Da las gracias y vive satisfecho

El simpático dinosaurio de fantasía Barney canta a los niños que debemos ser agradecidos. En su canción “Por favor y gracias”[1] explica que “No siempre es sencillo poder recordar cómo lograr ser amable, pero hay dos palabras que no debes olvidar pues hacen la vida agradable. Son por favor y gracias palabras de poder. Si las aves hablaran las usarían también…”.

¡Esta sencilla letra encierra la clave de la abundancia y de la serenidad! Se trata de transmitir a los niños (y recordar a muchos adultos) la importancia del agradecimiento. Por una parte, la letra vincula el vocablo “gracias” al poder, cosa que no se refiere a algo distinto que, al poder de la palabra, de la invocación de sus significados y de la atracción de sus beneficios o consecuencias (ley de la atracción). Por otra parte, la letra alude a la intención de ser amables, es decir, de obrar desde el amor y en procura del bien. Y finalmente, en parte no menos crucial, la letra evoca el resultado de ese obrar, que es hacernos la vida agradable, actuando en procura del bienestar y la calidad de vida, del que da las gracias, del que las recibe y el de toda la comunidad.

La palabra “gracias” existe en todas las culturas a lo largo y ancho del planeta, y ha estado presente a lo largo de la historia. Puede ser que su uso disminuya, en función de que las personas se dejen poseer por el ego, o por la confusión generalizada que producen las sociedades individualistas, competitivas y materialistas, pero siempre esta allí, dispuesta a ser redescubierta y a que se disfruten los provechos que su empleo propicia.

Es pues esta palabra una verdadera y eficiente embajadora de la diplomacia cultural y de las relaciones humanas de todos los tiempos. “Con un simple «gracias» se puede abrir cualquier puerta. Es justo reconocer la importancia de este noble ademán, bien sea para sacar una sonrisa, mostrar un gesto afable o simplemente considerar lo que otros hacen por ti[2].

Y sus significados, que son múltiples, se asocian a gracia, congratulación, gracioso, gratificación, favor, alegría compartida, felicitación, alabanza, caridad, caricia[3]. De hecho, las tres gracias griegas son la abundancia, la alegría y la belleza.

Sin duda, la aproximación que nos resulta la mas pertinente en estas líneas, sin perjuicio de las demás que le son siamesas, es la que vincula las gracias, el darse las gracias, a una manifestación de agradecimiento, definido como “el sentimiento de gratitud que se experimenta normalmente como consecuencia de haber recibido de parte de alguien algo que se esperaba o que se necesitaba, de haber sido ayudado en alguna circunstancia difícil, entre otras situaciones[4].

Es pues una expresión de gratitud frente a alguien o algo que nos ha brindado servicio. Y la gratitud, eje fundamental de una sociedad fundada en la colaboración y en la solidaridad, “es el sentimiento de valoración y estima de un bien recibido, espiritual o material, el cual se expresa en el deseo voluntario de correspondencia a través de las palabras o a través de un gesto[5].

Entonces, somos beneficiarios de un gesto o de un favor, incluso de algo que nos genera bienestar de modo circunstancial, accidental y no personalizado, o no directa o únicamente dirigido a nosotros, y ello nos produce un sentimiento de gratitud, denominado agradecimiento, que desde la benevolencia nos impulsa a manifestarlo dando las gracias. Y esto puede ser, por ejemplo, diciendo gracias con una mirada tierna o con una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo, si se trata de una persona que se encuentra cerca; una tonalidad especial cuando lo hacemos por teléfono; un obsequio; una disposición real y conocida a retribuir; un pensamiento con rostro apacible para esa persona que ya no está; en medio de una oración para con Dios; un sonreír de reconocimiento a la vida, al universo; y así hasta el infinito.

Volviendo a la música, esta vez en la voz de la gran Mercedes Sosa, es forzoso y un gusto mencionar su canción “Gracias a la vida[6], cuyo título evoca ese agradecimiento pleno por el solo hecho de vivir. Además, concluye con esa maravillosa unión y solidaridad de todos desde la gratitud. Nos dice:

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me dio dos luceros que cuando los abro

Perfecto distingo lo negro del blanco

Y en el alto cielo su fondo estrellado

Y en las multitudes el hombre que yo amo

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado el oído que en todo su ancho

Cada noche y días Grillos y canarios,

martillos, turbinas, ladridos, chubascos.

Y la voz tan tierna de mi bien amado

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado el sonido y el abecedario

Con él las palabras que pienso y declaro

Madre, amigo, hermano y luz alumbrando

La ruta del alma del que estoy amando

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro el bueno tan lejos del malo
Cuando miro el fondo de tus ojos claros

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto

Gracias a la vida”.

