Amarte es igual que respirar. Pero el amor propio no llega como por arte de magia, hay que trabajarlo, construirlo con acciones, pensamientos y decisiones todos los días. Amarte es igual a respirar, es decidir ponerte como prioridad ante las necesidades de los demás.
Cultivar el amor propio debe ser genuino, reconociéndote y desarrollando tus capacidades y cualidades desde al amor y la comprensión sin despreciar a los demás.
¿Qué es amarte y respirar?
La sociedad nos ha hecho pensar que el amor propio esta fuera de nosotros y que necesitamos algo externo que nos lo brinde por completo y así ser feliz y plenos. Sin embargo, el amor comienza en ti, se nutre desde y para ti. Nadie puede respirar por ti.
¿Cómo reconstruir el amor propio?
El amor propio es un estado del ser; por lo tanto, ya vive en ti y no lo puedes dejar perder. La mejor forma de volver a encontrar esa conexión es con el autocuidado ya que nadie hará esa tarea por ti. Y la clave está en tu mente y la mente también hay que entrenarla. Así que comienza a observar, tus pensamientos que producen cada una de las emociones que experimentas, lo que más puedas, manteniendo una distancia con ellos y sin juzgar.
Alcanzar el amor propio es encontrar un equilibrio entre las emociones y la autoestima. Si yo no me reconozco, me acepto y me amo, no sabre amar de una manera sana. Construir el amor propio puede parecer fácil, pero requiere de un trabajo continuo en nuestra personalidad, es tratar de ser mejores seres humanos cada día.
Cómo se trabaja el amor propio.?
- Aprende a perdonarte.
- Comprende que hay cosas que no puedes cambiar.
- Cuida tu salud física y mental.
- Elige bien tu círculo es importante.
- No temas expresar tus emociones.
- Aprende a decir <NO> sin sentirte culpable.
¿Qué hace el amor propio por ti?
El amor propio te reconcilia contigo mismo para superarte y ser más feliz con lo que tienes.
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