? ¿Tus ansias de servir en un ámbito específico? ¿Tu búsqueda de reconocimiento o estatus en alguna actividad?
Tener claro lo que prima para ti, debería predisponerte sanamente a pagar los precios o consecuencias de esa elección. Porque cada elección es sinónimo de renuncia. Con el emprendimiento vendrán para ti ciertos beneficios, pero también ciertos riesgos, desventajas o situaciones que deberás encarar.
Revisa en qué puedes apalancarte ahora
Evalúa a consciencia si hoy tienes una red de relaciones que te apalanque, fruto de tus relaciones previas. Qué contactos podrías restablecer o retomar a favor de tu nueva iniciativa.
Evalúa cómo está tu reputación, si te ocupaste de tu marca personal y de la huella que dejaste, incluso en los momentos de mayor fractura del emprendimiento que no funcionó.
¿Esas relaciones y reputación podrían apoyarte? ¿Es necesario restaurarlas?
No eres el primero ni el último
Grandes empresarios como Henry Ford, Walt Disney, Steve Jobs, Bill Gates y Mary Kay experimentaron fracasos en sus primeros intentos de emprender y crear sus negocios. Pero se levantaron fortalecidos y con el triple de energía, compromiso y recursividad para alcanzar sus objetivos. Tu podrías experimentar lo mismo ¿por qué no?
Si la duda te acecha…
Conclusión, si la inquietud persiste, las mariposas en el estómago te invaden cuando piensas en volver a intentarlo y al mismo tiempo sientes que le miedo te inmoviliza, sigue tu instinto. Escucha tu cuerpo que casi nunca te miente.
Tu ya sabes que deberás poner el pecho y asumir los precios de tus decisiones. Ya lo viviste y saliste al otro lado, así que de ti depende creer en ti, motivarte y elegir intentarlo.
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