Y del mismo modo, otro pilar de la canción reflexiva y humilde, como lo es Facundo Cabral, solo que esta vez declamando, nos recita en su poema “No estas deprimido: estas distraído[7] (de casi una hora de duración), recordándonos los infinitos motivos que tenemos en esta vida para sentirnos plenos y agradecidos:

No estás deprimido estás distraído

distraído de la vida que te puebla

tienes corazón, cerebro, alma y espíritu.

Entonces cómo puedes sentirte pobre y desdichado

distraído de la vida que te rodea

delfines, bosques, mares, montañas, ríos

no caigas en lo que callo tu hermano que

sufre por un ser humano cuando en el

mundo hay cinco mil seiscientos millones

además no es tan malo vivir solo, yo la

paso bien decidiendo a cada instante lo

que quiero hacer y gracias a la soledad

me conozco algo fundamental para vivir…

 

No estás deprimido estás distraído

por eso crees que perdiste algo

lo que es imposible porque todo te fue

dado…

la vida no te quita cosas

te libera de cosas que aliviana para que

vuele más alto, para que alcances la

plenitud.

 

De la cuna a la tumba es una escuela

Por eso lo que llamas problemas son

lecciones …

 

No estás deprimido estás distraído de

las maravillas que suceden alrededor

tuyo, desde nacimientos a cosechas,

desde revoluciones a conciertos, desde

campeonatos de fútbol a viajes

interplanetarios.

 

No estás deprimido…”.

Finalmente, si volteamos un momento la mirada hacia las tradiciones milenarias de la India, encontraremos el uso de la palabra Namasté, que no solamente implica el sentido de saludo[8], sino el de reconocer y agradecer al otro[9]. Y si hurgamos un poco más, concretamente en el Yoga, en los Yoga Sutras de Patanjali y el yoga de los ocho pasos o Ashtanga Yoga, es menester mencionar, dentro del primer paso o Yamas, que son pautas trascendentales de conducta que debemos cumplir, lo que se conoce como Aparigraha, que se traduce por la no posesión, o mejor por el no apego a los objetos materiales, y que si bien suele relacionarse con el desapego y la renuncia a ese afán de acumular riqueza material, lo cual genera angustia y sufrimiento, esta igualmente vinculado con el sentimiento de satisfacción con lo que se tiene, siendo lo que se tiene suficiente para estar bien, y entonces entrar en gratitud con la vida.

Entonces, en la práctica de yoga, al momento de nuestros ejercicios respiratorios o pranayamas, o incluso durante la relajación final, podemos incorporar un “gracias por la vida” al inspirar y un “gracias a la vida” al espirar, o también cantar el mantra Kritajna Hum[10] (yo soy gratitud o estoy agradecido) o el mantra Dhanya Vad[11] (siento gratitud). Y por supuesto que toda nuestra práctica del día puede ir orientada con una intención o sankalpa de agradecimiento.

Podemos de este modo hacer síntesis, y concluir que la gratitud no es solamente un sentimiento, por más imperecedero y permanente que ese sentimiento pueda ser, como por ejemplo el agradecimiento infinito que se puede sentir hacia los padres por habernos prodigado amor, educación y valores, sino toda una actitud ante la vida.

Digamos que, al ser agradecidos no por algo en particular, sino como vocación o estado de vida, el universo nos compensa con mas y mas motivos para dar las gracias. Y por mi propia experiencia he podido constatar, desde que vivo en el agradecimiento, que es inmediata y palpable la sensación de serenidad y paz interior que sobreviene.

Así, apreciado lector, la próxima vez que te sientes a la mesa para comer, si alguien da las gracias a Dios o al universo por la dicha de degustar ese platillo, entusiasta responde con igual gratitud, seas creyente o no, pues no se trata de un tema religioso, sino de amabilidad y de actitud. Y, por supuesto, motivos no faltan para enviar un sentido gracias de corazón a todos aquellos que están detrás de ese platillo: quienes lo prepararon, quienes cultivaron la tierra, colectaron, criaron o pescaron, transportaron los alimentos, produjeron la sal, el azúcar, las especies, incluso quienes los almacenaron, vendieron y compraron para ti, sin olvidar a quienes diseñaron y fabricaron la mesa, las sillas, platos y cubiertos; los que asfaltaron las calles; y con esto creo que la idea esta clara. Gracias por estos alimentos involucra todo ello, y con amabilidad puedes agregar, y por compartirlos en familia o con estos amigos.

Gracias por leerme apreciado lector. Gracias @websmbook por publicar mis pensares.

Alberto Blanco-Uribe