El Mundo egoísta
Debemos aceptar que se vive en un mundo egoísta, y que cada uno de los Seres humanos que habitan el mundo, es egoísta en su naturaleza humana.
El Ego
El ego es todo aquello aparente. Las apariencias, las formas, los cuerpos, las etiquetas, las cosas, lo material, lo que vemos externamente a través de los ojos del cuerpo. Es lo que nos lleva a decir quiero eso, apegándonos, añorando, recordando y encaprichándonos a situaciones, objetos, cuerpos, personalidades, trabajos y relaciones.
El ego posee dos dualidades, una material, cuando su vida está enfocada en solo el aspecto humano y material, y el ego espiritual, que es aquel que se considera un Yo espiritual, pero desprecia al mundo, se confunde con las formas aparentes.
Se encuentra una versión del ego en el plano de la inconsciencia, una versión energética. Esta versión es el alma, y mientras el alma mantenga el apego a la apariencia humana, su energía contendrá ego, por lo tanto debe volver a la tierra a corregir y armonizar su consciencia.
Cuando el cuerpo duerme, se proyectan imágenes en sueños, aquí aparece el ego, en forma de imágenes aparentes, formas humanas envueltas en diversidad de situaciones. Cuando se produce una imaginación o un recuerdo, aparece una forma humana, eso es ego en forma aparente, un holograma energético para comprender la situación.
La materia
Todo lo material es ego. La mente cuando aún se compara y relaciona con lo material; esta llena de ego. Una mente consciente es una mente sana y es la consciencia, el ser quien la dirige.
El ego es un programa, está en la mente. La conducta humana es una conducta egoísta, vive de las apariencias; siempre buscando la felicidad en lo efímero, en lo material, posicionándola en otros. Encontrando solo dolor, sufrimiento, dependencia y apego.
Es una conducta infantil, una mente inmadura. Para un niño, no le importan los demás, solo le importa satisfacer sus requerimientos y caprichos. No es consciente, empático o compasivo con sus padres.
Toda conducta egoísta produce actos detestables, y detrás de los actos detestables se esconde el odio.
Todos los adultos han sido niños, así como los padres una vez fueron niños. Es por esta razón que se mantiene la creencia del ego, y el mundo mantiene una conducta egoísta. El error conductual persiste, siempre se ha creído ser, una apariencia, una forma, un nombre, un rol y una etiqueta, siendo guiados por la mente egotista en todo momento.
El egoísmo
El egoísmo es la conducta que mantiene un sujeto, de crítica y juicio, sin comprender la situación. Manipula las relaciones interpersonales y sucesos; con la finalidad de cubrir sus propios intereses y tener razón.
Quien este libre de esta conducta, es un iluminado, una consciencia que ha transcendido su vida más allá de las formas. Se ha encontrado y ha reconectado con su verdadera identidad; el Ser, la consciencia.
La creencia
Todos los humanos nacemos bajo esta conducta y creencia, y es en el proceso de la vida, donde la mente madura y se va transformando. Pasando de la inmadurez a la madures mental. Muchos crecen como adultos, pero siguen pensando como niños.
Se actúa con egoísmo cuando se vive de las apariencias, se vive para los demás, o se atesora, ambiciona o se aprecia solo lo material. Despreciando la vida, la consciencia, el Ser, a Dios.
Cuando un individuo es la víctima o el victimario, el superhéroe o el villano, actúa con egoísmo, pues está dando todo para los demás, pero es egoísta con él, siendo el superhéroe, cuando no le aprecian pasa a ser la víctima y se comportará como el villano, el incomprendido, el despreciado, el amargado y ahora guardara todo para él.
Esta es la dinámica del mundo, todos dicen que dan, pero detrás está el interés culto.
La verdad es que dar no es un acto material, el verdadero dar es un acto, un gesto, amable y feliz. Aquí se entrega toda la energía pacífica y feliz, que proviene desde la consciencia, y se da, de mente a mente, a través del acto físico.
Una imagen vale más que mil palabras, dice el aforismo, y todo gesto amable expresa la abundancia del universo.
El desprecio
El odio y el desprecio, son las variables que han mantenido el sufrimiento en la vida, el desprecio a Dios y a la vida, el odio hacia ti mismo y los demás.
Todo esto es mental, creemos que los padres nos han despreciado, fue la conducta que vimos y aprendimos, actuando de manera similar, despreciando a otros, y viendo como los otros nos daban mas amor y nos buscaban mientras mas los despreciamos.
Así actuamos, y esa es la dependencia emocional, el que siente desprecio buscara al que lo desprecia para sentirse apreciado, y al final aprendera que es el quien debe apreciarse, amarse, estimarse y valorarse, no el otro.
El que desprecia, aprendera que siempre ha despreciado al amor, nunca se ha estimado, apreciado y valorado, y luego de sufrir el infierno de su odio, doblegara su soberbia y arrogancia, luego de pasar por situaciones destructivas, para buscar el amor de otros y aprender a apreciarse.
