AMAR, LO QUE SEA.
Cuando hablo de amar lo que sea, hablo de la situación que sea: enfermedad, falta de trabajo, ingresos, relaciones laborales o personales que no nos hacen estar en paz y felices. No hablo de que nos gusten, las abracemos con alegría y que las idealicemos como parte de nuestro crecimiento consciencial. Cuando digo que esas situaciones se amen, estoy hablando de que sean percibidas desde los ojos del amor, desde los ojos de Cristo. ¿No es eso a lo que se nos invita y lleva en la práctica de Un Curso de Milagros? Cuando aceptamos la guía del Amor, o del Espíritu Santo, como dice el Curso; estamos aceptando no solo una guía que puede llegar a dirigir nuestro actuar, sino una forma pacífica y sin reacción, de observar un evento frente a nosotros.
El Amor ama lo que sea porque no puede no amar. Ciertamente no sabemos en este mundo lo que es el Amor de Dios, no sabemos amar aquí de esa manera, sin embargo, estamos aceptando que se nos muestre cómo observa el amor esa situación y podemos asumirla y reflejarla. Y allí está el milagro. ¿O no es acaso un milagro que observemos detrás de ese lente? ¿Cómo observa el Amor algo que nosotros no podemos amar? El Espíritu, o sea, el Amor, toma nuestra mente que juzgó y la lleva al espacio del no juicio, de la aceptación plena porque no hay nada con lo cual luchar o por lo que resistirse, no hay nada que deba ser excluido del observador amoroso que es entonces nuestra mente una vez que se la hemos entregado.
Amar lo que sea, es que estamos aceptando que ese Amor nos guíe. Ese Amor no condiciona ni discrimina entre lo que puede amar o verse desde los ojos de la inocencia, y entre lo que no. El Amor no dice: «esto no es posible amarse», «esto, sí», porque el Amor es totalmente abarcante, totalmente incluyente y no puede quedar «fuera» de él nada. A eso me refiero cuando hablo de amar lo que sea, de observar desde el Amor. En ese momento, o instante santo, Eres el Amor mismo, ¿cómo no podrías amar siendo lo que Eres? Se nos guiará a un actuar congruente cuando pensamos con el Amor; ya no puede haber un comportamiento errático.
Un Curso de Milagros no pretende enseñarnos lo que Somos porque eso está más allá de lo que se nos puede enseñar, pero se nos enseñará a retirar todos los obstáculos que le hemos puesto a lo que Somos para que podamos experimentarlo, ya que un tratado universal de lo que Somos, no es posible; mas una experiencia universal de lo que Somos no solamente es posible sino necesaria. Debemos y podemos experimentar el Amor, si no, ¿quién va a reflejarlo aquí en el mundo? Ser la «luz del mundo» es iluminarlo con tu recto pensar, con tu amoroso pensar, que no es mentalidad Uno, pero es lo que más se le asemeja aquí en el mundo de las formas.
En esta marea de ilusiones que van y vienen y acaban desilusionando. Si nuestra identidad verdadera envuelve todo lo que vemos, entonces es totalmente posible amar todo lo que observamos. Nuestra luz, o mente clara o recta, ilumina todo lo percibido al no chorrear nuestros juicios, e interpretaciones y creencias sobre ello. No nos hagamos más ilusiones idealizando lo que hemos olvidado, y que es nuestra identidad en Dios, reaccionando desde el olvido mismo. Somos capaces de ser responsables, es decir, tenemos la capacidad de responder para elegir desde donde queremos observar todo. Allí empieza nuestro camino para Amar. Ese es el camino que recorremos con gratitud. No estamos locos, no somos insensatos. No, no lo somos; porque no hemos podido, aunque creamos, dejar al Amor a medias. Podemos Amar lo que sea.
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