La vida y el odio

La vida y el odio, una experiencia de transformación, van juntos de la mano, al igual que el amor. Son programas mentales, hechos para una función. El odio expresa conductas detestables y el amor conductas amables. Ambos están instalados en la mente. Para llegar al amor primero hay que reescribir el programa del odio. Desprogramarte de todo lo aprendido en el pasado, hábitos, rutinas y conductas. Pasando a una nueva versión de ti. Primero hay que vivir el infierno para conocer el cielo.

El deseo y las emociones

El libro Las ciencias de las emociones de Bhagavan Das, dice lo siguiente:

Se deduce inmediatamente que las virtudes y los vicios humanos no son ni más ni menos que las emociones. Y en mayor alcance y en estado de permanencia. Son habituales o permanentes disposiciones mentales, en el aspecto de deseo, que guían nuestros actos respecto de los demás. En las virtudes hay emociones de amor; en los vicios las hay de odio.

Por ejemplo. La emoción de amor en un principio se limita por consanguinidad y parentesco. Pasando luego a un pequeño círculo de seres, por motivos personales. Se convierte en virtud de amor, (afabilidad, amistad, cariño, benevolencia) al extenderse a todo cuanto se pone en contacto del hombre. Reconociéndola, instintiva o deliberadamente, como un deber al que todos tienen derecho. Fundado en la capital idea de la unidad del Yo.

Las Escrituras cristianas dicen. El amor es el cumplimiento de la ley, puesto que de todo deber establecido como virtud fluye espontáneamente el amor en colmada medida. Por el contrario, cuando la ira y el desprecio se mudan de pasajeros en habituales, constituyen los vicios de actitud y malevolencia. Así vemos que será virtuoso el hombre que se porte con los demás como consigo mismo bajo el influjo del amor; y será vicioso cuando trate a los demás como a lo que especialmente le repugna.

Los aspectos permanentes de las ya citadas emociones principales. Manifiestas en el hombre como predominantes disposiciones que sentimentalizan, afectan, coloran y guían sus actos.

Subdivisiones

Las subdivisiones de la primaria emoción de repulsión, odio o disgusto, son exactamente análogas a las subdivisiones de la emoción opuesta.

1ª La repulsión separa por des igualación dos términos en un principio iguales. Su grado preliminar es la aspereza, reserva y frialdad. Su manifestación física es el apartamiento, la distancia, la vuelta de espaldas y otras actitudes y modales despectivos.

La naturaleza de esta disposición se comprende tan equivocadamente. A menudo se toma por dignidad. Se la considera en sí misma como virtud, aparte de toda otra razón y circunstancia.

El grado inmediato superior del deseo de separación es la ira, enemistad u hostilidad. Tiene por manifestaciones físicas entre gentes incultas. La reciprocidad de injurias y golpes. Sarcasmos picantes, réplicas contundentes y burlas sangrientas. Entre las gentes que se apellidan cultas e intelectuales.

El último grado es la cólera, la rabia y el odio propiamente dicho. Mueve a guerra abierta con el frenético empeño de aniquilar al enemigoFísica y mentalmente por los medios y con las armas que primero vengan a mano.

2ª Recelo. Hacia un superior cuya superioridad es leve y no definidamente reconocida. Con el deseo de reducirle a inferioridad. Unido al convencimiento no solo de la incapacidad de lograrlo. Sino también de que el superior es capaz de deprimir aún más al inferior. Su manifestación física es el encogimiento.

El grado inmediato, en que ya es mayor la superioridad del objeto de repulsión, se llama temor y terror propiamente dicho. Sus manifestaciones físicas son la retirada y la huida. El último y culminante grado es el horror, en que ya no puede ser mayor la superioridad del objeto odiado. Su manifestación física, correspondiente al convencimiento de completa inferioridad e impotencia, es la parálisis que impide moverse y escapar.

3ª Arrogancia. Más la conciencia de la inferioridad del objeto de repulsión. Mueve al deseo de separarse más y más de él por medio de siempre creciente des igualación. Al cual deseo se añade el convencimiento de la capacidad de producir dicha des igualación. Altivez es el aspecto subjetivo de la arrogancia. Sus manifestaciones físicas son: la mirada de arriba abajo y la cabeza erguida.

En el grado inmediato es desdén, que tiene por manifestación física la mueca y la sonrisa burlona.

El tercer grado se llama menosprecio. Cuya manifestación física se encierra en el empujón, el pisoteo y otros ademanes. Frases por el estilo, como las de hacerle polvo, romperle el alma, ponerle el pie en el cuello.

El resultado de estas consideraciones es que el extremado odio exclama:

“Desearía que mi enemigo tuviera cien vidas para matarle otras tantas veces”.

Este odio es tan insaciable como el amor, pues se extingue cuando se aniquila el objeto”.

