CUATRO ESTACIONES

Al igual que en la naturaleza, las personas pasamos por las distintas estaciones y cada una es natural, y forma parte de la vida misma. Podemos creer que somos un ente apartado de la naturaleza. De hecho, el ser humano se ha creído superior en muchos aspectos y ha querido pasar por sobre ella. Pero lo cierto, es que somos parte y somos uno con ella. De allí venimos y hacia allí volveremos algún día.

Quizás muchas veces te has encontrado hablando de «rachas». «Estoy pasando una mala racha», por decir que estás transitando un momento en el cual las cosas no fluyen, o pasan cosas «malas». Entender que en la vida caminamos por las distintas estaciones, y que sólo son ciclos, nos ayudará a entender y a quitar peso a nuestra mochila emocional.

La idea es que puedas conectar con cada una, para cambiar y evolucionar de manera natural junto con los ciclos que nos presenta la vida.

LAS CUATRO ESTACIONES

Tal como en la naturaleza, en la vida podemos transitar por 4 ciclos muy marcados:

  • En el invierno, podemos dedicarnos a planificar, reflexionar e investigar. Es lo que hacemos cuando niños. También, año a año, es el momento ideal para volver a nosotros, de hacer balances y de poner fin a situaciones que no nos suman. Es un buen momento para hacer limpieza en todos los sentidos, y hacer lugar para lo que puede llegar.
  • En primavera, podemos experimentar, aprender y evaluar, tal como hacemos cuando somos jóvenes. Vamos capitalizando saberes y atesorando aquello que fuimos sembrando en el camino. Y en el día a día, es acá cuando pueden comenzar a llegar las cosas o las personas nuevas a nuestra vida.
  • En verano, es tiempo de trabajar en nuestros proyectos. Es lo que hacemos cuando llegamos a una edad de madurez y adultez, en la cual tomamos responsabilidades. En cada año, es el momento ideal para aprovechar la luz y mostrar lo producido y darlo a conocer. Socializar. Salir a la luz.
  • Y por último, en otoño es momento de cosechar los frutos, de celebrar y disfrutar la vida. Es cuando llegamos a una edad de jubilación o retiro del mundo laboral, y comenzamos a disfrutar de todo lo que hemos transitado a lo largo de nuestra vida. Año a año, es un buen momento para soltar, tal como lo hacen las hojas de los árboles. Y renovarse.

AMPLIAR LA MIRADA

Muchas veces podemos luchar contra éstos ciclos. Nos enojamos porque llegan períodos difíciles. Quizás transitamos dolores por pérdidas de seres queridos, o también bajones económicos. Si logras comprender que esto forma parte de la vida misma, y fluyes con lo que va aconteciendo, podrás gestionar mejor tus emociones con respecto a ello.

El invierno de la vida, puede representar ese período difícil. Podés sentir que no ves claro el panorama, que no avanzás y que las cosas no salen como esperabas o como habías soñado.

Durante este tiempo es importante reflexionar y bucear en nuestro interior, para buscar nuevas ideas y respuestas. Recordá que las respuestas sólo las encontrarás en tu interior.

El invierno le da a la tierra el tiempo necesario para descansar, la nutre con sus lluvias y nevadas y absorbe esas hojas que cayeron en otoño como abono para fertilizarse y estar más fuerte. Lo mismo sucede con nosotros.

En primavera es un período para experimentar cosas nuevas, podés probar distintos enfoques y maneras de hacer las cosas. La frescura que traen los nuevos brotes de las plantas y árboles, nos inspiran en este sentido. Es un gran momento para desarrollar tu creatividad y ampliar tu abanico de posibilidades.

En verano es cuando los ánimos están altos, y en una vibración óptima para dar a conocer aquello en lo que estuviste trabajando. El clima acompaña para poder tener más reuniones sociales y conectar aún más con la naturaleza, tomando baños de sol y de agua.

Y en otoño, podés disfrutar de la cosecha que ha dejado esa experiencia de verano. Es cuando ves que tus ideas planificadas en el invierno de tu vida, dieron buenos rendimientos. Podés aprovechar para recuperar energías, soltar lo que no funcionó y utilizarlo como aprendizaje.

NO TE RESISTAS…

Sea cual sea la estación que sientas que estás transitando, no te resistas. Algunas estaciones pueden durar más o menos, pero algo es seguro, no serán eternas. Los cambios a veces son inevitables, pero si estás atento o atenta al fluir natural de las cosas, esto no será un problema.

Cuando tus pensamientos y emociones estén en armonía con los ciclos de la vida, vas a comenzar a fluir de manera natural y sin esfuerzo, como la Madre y Maestra Naturaleza.

A veces, pensamos que nada cambia, que todo sigue igual. Pero te invito a que te sientes y repases los hechos más significativos de tu vida. Que recuerdes el aprendizaje o la lección que te dejó cada hecho, cada persona que pasó por tu vida. Te vas a dar cuenta de cuanto has caminado y de que has tenido logros que habían pasado desapercibidos.

Y como siempre me gusta decir, seguí tu propio ritmo, escuchá tu reloj interno, no mires relojes ajenos.

Buena vida para vos que llegaste hasta acá.

Con amor,

Deby

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