“Escribir es enfrentarse constantemente al fracaso”.
¡Saludos! Parece que no tengo cara para saludar como si nada después de no escribir en este lugar por tanto tiempo; primeramente quiero decirles que los he extrañado, que mis dedos ya ansiaban tocar estas teclas y ponerse manos a la obra. Estos meses han sido un poco locos, sin mencionar que ya estamos casi por terminar el año y que siguen llegando pequeñas sorpresas a mi vida. Hoy quiero hablar justo de eso, de la vida y sus imprevistos, de la forma en cómo algunas situaciones pueden detenerte o hacerte dudar al momento de crear, de aquél enemigo que a veces se interpone entre tú y tu arte, a ese enemigo yo le he puesto un nombre y lo he llamado perfeccionismo.
Comenzando por el detenimiento, (oh el detenimiento, aquí vamos otra vez). ¿No les pasa que se paralizan inexplicablemente antes de pasar a la acción? si no, déjenme contarles un poco cómo se siente. Detenerse es… molesto, terriblemente molesto, incluso hasta incapacitante. En mi caso es en la escritura, cuando me pongo a escribir me detengo, mi mente se pone en blanco e incluso me siento traicionada por mí misma, me frustro y luego pienso: ¿qué no era escribir lo mío? ¿y si todavía lo tengo?
A veces tiendo a reducir mi existencia y mi valor a un solo ámbito: “a lo mío”, y es justo eso lo que me causa problemas. Revisar una y otra vez lo que voy a escribir, antes de escribirlo, todas las palabras que pasan por mi mente antes de llegar al papel tienen que ser editadas por el crítico interior que organiza lo que voy a publicar. Se siente un poco injusto, cuando tienes un alma creativa tienes también un pequeño evaluador que te dice constantemente que lo puedes hacer mejor.
“Siempre puedes hacerlo mejor”.
Esta frase me persigue mucho últimamente, para cualquier cosa, creo que es parte de mi naturaleza cuestionar con buenas intenciones lo que quiero compartir con los demás. Pero qué tal si lo mejor que puedes hacer es sólo hacerlo, a veces no hay mejores versiones, simplemente tienes que hacerlo, no puedes “cambiar” o corregir algo que todavía no existe. Aunque suene trivial que lo diga así, combatir demonios internos y enfrentarse al crítico interior asusta, detiene.
Si tuviera que decirme un consejo sería el siguiente:
Escribe, escribe continuamente, aunque sean palabras sin sentido, aunque la prosa no tenga estructura ni la mejor redacción. Recuerda que el crítico interior está asustado también y que solamente quiere expresarse, él necesita de un ente físico que decida por fin poner manos a la obra. Confronta tus miedos al escribir y también afuera en el mundo, déjalo fluir pero no te detengas, verás cómo las palabras y la vida llegan a ti sin tener que analizar ni complicar tus procesos. Combate el perfeccionismo con justo lo contrario, no limpies, no organices, deja que las cosas sean tal y como son.
En fin, eso era todo lo que tenía para hoy. Muchas gracias por leerme, si les interesa saber un poco más y aprender sobre lo que hago, les invito a mi curso de guion para Youtube, me encantaría saber qué les parece.
¡Nos leemos pronto!
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Que bonito leerte Andy!
Y saber que esto lo podemos aplicar para muchos ámbitos la vida, la motivación de uno mismo para sí mismo, debería ser practicada más que la crítica perfeccionista, pero parece que es al revés.
Creo que es algo parecido al auto sabotaje, y lo mejor que podemos hacer es como tú dices fluir.
Me encantó! Muchas gracias
Me maravillas Andy! Gracias.