Annie Besant

En su libro estudio sobre la conciencia, indica:

La emoción es el deseo entremezclado con el intelecto, inevitablemente ha de ofrecer la misma división en dos modalidades. Se llama amor la emoción de índole atractiva que placenteramente une dos objetos. Es la energía integrante del universo. Se llama odio la emoción de índole repulsiva que dolorosamente separa dos objetos. Es la energía desintegrante del universo. Tales son los dos troncos de la raíz del deseo y de ellos arrancan como ramas todas las emociones.

De aquí la identidad de las características del deseo y de la emoción. El amor anhela atraerse el objeto atractivo o va en post de él para unirse con él y poseerlo o ser poseído por él.

Lo mismo que el deseo, liga con lazos de placer y dicha; pero estos lazos son más complicados y duraderos por estar compuestos de más numerosas y sutiles hebras muy complejamente entretejidas. Si bien el enlace de entrambos objetos, la esencia del deseo atrayente, es la misma esencia del amor o emoción atractiva.

De igual suerte; el odio procura eliminar de sí el objeto repulsivo o huye de él para apartarse de él y repelerlo o ser repelido por él. Separa por dolor y desdicha; y así la esencia del deseo repelente, de la separación de dos objetos, es la misma esencia del odio o emoción repulsiva. Amor y odio son las elaboradas e intelectivas formas de los elementales deseos de poseer y rehuir.

Odio en la familia

Análogo estudio de la emoción de odio en la familia nos llevaría a resultados semejantes.

Cuando se desata el odio entre marido y mujerel temporánea mente superior muestra dureza, crueldad y opresión hacia el temporánea mente inferior, quien corresponde con odiosas manifestaciones propias de la debilidad, como venganza, temor y doblez, que se manifestarán más evidentemente en las relaciones entre padres e hijos dominados por el odio, puesto que entonces la disparidad es mayor y la tiranía engendra una coluvie de siniestras emociones, como hipocresía, servilismo y cobardía mientras el niño no puede valerse, y desobediencia, rebeldía y venganza cuando adolescente.

También aquí descubrimos una característica común, pues el odio al inferior es menosprecio, y al superior es miedo.

Asimismo; El odio entre iguales se manifiesta en cólera, hostilidad, desatención, violencia, agresividad, envidia e insolencia. Es decir, cuantas emociones repelen a los rivales que están frente a frente y no mano a mano.

La común característica del odio entre iguales resulta de este modo mutuo agravioy las tres capitales características de la emoción de odio son menosprecio, agravio mutuo y miedo.

La misma relación existe entre los vicios y la emoción de odio. Si uno perjudica a otro y éste le devuelve el perjuicio, la relación entre ambos es discordante y engendradora de miseria.

Y como cada uno espera perjuicio del otrolos dos procuran debilitar la fuerza perjudicante de su enemigo, y tal es la espontánea acción del odio. Cuando esta modalidad llega a ser permanente y el hombre la manifiesta en sus relaciones, siempre que haya ocasión, se llama vicio.

Un hombre de indómitas pasiones y salvaje naturaleza descarga un golpe en espontánea expresión de odio. Repite a menudo este acto hasta convertirlo en hábito cuando monta en cólera. Inflige dolor y halla placer en ello. Vigoriza el vicio de crueldad, y al tropezar con un niño o un ser más débil; mostrará crueldad tan solo porque se pone en relación con él. Así como la emoción amorosa definida y guiada por la torcida y ciega razón es vicio.

El odio hacia ti mismo

Desde que nacemos, se siente el odio. Cuando se está en el vientre materno; es la madre quien alimenta al embrión por medio del cordón umbilical, llevando sangre al cuerpo que está gestando. La sangre alimenta el cuerpo con sus electrolitos. Entregando los nutrientes y energía que se requieren para el crecimiento del cuerpo del bebe en el útero materno.

Debido a que, todo es energía, la madre también transmitirátodo el odio mental que posee. Aquel que guarda en silencio y aquel que también expresa con sus desprecios hacia su pareja y entorno.

Es así como se entrega el programa del odio desde el vientre. Cuando se nace, existe el odio hacia los padres y el odio hacia sí mismo; porque en algún momento la madre o el padre odiaron al hijo antes de nacer.

Así se avanza durante la vida. El cuerpo se desarrolla y se aprenden los hábitos, palabras y rutinas destructivas en el hogar. El vecino es similar y su vecino también. Por lo tanto, todos llevan similar programación, de una madre que siente odio hacia sí misma y a los demás.

El padre proviene de una madre, y lo que es, sus actos, palabras, pensamientos y emociones, lo aprendió de ella.

En la sociedad es la madre quien cuida, educa y guía al hijo o hijos, por lo tanto, se aprende todo de ella.