Es la dinámica de una mente egotica enajenada por el odio y pensamientos destructivos.
Tendemos a olvidar que la felicidad no viene como resultado de obtener algo que no tenemos, sino de reconocer y apreciar lo que tenemos. (Frederick Keonig)
La mente
Cuando la mente y su programación dirige la vida, actuamos de forma similar a un robot con una inteligencia artificial, sin Ser conscientes de los actos, pensamientos, palabras, emociones y sentimientos.
La creencia de Ser un cuerpo y un ego está en la mente, y cuando la mente está en desequilibrio fabrica apariencias inocentes para culparlas por actos que están en sus propios pensamientos, las culpa para evitar que descubran, que es ella misma, la origen de los conflictos y el sufrir en la vida.
Cuando la mente es inmadura, actuara bajo sus deseos y caprichos, apegada a las formas, apariencias y vida material, siempre con pensamientos de odio y expresando actos detestables.
Cuando se logra madurar mentalmente, se inicia la búsqueda espiritual, la toma de consciencia de las acciones y su repercusión en la vida, y por primera vez se toma Consciencia de que existe una energía en el interior que está dentro del cuerpo.
La consciencia
Esta energía es la esencia, el Ser, la fuente, la divinidad, y es quien le da vida al cuerpo, a la mente y las apariencias, es la consciencia, tu verdadera identidad, y solo se manifiesta en el momento presente, en una mente en calma y relajada, en el cuerpo en reposo, escuchando en el silencio, sin divagar de ideas o pensamientos, siempre ha estado allí, siempre ha estado en ti, esperando a que te aquietes y vuelvas al hogar.
Se vive en un mundo material, lleno de apariencias, es la mente quien dirige la creencia de que se es un cuerpo, una apariencia, un nombre, una personalidad, un concepto.
Mientras la mente lleve la dirección de la vida, se está atrapado en el materialismo, obcecándose por los deseos y caprichos materiales, llenándose de ira cuando no se logra lo que desea, reaccionando de esta manera con el cuerpo para atacar a otra apariencia inocente, y que mantiene un estado mental similar.
Cuando se madura mentalmente, se busca el fin al sufrimiento y las crisis, e inicia el camino espiritual y la búsqueda de la verdadera identidad.
La vida humana
La vida humana es una vida material. El materialismo, las formas, los cuerpos, el dinero, los lujos, los sueños materiales y la búsqueda de la felicidad aparente tras estos sueños, se le considera normal. En realidad es anormal, pero es una creencia en todos, convirtiendo la histeria colectiva en una rutina habitual.
En la vida humana todo es una relación. Siempre existirán una relación de pares, siempre se buscará un complementario. Es parte del programa mental, debe haber otro para culpar, así se evita la responsabilidad. Cuando culpas a otros por tus actos, buscas un chivo expiatorio, así te liberas de tus deberes y asumir tus responsabilidades.
Las relaciones
Cuando se establece una relación de pareja, se busca paz, amor y felicidad, pero se encuentra, trabajo, días de furia, conflictos, sexo, preocupaciones y sueños rotos.
Pero también, el otro expresará lo que se piensa en silencio y se oculta en la mente. Recordemos, que la vida la dirige la mente, y es quien hace creer que lo que se ve es una realidad.
Es por esto que, cuando en los pensamientos egoístas se quieren poseer los bienes de otro; se piensa en silencio, ocultando los intereses. Se observará envidia y guerra. Cuando en las mentes egoístas, se tienen pensamientos de miseria y ruina, se observará externamente la miseria y ruina, Esta será repudiada por aquellos que le temen, y en realidad son quienes en silencio piensan y temen a esta situación aparente.
Todos aquellos, que son críticos y están llenos de prejuicios, fabrican el mundo en silencio, es decir, todos los seres humanos. Todo inicia en la mente, primero piensas y luego se expresa externamente. Si piensas en catástrofes, observaras catástrofes, si piensas en bienestar, habrá bienestar.
En el mundo material, solo hay pensamientos egoístas, por lo tanto, la única expresión será el egoísmo y la inconsciencia.
Un hombre orgulloso siempre está menospreciando las cosas y las personas; y, por supuesto, mientras mires hacia abajo, no puedes ver algo que está por encima de ti. C. S. Lewis
La vida espiritual
La vida espiritual comienza con un atisbo de consciencia, pero fue tan fugaz, que solo deja el recuerdo y un profundo anhelo por recuperarlo.
El orgullo debe morir en ti, o nada del cielo podrá vivir en ti. Andrew Murray
Aquí comienza la etapa de maduración mental, la búsqueda de la paz, el amor y la felicidad interna. Sin embargo, el apego a lo material, a las formas, y al YO, aún se mantiene, La mente es astuta y argüirá diversas formas de confundirte. Llevando esto a mantenerse confundido siempre con el cuerpo y sus conceptos.
Se inician prácticas espirituales, se prueban diversas religiones, se leen todos los libros que se consideren de ayuda, se inician terapias psicológicas y espirituales, se hacen meditaciones, se visitan zonas y portales energéticos, se buscan gurus, medicina holística, chamanes, alucinógenos y demás inventos materiales.
