No soy un guía, soy un seguidor

En esta vida pasajera, hemos de experimentar eventos, que nos llevan hacia el crecimiento espiritual. Sin embargo, no permitimos que Dios sea el guía, y así desaprovechamos estas oportunidades y evitamos escuchar el mensaje.

Cada una de las personas, situaciones, cosas y eventos que aparentemente son fortuitas,  se cruzan en nuestras vidas con un propósito.

Al contrario es una enseñanza que te lleva a cambiar de dirección. A rendirte a la situación sin darte por vencido, a un proceso de aceptación y cambio. Con el propósito de que dejes de mirar hacia afuera y andar divagando, y mires hacia adentro y te conozcas.

El otro Ser se encuentra sumergido en la creencia de pensar que es un cuerpo humano. Está en la búsqueda constante de la felicidad, lleva los mismos miedos, resentimientos y odio. Lleno de creencias similares y vivido los mismos abusos, desconoce el respeto, responsabilidad y verdad.

El propósito del encuentro con otro Ser humano y de toda la serie de eventos que podrían suceder. Es para recapacitar, la forma de actuar emocional. Cree ser un cuerpo, el cuerpo reacciona de forma emocional. Tome conciencia de su comportamiento y estado emocional, despierte.

 Cuestionar lo que ocurre a su alrededor y en usted, libera de vicios, dependencias y apegos. Transcender su ego, desarrollar virtudes, tome consciencia de los pensamientos que vienen a la mente y la coherencia con que actúa. Le enseña que debe buscar la felicidad en su interior, que la paz es mental. Ser compasivo, sincero, honesto, verdadero, amable y amoroso, con usted y el entorno, lo lleva a la felicidad plena.

El Camino

Todo esto lleva a su crecimiento espiritual, devolviéndolo a su verdadera identidad, recordar el Ser que es, y que habita en un cuerpo. El vivir en constante agradecimiento, reconociendo que lo tiene todo en forma abundante. Que los lujos materiales a los que anhela, son solo manifestaciones caprichosas de sus deseos, le ayudaran a clamar su estrés mental.

Ser empático y ayudar con gestos amables cada día a los demás es generosidad. Así trabaja el universo, usted da amor en abundancia y él responderá de inmediato con riqueza; y como todo es energía, la riqueza se manifestará de diversas maneras, en la que sea conveniente al momento.

Una sonrisa que sale desde el corazón, lágrimas de alegría. Al sentirse valorado o amado, una frase de apoyo o un saludo que alegre un corazón. Es una riqueza para aquel Ser, que busca Ser Feliz. La felicidad atrae la felicidad y la verdadera riqueza está en Ser feliz y estar en paz.

El almacenar bienes y no disfrutar no le lleva a la riqueza, al contrario atesora por sentimientos de pobreza. No es más rico el que tiene más, si no el que menos sabe necesitar, es un aforismo real. Por lo tanto, aceptar el evento que sucede, darle la razón al otro, ver la oportunidad de crecimiento espiritual a cada instante. Le evitará días de sufrimiento y le proveerá de días de dicha y paz.

El vivir cada día, sintiéndose abundante e inmensamente rico, sin importar alcanzar los caprichos materiales. Pero si al haber encontrado el amor propio, sanar la relación con usted mismo, con sus padres, hermanos, su infancia y con Dios. Le entregará una dicha inmensa. Hará que fluya toda la riqueza material de su vida, que usted constantemente se bloqueaba a través de sus conflictos.

El guía

El Espíritu Santo a cada instante nos guía y nos envía sus mensajes, múltiples son los mensajeros que recibimos cada día, solo debemos dejarnos guiar.

Guiar y planificar una vida futura basada en el pasado, no es la función del Espíritu Santo. Eso es seguir repitiendo lo mismo una y otra, esperando un resultado diferente y Einstein llama a esto locura.

El Espíritu Santo te guía a que te liberes del pasado, traumático y resentido que te mantiene atado y atascado a la ilusión material. Todo lo material es perecedero y cambia a cada instante.

Te guía a que dejes de buscar la felicidad en lo externo, para que la encuentres dentro de ti. Te guía de vuelta al Ser que eres, te integres, resucites, despiertes del sueño perecedero en el que vives sumergido. Vuelve al estado mental de cielo, vivas como un ángel terrenal en perfecta comunión con su ángel celestial.

Hacer la voluntad de Dios cada día, amarte, amar a tus hermanos, amarse unos a otros y amar a Dios sobre todas las cosas. Trata al prójimo como te gustaría ser tratado y no hagas lo que no quiere que te hagan. Esa es la voluntad de Dios para ti cada día.

Supongamos que es un ser humano con un cuerpo de treinta años. En su vida ha disfrutado de escasos instantes felices, pero se encuentra en una crisis y está buscando la felicidad. Como todos la ha buscado afuera. Se queja del mundo, de las relaciones, críticas, excesos, actos de venganza y crueldad, en fin, vive lleno de odio y estrés.

Si llevamos estos treinta años a segundos vividos, se calcularía que. Ha vivido dos millones quinientos noventa y dos mil oportunidades de Ser feliz.

El seguidor

La vida le ha presentado innumerables oportunidades para encontrarse y Ser feliz. pero usted ha escogido es guiarse y planificar la vida. Recordando el pasado. Acepte que no controla el mañana. Enfoque su control en usted, en reconocer cada impulso de actuar de manera emocional, evitando entrar en ira y gritos.

El futuro existirá dependiendo de sus pensamientos y actos en este momento.

Tenga la certeza de que si usted entrega su futuro a Dios y se deja guiar. Se encontrará con seguridad y confianza de que se le guiara con amor a lo que más le conviene en la vida.

¿Cuántos instantes seguirás dejando pasar por Ser feliz, esperarás al último aliento de vida para reconocer que solo debías dejarte guiar?

La decisión es suya, el poder de decisión y el libre albedrío son los superpoderes de todos los seres humanos, hay que usarlos sabiamente.

No sea un guía que se dirige al terror y sufrimiento. Sea un seguidor que se deja llevar a la felicidad, a la paz, a su verdadera identidad, a su herencia. Al reino de nuestro padre Dios, la abundancia, la riqueza, la dicha y el bienestar, la libertad, al amor incondicional puro y verdadero.

Finaliza todos los martirios y sufrimientos que te has fabricado, viviendo un nuevo sueño lleno de felicidad.

“El dinero no compra la felicidad, es la felicidad la que produce el dinero que llega a ti”.

Pablo César Pastor Guerra