La meditación es vivir la vida con los ojos de Dios
Vamos a hacer un experimento.
Cierra los ojos.
Tus pensamientos van a ir y venir, tu mente estará distraída, irás a tu trabajo, a tus amigos, a los quehaceres diarios y eso está bien. Es la riqueza de nuestra mente, pero muy por debajo de todo este contenido mental existe una super mente que no se identifica con todo esto, nunca cambia.
¡Es aquí cuando te digo que no te identifiques entonces con tus pensamientos, se mueven! Pues tratarlos como hijos que van y vienen y solo se calman.
Sólo observa, ahora eres es observador, el que ve, que sabe.
Ese es tu Yo, es eterno, nunca cambia.
En el momento que te das cuenta de esto nace el conocimiento de tu inmortalidad, hasta entonces estarás preocupado, intranquilo, estarás sufriendo.
La naturaleza de la existencia es dicha, gozo, inmortalidad, para eso necesitas permanecer quieto y en silencio por un minuto y observa el interior, y con este conocimiento que es tu verdadera naturaleza.
Cierra los ojos permanece así, con esta fuente, soy inmortal, soy esto y luego ve a tu comunidad y lleva paz y amor a los corazones.
Hazlo diariamente, constantemente uno dos tres o cuatro minutos, ahora es fácil, pero descubrirás que para volver a la fuente del conocimiento tendrás que seguir y seguir cada día y verás que ya no es fácil, la técnica es simple, pero se debe continuar el ritmo.
La continuidad: eso es difícil.
¡No te desanimes! Sabe está verdad y continua el camino es la meta
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