Nada de esto lleva al origen del conflicto. Nada de esto lleva a la solución y la revelación de la pregunta, solo es un camino, y ayuda para calmar la ansiedad mental.
Mientras la mente se identifique con lo material, siempre habrá argumentos, llenos de peros y muchas razones. Siempre divagará entre el ayer y mañana. Evitará el presente. Será teórica y conceptual la vida. Siempre evitará la práctica. Mientras la mente se identifique con la forma, con el cuerpo, con lo material, siempre existirá el ego y detrás del ego, oculto está el odio.
Por lo tanto, la vida espiritual es un camino, inicia con teorías y enseñanzas de otros. Solo es el camino, y lo que hoy es veneno para unos, ayer fue néctar para otros.
Es imposible vivir el mismo instante dos veces, ni apreciar el paisaje por toda la eternidad. El mundo material es de formas, y es cambiante, impermanente.
El viaje
La vida es un constante proceso de cambios, por lo tanto siempre se está en un viaje. Inicia con la vida humana, para seguir el camino espiritual. El viaje del auto descubrimiento. Conocerse a sí mismo, controlar la mente, el cuerpo, la vida, tomar consciencia de la verdadera identidad. Y así, llegar al viaje de la consciencia, acercándonos a Dios.
Mientras se recorra el camino de la vida, con los zapatos de otros, mientras se recorra el camino de la vida con cargas ajenas, mientras se recorra el camino de la vida sin vivir u aprender de las experiencias propias u ajenas. Es imposible que seas tú mismo, tu propia esencia. Serás un ciego, guiado por el lazarillo que habita en la mente.
Deja tu orgullo, tu ego y tu narcisismo en otro lugar. Las reacciones de esas partes de ti reforzarán los miedos más primitivos de tus hijos. Henry Cloud
La vida Consciente
Cuando la vida consciente emerge desde el interior del cuerpo, hay un silencio. Una presencia pacífica te invade, va y viene por todo el cuerpo. Observas la mente, está allí, está en silencio, se ha quedado sin razones, sin estrategias. Esta paciente, esperando a que se le invoque. Ahora esta al servicio de Dios, al servicio del Ser, al Servicio de la consciencia y de todos los seres humanos.
Se acabaron los argumentos para sufrir. Contemplas un mundo inocente, sin culpables, solo hay víctimas, cegados por el odio en sus pensamientos, guiados por el lazarillo de la mente, que aún no han domado.
Cuando vives la vida consciente, has ganado la batalla, la única que siempre has mantenido. La guerra contra ti mismo. Te has creado, te has vencido, te has derrotado, te has caído y levantado miles de veces. Pero ahora, hay un solo sabor de la victoria, es una victoria eterna, sabes que has vencido al mundo y te has ganado a ti mismo.
De que sirve el mundo cuando pierdo mi alma. La paz de la consciencia es eterna. Soy espíritu, es mi realidad. Ahora el mundo es el paraíso terrenal, en el que juego cada día, Enseñándole a Ser feliz y recuperar su identidad.
La vida consciente es pura, prístina, y siempre ha estado allí, tan cerca, esperando a que alargues tu mano y tomes de ella.
Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los insultan. Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra. -Lucas 6: 27 – 29
La solución
Cuando la mente madura, la conducta infantil desaparece, pasando a la búsqueda interna y el autoconocimiento.
Aquí escucharas a tu mente engañarte, diciendo que eres egoísta por dejar de pensar y vivir para los otros y solo vivir para ti.
Cuando realizas la búsqueda interna, lo primero que encuentras es la relajación, al relajarte te concentras en el ahora, y al estar en el ahora, percibes el cuerpo, al percibir el cuerpo, aparece la energía, aflorando tu verdadera identidad, el Ser, la mente se ha quedado en silencio, y ha dejado de decirte eres una forma, una profesión o una etiqueta humana.
Al tomar consciencia, sientes compasión y empatía, sabes que los otros están encerrados en su propia cárcel mental, y que la actitud egoísta no es real.
Allí es donde aparecen las virtudes, y vives para servir a Dios, a ti y a los demás.
Al servicio los unos a los otros nos liberamos.
Quien vive para servir, sirve para vivir.
Por sus actos, le conoceréis.
Todos somos inocentes, somos hijo de Dios.
Cuando la mente está llena de odio, se actúa de forma inconsciente, se está cegado por la ira, encarcelando de esta manera a la Consciencia al Ser que eres.
Cuando la mente se relaja, vuelve a la paz y felicidad mental, el Ser despierta y retoma la vida la consciencia, sanando la mente del programa de odio y sus conductas detestables a un programa de amabilidad, capacidad de amar y expresando conductas amables.
El milagro eres tú, cuando dejas de odiarte.
El ego, la mente, el cuerpo, el Ser, son inocentes, nada es bueno o malo, es solo un programa que separa con juicios de odio.
El amor integra y no alberga resentimientos, somos seres de amor.