Yo tengo el control

No existe nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace aparecer. 

 (William Shakespeare).

Cada pensamiento, da un resultado, que debilita nuestra mente o la fortalece. Podemos hacer la prueba de colocar nuestro brazo hacia arriba y pedir a alguien que nos lo intente bajar. Si durante esta prueba, pensamos en una mentira, el pensamiento nos debilitará y el brazo opondrá menos resistencia. Si por el contrario, se piensa en una verdad, el brazo opondrá mucha más resistencia.

La verdadera sabiduría consiste en observarte, en cada momento. Observar si tus pensamientos son de fortaleza o de debilidad.

Si consigues estar con pensamientos que te fortalecen, puedes encontrarte en un estado optimista, que te fortalece. Evitamos que los pensamientos debiliten cada órgano del cuerpo.

Como hemos visto anteriormente, un pensamiento que debilita nuestra mente, puede debilitar los músculos de nuestro brazo. Imaginemos qué puede ocurrir en nuestro cuerpo y en nuestros órganos, si estamos expuestos constantemente, a esta serie de pensamientos. El corazón es un músculo que se debilita. Los órganos internos, están rodeados de músculo, que se debilitan con todos estos pensamientos.

La vergüenza, es uno de los sentimientos, que producen humillación. La importancia de perdonarse a uno mismo, es muy importante. Si lleva pensamientos de vergüenza, por lo que ha hecho en el pasado, se está debilitando físicamente, como emocionalmente.

Si se utiliza una técnica de vergüenza y humillación, hacia cualquier persona, nunca logrará empoderarse, hasta que logre quitarse esos pensamientos de vergüenza y humillación.

Por ello, debemos dejar partir esos pensamientos de vergüenza y humillación. Solo quedarnos con las lecciones. Aprender y reconectarnos con nosotros mismos, a través de técnicas como, por ejemplo, la meditación.

Después de la vergüenza, la culpa y la apatía, son los pensamientos más debilitantes. Producen el reproche y la desaprobación. Vivir con culpabilidad, es vivir el momento presente, inmovilizado por algo que ya ha sucedido. Debemos quitarnos la sensación de culpa. Aprender del pasado, y quitarnos el pensamiento negativo, para poder fluir en el presente.

Liberar la culpa es como quitarse un gran peso de la espalda. La culpa, se libera, por el pensamiento del amor y el respeto propio.

Debemos ponernos como meta, lograr ser mejores de lo que hemos sido.

Los pensamientos de apatía crean desesperación. Estos pensamientos, evitan que nos involucremos verdaderamente en nuestra vida. La apatía, deriva de sentir lástima de uno mismo. De la necesidad de ocuparse continuamente, para evitar el aburrimiento.

Por ello, debemos darnos cuenta, que cada momento del día, nos ofrece múltiples opciones para vivir en plenitud. Conectarnos con el presente y vivir.  No debemos buscar en el exterior. Saber que en nuestra mente y nuestro interior, podemos encontrar infinidad de posibilidades ilimitadas.

Cada uno, tenemos la opción cada día, de levantarnos y decir “Muy buenos días” o por el contrario podemos decir “otro día más”.

Siempre tienes la posibilidad de escoger. Si te llenas con pensamientos negativos, te debilitarás física y emocionalmente.

Te debes plantear que en este universo, en el que nos encontramos, no debemos encerrarnos en pensamientos negativos. Dar gracias día a día, por poder disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean.

    El miedo y la ira, también compiten con estos pensamientos negativos, que nos debilitan. Crean una fuerza interna de tensión y debilidad.

    Debemos buscar la energía positiva del amor por todas las cosas, para debilitar los sentimientos negativos.

    La ira se produce porque, queremos que el mundo sea como yo quiero. Estamos enojados con todo, porque no podemos cambiarlo. La sabiduría consiste, en evitar todos los pensamientos, que nos debilitan.

    Todos estos pensamientos negativos son energías. El universo es una frecuencia vibratoria. Estas energías negativas, son frecuencias bajas y lentas.  Solo pueden disolverse buscando energías elevadas y altas.

    Cuando cambiamos un pensamiento, que tiene una vibración de energía muy baja, a un pensamiento de una frecuencia más elevada, pasamos de la debilidad a la fortaleza.

    Podemos decir que nos convertimos en lo que pensamos, a lo largo del día. Los pensamientos, determinan si nos encontramos fuertes o débiles, feliz, triste, exitoso o no.

    Los pensamientos felices crean moléculas felices. La salud, está determinada en gran parte, por los pensamientos que tenemos.

    La mente, es una herramienta muy poderosa. Puede hacer que tengamos mejor o peor salud.

    Los pensamientos positivos, sustituyen los anhelos y la ansiedad y nos convertimos en personas optimistas.

    Sería primordial, poder elegir los pensamientos, que pasan por nuestra mente. Independientemente de las circunstancias que nos encontremos, es nuestra decisión.

    Como conclusión. Sería interesante trabajar, para intentar controlar nuestra mente. Seleccionar nuestros pensamientos y poder cambiarlos en cada momento según nuestras necesidades.

    Solo así, lograríamos una total libertad, en la que nadie pueda controlarte.

    Vanessa Martín Ardanaz

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