El pensamiento es creador. Soy dueño de mis pensamientos. ¿Qué estoy creando en mi vida?

Los pensamientos tienen el maravilloso poder de llevarnos a un mundo de fantasía, de emociones placenteras y recuerdos llenos de felicidad. Así mismo, pueden hundirnos en escenarios futuristas cargados de ansiedad y stress. Si tomamos al pensamiento cómo lienzo, ¿Cómo puedo crear la vida que quiero?

“Nada da más temor que una puerta cerrada”

Ante la incertidumbre vale todo. Lo que viví, lo que me dice el otro al respecto, una intuición o el vuelo azaroso de un pájaro puede ser señales de fortuna o un mal presagio.

Si pienso en algo que aún no sucedió necesito empezar a entrelazar datos, situaciones y experiencias pasadas de manera aleatoria «creando» un futuro hoy por hoy incorroborable. Esto es en respuesta a nuestra necesidad de seguridad.

Nuestro cerebro no está preparado para NO SABER ya que desde sus orígenes tuvo que preocuparse por saber que animal se lo podía comer, dónde había leña, que planta era tóxica… Se preparó para mantenernos vivos. Lo hizo muy bien y se lo agradecemos mucho, pero hoy, ya no necesitamos este estado de alerta.

Entonces, ¿Cómo hacemos para enfocarnos en lo que si queremos hoy?

Un buen ejercicio que puedo compartirles es tomar a los pensamientos como nubes. Están, siempre estarán, pero podemos ponernos en contemplación y dejarlas pasar. Cuando nos aborde ese pensamiento anticipado a la realidad el cual nos quita foco de nuestro presente creador, lo reemplazamos por uno que SI ponga en primera plana algo de lo que intentamos crear en nuestro presente: un recordatorio de una cita, planificar mi entrenamiento semanal, mensajear a un amig@ para visitarlo, leer unas páginas, escuchar una canción que nos anime…

Tenemos mil opciones a la mano para redirigir nuestra energía hacia el pensamiento creador, hacia este momento presente que es lo único que habitamos. Tenemos el poder de decidir a cada momento en que enfocar nuestros pensamientos y por ende, hacer realidad esa vida que queremos.