Roles en la vida

Al salir de la casa, el odio oculto hacia los padres y hacia sí mismo se mantiene. Esto conlleva, a realizar siempre acciones de autosaboteo, evitando prosperar en la vidaDebido a que existe menosprecio, baja estima y desvalorización, existe un pensamiento de culpa y odiopensando que se fue un mal hijo o hija.

Cuando se busca una relación de pareja, se piensa que allí se encontrara amor, paz y felicidad. Pero lo que se encuentra; es sexo, casa, comida, trabajo, ropa y otros lujos. A la larga llevan al conflicto entre egos, por odio hacia sí mismos y al otro. Se repite el patrón conductual que se vivía en la infancia con los padres.

En este caso, se ha pasado del rol de hijo al de padre, y el de hija a madre. Sumando unos nuevos, el de esposa y esposo, para convertirse en pareja o matrimonio.

Al existir culpa y odio, y al haber vivido tantas vidas aparentes en el pasado repitiendo las mismas situaciones una y otra vezllegando al parricidio, suicidio y homicidio, en pensamientos, palabras y obras, se está atascado repitiendo relaciones interpersonales similares.

El hombre siente culpa, al creerse mal padre, por lo que tratara a la esposa como hija; cuidara de ella y permitirá sus caprichos y abusos. La mujer, piensa que es una mala madre, y cuidara del esposo como si fuese un hijo. Lo empequeñecerá y lo colocará al nivel de los hijos; y le permitirá todos los mimos y caprichos, que una madre permitiría a un hijo cuando se siente culpable.

De igual manera ocurre que, el hombre ni la mujer se consideran buenos esposospor lo tanto, sienten culpa y odio. Se dedicarán en exceso al cuidado del otro, sin apreciarse a si mimosEsto lleva a las conductas de víctimas y victimarios; las cuales en realidad no existen. Solo es el odio que se disfraza de sufrimiento y muestra un culpable aparente.

Por último, y el más importante. Encontramos el odio hacia sí mismo. Ambos, mujer y hombre, no se aprecianno se contemplan como una mujer o como un hombre. Simplemente se ven como un rol autoimpuesto que por obligación cumplen, y esos los lleva a la ira y depresión constante.

Defender la posición

Aquí es donde suelen suceder las crisis de pareja. Culpándose uno al otro, defendiendo una posiciónDecidiendo al final que terminan la relación sin buscar la solución; solo ven el conflicto, y piensan que la solución es buscar una nueva relaciónLlevándose en su mente una relación del pasado llena de rencores y resentimientos.

Así es el mecanismo de operación del odio en la mente de todos los seres humanos. Siempre se está fabricando amigos imaginarios a quien culpar; por no lograr los caprichos y deseos en la vida, evitando ser responsables de las acciones.

El detalle está oculto a la percepción de una mente enojada y desequilibrada por el odiopero el odio en sí es listo y sabe lo que hace.

Las apariencias, el cuerpo, la mente, el Ser y el odio, son inocentes. El odio es un programa que opera en la mente. Es un virus que ha desequilibrado la mente y ha llevado a los cuerpos a actuar de forma impulsiva y alocada.

Cuando atacas o enojas, lo haces con la apariencia, sin comprender que la apariencia está siendo manipulada por la información mental. Así como el otro está infectado del virus del odio, también está en ti.

En toda relación de pareja, ambos seres sufren de odioy mientras se contemplen como roles, no podrán hallarse con amor de Ser a Ser. No se valoran como un hombre que acompaña a una mujer como su igual; ni como una mujer que acompaña a un hombre como su igual. Solo cumplen sus roles aparentes que ocultan tras de ellos, odio.

Mientras se sigan manteniendo pensamientos de odio y desprecio hacia sí mismo, la mente estará desequilibrada. Bloqueando que el Ser tome el control de la mente y la dirija con amor.

Para liberar el odio de la mente, se debe partir, dejando ir y liberando todos los recuerdos, conflictos y rabias del pasado. Quitarse todos los roles, amistades externas, y todo lo guardado del ayervivir sin pasado, vivir en el presente, vivir en el ahoraEl odio se alimenta del pasado, si le quitas su alimento se debilita y el amor aparece.

Con esto se ofrece una nueva relación a la pareja. Valorándolo por el Ser que es, reconociendo que es una apariencia de hombre y mujer, igual al otro. Y que ambos son compañeros del viaje de la vidaque lo ocurrido en el pasado no existe, solo existe lo que se hace en este momento. Es aquí y ahora donde se construye el futuro sin pasado.

Para sanar el odio, se debe partir perdonando al otro. Es inocente no sabe lo que hace, y perdonándote a ti mismopor ser el responsable y causante de todo el sufrimiento de tu vida, ha sido el odio quien había dirigido la mente en el pasado

“En una mente sana, no hay odio, solo hay amor, y en donde hay amor, esta Dios”

La depresión

Detrás de este odio se esconde un fantasma, la depresión, y es esta quien destruye la vida.

