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Ubuntu, soy porque eres.
Cuando colocas la palabra “Ubuntu” en un buscador de Internet, automáticamente aparecen miles de sitios e imágenes que aluden a marcas comerciales, especialmente de sistemas operativos de informática, aplicaciones y “wallpapers”, cuyo logo aparece en tatuajes, bikinis y otros objetos de comercio, pero también de bebidas gaseosas (cola).
Sobre ello solo hacemos una constatación fáctica, sin entrar a emitir juicio acerca de si esta bien o mal que se utilicen palabras propias de una identidad cultural, con profundo sentido espiritual, apropiándoselas con uso exclusivo dentro de la competencia mercantil, con fines lucrativos, se deje o no saber el verdadero origen de tal palabra.
Lo que nos interesa acá es mostrar precisamente el significado cultural de esta hermosa palabra “Ubuntu”, y su consecuencial cercanía a las actitudes yóguicas conocidas como Yamas, que nos invitan a actuar desde la no violencia, la sinceridad, la honestidad y el autocontrol.
Desde esta perspectiva, tenemos que “Ubuntu” es una palabra que encuentra su génesis en las filosofías africanas subsaharianas, estando presente en diversas lenguas bantús del África austral, como el zulú.
Se evidencia su carácter altamente espiritual y humanista, pues alude al vínculo estrecho entre el individuo y los demás, al grado de predicar que “Yo soy porque nosotros somos”, es decir, que la entidad del ser emerge de la preexistencia del todo o de todos, y no al contrario, como se arguye en el mundo occidental, en donde el todo o el grupo surge, como sumatoria de las individualidades que lo componen.
En este sentido, se trata de una palabra que no tiene traducción directa a otra lengua, puesto que no tiene un paralelo como por ejemplo lo encontramos con la palabra “casa” en español, que se traduce al inglés como “house” y al francés como “maison”. Es una palabra comprensiva de toda una filosofía de vida o cosmovisión.
De hecho, no pudiéramos decir que se traduciría como “humanidad”[1], toda vez que se aprecia en nuestro mundo occidental, como hemos dicho, que ese concepto parte de una simple sumatoria de los seres humanos, incluso consideración hecha de lo intergeneracional (generaciones pasadas, presentes y futuras), mientras que Ubuntu como vimos plantea lo opuesto. La aproximación tendría que venir adjuntando y readaptando las ideas de comunidad, interdependencia, solidaridad, fraternidad, al punto de asumir y aceptar que se es, porque el otro es.
Quizás un concepto en esa dirección, aunque aún muy lejano, sea el de “otredad”[2], es decir, “la capacidad de respetar, reconocer y poder vivir armoniosamente con esta diversidad” del otro, pues “cada persona es única e irrepetible en el universo”, universo que da lugar a la existencia de cada persona.
Sobre esta línea, la Declaración Universal de los Derechos Humanos[3] nos dice que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Ubuntu se dio a conocer a nivel mundial como una oda a la libertad, “cantada” por Nelson Mandela y Desmond Tutu en contra del sistema sudafricano ya superado de Aparttheid, que implicaba vivir en separación y mediando el odio interracial. Estos conocidos pacifistas preconizaban que la comunidad humana es una e indivisible, y que el rechazo de otros conlleva al rechazo de si mismo, toda vez que la humanidad es una e indivisible.
En este orden de ideas, es obvio que subyace el servicio al otro, la vocación de servir, como la razón de ser de cada persona, en los mismos términos en que cada uno procura su bienestar. Se evoca entonces aquello de que “cada uno cosecha lo que siembra”, o que el eco te devuelve lo que le expresas, o que el espejo refleja tu imagen, o que en definitiva la abundancia deviene del dar, de la generosidad, y la felicidad deriva del servir a otro, incluso sin esperar a que nos haga una petición.
Se trata de actuar desde una actitud de constante y desinteresada benevolencia, y desde el amor compasivo[4].
En yoga sabemos que el Karma Yoga o yoga de la acción nos habla del Dharma, vale decir, del actuar justo libre de apego a los resultados de la acción. Obrar desde el corazón, haciendo lo que se estima correcto, con la satisfacción derivada de una intención sencilla pero profunda, de ser útil al otro.
En efecto, Ubuntu se circunscribe conceptualmente en concreto dentro de una de las filosofías hinduistas más relevantes, como lo es el Vedanta Advaita[5], que parte de la noción de a-dualidad o pleno monismo, expresada con el mantra “Ho Sam”[6], que significa “yo soy eso”, y que nos habla de que todo es interdependiente, al grado de que nada existe por sí solo. Ubuntu afirma que “nosotros somos el otro”, o simplemente “yo soy el otro”. Pero no solamente yo soy la otra persona, sino que soy también la naturaleza y todo cuanto existe. Recordemos los aprendizajes de la física cuántica. La idea de que todo y todos somos energía, una única energía universal. Brahman, el Absoluto Universal, es Atman, el verdadero “yo”, la esencia espiritual presente en cada ser humano, y Atman es Brahman.
