EL PERDÓN

El perdón, en Coaching, es una declaración que se realiza cuando no cumplimos con aquello a que nos hemos comprometido o cuando nuestras acciones, sin que nos lo propusiéramos, hacen daño a otros. Entonces, nos cabe asumir responsabilidad por ello.

Casi siempre, el perdón es algo que pedimos y en ese acto de pedir, dejamos el peso en la otra persona que después decidirá si nos perdona o no. «Te pido perdón» o «te pido disculpas», decimos, , y depende de la otra persona si nos dice el tan ansiado «Te perdono», o por el contrario, decide no responder o responde con una negativa.

Rafael Echeverría, autor del libro «Ontología del lenguaje», dice que «la responsabilidad que nos cabe sobre nuestras propias acciones no la podemos hacer depender de las acciones de otros. El perdón del otro no nos exime de nuestra responsabilidad. (…) Muchas veces, además del perdón, tenemos que asumir la responsabilidad de reparar el daño hecho o en compensar al otro».

EL PERDÓN COMO LIBERACIÓN

Perdonar, dice Echeverría, es un acto declarativo de liberación personal. Al perdonar rompemos la cadena que nos ata al victimario y que nos mantiene como víctimas. Al perdonar, reconocemos que no sólo el otro, sino también nosotros mismos, somos ahora responsables de nuestro bienestar.

De nada sirve cargar con culpas, ya que en el pasado actuamos desde condiciones diferentes de aquéllas en que nos encontramos en el presente. Tampoco es bueno el resentimiento, ya que eso nos pone en una posición de dependencia con respecto a quien hacemos responsable. La persona puede desentenderse de lo que hizo. Pero el resentimiento que tenemos nos va a seguir atando, como esclavos, a ese otro.

Según Echeverría, el resentimiento nos hace esclavos de quien culpamos y, por lo tanto, socava no sólo nuestra felicidad, sino también nuestra libertad como personas.

PERDONARSE A SÍ MISMO

«Una de las dificultades que encontramos en relación al perdón a sí mismo proviene de sustentar una concepción metafísica sobre nosotros que supone que somos de una determinada forma y que tal forma es permanente». Seguramente, nos habremos encontrado en más de una ocasión tanto diciendo como escuchando «Yo soy así». Como si eso justificara algo de lo dicho o hecho.

Perdonarnos tiene el mismo efecto liberador que perdonar a los demás, y es una manifestación de amor a sí mismo/a y a la propia vida.

Perdonarse a uno mismo no significa obviar el error cometido ni olvidar. Para que el perdón a uno mismo sea genuino ,es necesario responsabilizarse por lo ocurrido y comenzar un proceso de introspección que nos permita enmendar el error mediante conductas reparadoras (externas o internas) las cuales nos supondrán el paso previo necesario para perdonarnos a nosotros mismos.

La capacidad o no de perdonarse a uno mismo suele venir condicionada por ciertos aspectos de la personalidad:

  • Las personas que son capaces de perdonarse a sí mismas son personas que tienen y mantienen un alto nivel de autoestima, de satisfacción con su vida y de bienestar psicológico; son personas sociables, amables y con gran facilidad para perdonar a los demás.
  • Las personas que no se permiten perdonarse a sí mismas suelen presentar bajos niveles de autoestima, altos niveles de culpa, de ansiedad y depresión y baja satisfacción personal con la vida.

EL PERDÓN SEGÚN ECKHART TOLLE

El autor Eckhart Tolle va un poco más profundo aún y nos dice que «si su mente se está aferrando a un patrón de queja como la censura, la autocompasión o el resentimiento, alimentando una emoción, significa que usted no ha perdonado. La falta de perdón es a menudo hacia otra persona o hacia usted, pero puede ser hacia cualquier situación o condición -pasada, presente o futura- que su mente rehusa aceptar».

El perdón, dice Tolle, es abandonar la queja y dejar ir la tristeza. Ocurre naturalmente una vez que nos damos cuenta de que esa queja no tiene ningún propósito excepto fortalecer un falso sentido de uno mismo. «El perdón es no ofrecer resistencia a la vida, permitir a la vida vivir a través de usted. Las alternativas son el dolor y el sufrimiento, un flujo de energía vital muy restringido y en muchos casos, la enfermedad física».

En el momento en que de verdad perdonamos, podemos recuperar el poder que estaba en nuestra mente.

Te deseo que puedas perdonar o perdonarte, por todo aquello que pensás que es tu deber cargar. Liberate de esas cadenas que te atan, y buscá tu propio bienestar. Te lo merecés.

Con amor,

Deby

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