Aprendemos en casa, que la depresión es algo normal, crecemos y desarrollamos la vida, creyendo que esto es una normalidad.

Cuando somos niños, actuamos felices como niños. Pero cuando observamos los conflictos de los padresdejamos a un lado la inocencia, y pensamos que si nos convertimos en los salvadores de los padres nos apreciaran.

Como ambos padres están sumergidos en una depresión silente; aprecian o desprecian al infante a su antojo, el aprecio y amor no son puros. No saben como amar ni amarse, por lo tanto, solo hay interés oculto en la conducta afectiva de un adulto hacia el niño.

El infante crece y sale de casa, está programado para establecer una relación de pareja. Con personalidades de conducta depresiva y que desprecie; en su creencia se considera salvador y se entregará en cuerpo, mente y alma al otro. Sin darse amor, al final la relación colapsará y el dependiente de aprecio sufrirá, entrando en una tóxica dependencia emocional.

En esta relación el aprendizaje es: El que busca dar amor y aprecio a los demás, debe darlo a sí mismoApreciarse, sentir autovaloración, estima saludable y amor propio, y luego podrá compartir con los demás.

El segundo caso es aquel que despreciase queja, critica, odia y ataca, se guarda todo para él, es egoísta con el mundo y con él. Desprecia toda muestra de amor, y siempre buscará aquellos que le aprecien, para manipularles emocionalmente y alimentar su carencia afectiva con ellos. Aprendió en el hogar a despreciar toda muestra afectiva, ocultando su depresión tras la máscara de la ira y la venganza.

Esta relación enseña: Que el sujeto debe aprendes a valorar la vida, dar amor sin interés y condiciones a los demás y a el mismo. Permitir que cada quien sea el mismo, sin controlar situaciones o personas, el desapegarse de lo material, y aprender a darse amor.

El conflicto con el dinero

El dinero es una energía y toda energía proviene de Dios. Usualmente la acumulamos o despreciamos; no se agradece ni se aprecia sin importar la cantidad.

Esto es una creencia, una conducta aprendida en casa. La madre en su mente egotista, piensa en mañana, pensando que no tendrá, oculta y atesora el dineroy cuando habla siempre se refiere de forma carente, diciendo no tengo, me hace falta, no puedo pagarlo, me voy a quedar sin dinero. Desprecia al padre cuando da el dinero, diciéndole y esto es todo, que poco.

El padre primero fue hijo, aprendió el desprecio y atesoramiento del dinero en casa. Como adulto, trabaja y recibe un pago, pero se menosprecia. Por lo tanto, nunca considera abundante, aprecia y agradece el pago que recibe. Cuando llega a la casa entrega el dinero con desdén, siempre preocupado por el mañana, enojado y con estrés.

Esa es la constante rutina de la vida humanasiempre en estrés por el dinero y preocupación por el mañana, sin agradecer por lo que se tiene, sin sentir aprecio propio, por lo que se recibe y por lo que se da.

Viviendo en una depresión constante, al mantener la creencia de que no se tiene nada. Llevando a los excesos de acumulación, despilfarro, o vidas miserables por el desprecio a sí mismo, a la vida, al dinero, a Dios.

Esta creencia se sana afirmando al decir:

Gracias a Dios por todo su amor y abundancia que me da cada día. Acepto y me permito ser un triunfador; soy exitoso, soy adinerado, soy afortunado, soy abundante, soy riqueza, soy feliz conmigo y lo que tengo.

Sana tu mente, liberate de la miseria mental.

 

El perdón

“De buena voluntad, Espíritu Santo, hoy decido perdonar y perdonarme.

Quítame lo que siento, borra de mi memoria y corazón estas heridas; dame un corazón nuevo, te entrego el mío sano y listo para continuar”.

“Padre, madre, hermano, te perdono, eres inocente de tus actos; tú eres uno igual que yo, y llevamos similar información, te perdono y te libero de esta situación, te dejo ir, eres libre.

Me perdono por mi actitud destructiva y querer hacerme daño.

Me perdono por haber actuado con crueldad.

Me perdono por albergar estos caprichos.

Me perdono por haber querido hacerte daño.

Me perdono por insultar a Dios nuestro padre.

Me perdono por no hacer la voluntad de Dios.

Me perdono por no comprender tu dolor.

Me perdono por no aceptar la responsabilidad de mis actos y la consecuencia de ellos.

Me perdono por albergar este odio, ira y resentimiento en mi mente y corazón.

Mi único deseo es la paz, la felicidad, la abundancia y la riqueza que la voluntad de Dios nos da”. Amén.

 Pablo César Pastor Guerra