No podemos sostener, y tampoco importa, si Ubuntu es anterior o posterior al yoga filosófico, o si uno forma parte del otro. Lo trascendente es mostrar la sabiduría coincidente y presente en ambas tradiciones culturales milenarias. Las dos nos enseñan que es el ego el causante de la aparente separación, de la aparente dualidad, y solo la humildad de aceptar su insignificancia y más allá su falsedad o inexistencia, nos permite alcanzar la serenidad, la paz interior que descubre el río al desembocar en el mar, tras su angustioso y egocéntrico trayecto, y volverse uno con él. Es este un maravilloso objeto de meditación.
En este orden de ideas podemos traer a colación una de las virtudes teologales del cristiano, como lo es la caridad, según la cual, debemos amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Pero antes de proseguir debemos deslastrar esa palabra de la carga equivocada y prejuiciada que la vincula al simple hecho de dar limosna, toda vez que, por un lado, si se trata de cualquier persona, muchas veces lo hace para obtener algo a cambio, como el perdón, y por el otro lado, si se trata de un filántropo, no pocas veces lo hace igualmente para conseguir un fin, como el renombre o una reducción de impuestos, es decir obrando con apego a los resultados y no con vocación de servir.
De este modo, dentro de nuestro contexto, y en el sentido primigenio y verdadero de la palabra “caridad”, precisamente amar a Dios sobre todas las cosas implica reconocer la unidad trascendental de la “creación”, representando con la palabra “Dios” al Absoluto Universal, y preguntándonos, ¿cómo puedes amar al creador si no amas o no eres capaz de amar a la creación en la unidad que la caracteriza? Y amar al prójimo como a ti mismo ¿no implica acaso reconocer en cada uno la presencia divina, con el respeto, consideración, valoración que ello acarrea, y el servicio al cual nos convoca?
Amar es estar allí presente y espontáneamente dispuesto a honrar y servir al otro. En Mateo 25:40 y 45 leemos: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” y “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”.
No podemos escindir a Dios del Alma, ni al Alma (la mía, la tuya, las de todos), de Dios.
Y esto es lo que se transmite al saludar en yoga con el vocablo “Namasté”, cuyo pertinente significado es “te reverencio a ti”, “me inclino ante ti” o “la chispa divina que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti”, dicho esto con una leve inclinación de la cabeza y con las palmas de las manos abiertas y juntas frente al corazón, en Anjali Mudra, en el Anahata Chakra, o chakra del corazón, asiento del amor y de la compasión.
Namasté!!!
4 Comentarios
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[1] https://dle.rae.es/humanidad?m=form : “Conjunto de personas”, aunque matizado por “Sensibilidad, compasión de las desgracias de otras personas”.
[2] https://interculturalidad347.wordpress.com/2016/05/29/otredad/
[3] https://www.ohchr.org/EN/UDHR/Documents/UDHR_Translations/spn.pdf
[4] http://websmbook.com/karuna-para-un-yoga-benefico/
[5] http://websmbook.com/filosofia-vedanta-advaita-para-el-yogui/
[6] http://websmbook.com/yo-soy-eso-so-ham/
Poderosa palabra que resume toda una filosofía de vida»Ubuntu», basada en la lealtad y respeto al otro..en el Cristianismo Jehová o Yahvé»yo soy el que soy»es también la suprema Energía,el Uno..Tenemos que abrir nuestras mentes a través de la meditación para asimilar la sabiduría Universal
Es así Sabino, gracias por tu comentario y la previa lectura. Efectivamente la poderosa palabra «Ubuntu» resume ese a veces olvidado y poco comprendido «yo soy el que soy» del cristianismo, como bien dices, y ese «yo soy eso» del yoga, que cuando logras en la meditación llegar al sexto chakra, el tercer ojo, de hace ver y sentir ese «yo soy». Gracias
Gracias. Grata comprensión de lo qúe somos, de una belleza exquisita el articulo, un mapa del tesoro, cabal, una inquietud es cómo integrar a nosotros a quienes se manifiestan muy distinto y nos siguen pareciendo ajenos, a los perturbadores con quienes hay cercania física, quizas mediante la compasión y la benevolencia, cómo nos integramos. Namaste, Bendiciones
Efectivamente, Nayerid, gracias por tu comentario. El amor compasivo y la benevolencia son la clave, abrir el corazon a la comprension fraternal, sin juzgar y sin perturbarnos ni sufrir por lo lejano a esto que podamos apreciar en otros. Es un camino de cada quien hacia la verdad segun su karma. Nuestro norte es servir fraternalmente. Namasté