Aquí y ahora.
Hace muchos años, en 1989, tuve la fortuna de ver por primera vez la película “La Sociedad de los Poetas Muertos” (“Dead Poets Society”)[1], con la genial interpretación del gran actor Robin Williams, y digo por primera vez porque luego la he llegado a podido disfrutar en múltiples ocasiones, la he recomendado e incluso organicé cine foros en la universidad con los estudiantes. Y siempre llevo el grato recuerdo de un grupo de alumnos quienes, tras ver y debatir la película entre ellos, al día siguiente me recibieron todos montados de pie sobre sus pupitres, al grito de “Oh capitán, mi capitán”[2] (quien haya visto o vea la película podrá entender la significación de este gesto).
Esta película la usé siempre durante mis décadas como profesor universitario, como recurso extraordinario para el estudio de lo que es en realidad la libertad, en el ámbito de los derechos de las personas, sus relaciones entre sí y su protección frente al poder del Estado. Ello junto a la noción de responsabilidad que le va asociada.
Pero sin duda contiene material mas que suficiente para abordar temas sobre la dignidad humana, el derecho a la educación, la literatura… Incluso contiene una excelente crítica a un sistema educativo que no enseña a pensar, sino solo a repetir, debiendo los estudiantes, entonces, reconstruir su autoestima, aflorar su creatividad y “buscar su propia voz” desde ángulos diversos, en lo que podríamos denominar una pedagogía de la libertad.
Y tantos otros temas dentro de los cuales nos encontramos con aspectos cruciales o esenciales vinculados con la filosofía y la mejor manera de vivir para el bienestar, que representa toda una cosmovisión que se toma de la mano con la idea yóguica del aquí y ahora, del identificarse al momento presente, al instante presente, con la ayuda de la respiración, en la práctica de Âsana (posturas) y de Dhyâna (meditación).
Descubrir o redescubrir que la vida transcurre en el presente; el pasado es irrelevante y el futuro es incierto. Por ello hemos oído que “Si estas deprimido es porque vives en el pasado, y si estas estresado es porque vives en el futuro”. La paz, la serenidad y la felicidad se encuentran hoy, en este minuto, en este preciso e instantáneo (si se me permite) instante. Ilustremos esta perspectiva de vida con aquella parodia animada en la que Piglet (Puerquito) pregunta a Winnie the Pooh: “Winnie, ¿en qué día estamos?”. Éste responde: “Estamos hoy”. Y Piglet exclama: “Jaja que bueno, ¡¡¡es mi día preferido!!!”.
Y es obvio que hoy es el mejor día que tenemos, incluso el único del que disponemos, pues ayer se fue y no volverá y mañana es solo una incierta posibilidad. Dejar ir el hoy es dejar de vivir, es desvalorizar este hermoso obsequio con el que nos ha premiado el universo, y que con gratitud debemos recibir, gozar y aprovechar.
No en balde al presente se le llama presente, justamente por ser eso, un obsequio, un regalo. Con todo y papel bonito de envoltura y lazos de colores.
Damos gracias al amanecer por ese nuevo “hoy”, y damos gracias al acostarnos por haber sido beneficiarios de ese “hoy”. La gratitud es la clave de la felicidad y la abundancia.
Ahora bien, y ¿qué tiene que ver todo esto con la citada película? Pues resulta que esa enseñanza fundamental que ella contiene deriva ni más ni menos de esa sabiduría.
En efecto, en 1959 (curiosamente el año de mi nacimiento), el profesor de poesía John Keating (Robin Willliams) comienza a dar clases literatura en Welton Academy, Vermont, U.S.A., una institución escolar de corte elitista, cuyos pilares fundamentales son la tradición, el honor, la disciplina y la excelencia. Poco espacio entonces para los valores humanos de creatividad, resiliencia, cooperación, solidaridad, fraternidad, amor compasivo, diversidad, cero competitividades, vocación de servicio, etc.
Keating, no obstante ser egresado de esa institución, adversa sus postulados de mentes encuadradas y automatizadas, y se sirve de la literatura, de la poesía, como una herramienta maravillosa para generar que sus alumnos consigan abrir sus mentes y sus corazones a lo diferente, a lo misterioso, a lo infinito.
Y todo ello gira entorno al aprendizaje y a la comprensión de la expresión latina “Carpe Diem”, atribuida al poeta romano Horacio, quien vivió entre los años 65 y 8 a.C., y que se traduce a la letra como “Cosecha tu día”. Se estima que la frase completa era “Carpe Diem quam mínimum credula postero”, que quiere decir “Aprovecha el día y no te fíes del mañana”. Empero, la idea ha llegado hasta nosotros y nuestros días bajo su versión corta, neta, efusiva y contundente de “Carpe Diem”, como se aprecia en la película[3].
Así, Keating se empecina en abrir los ojos de sus alumnos a una perspectiva que jamás habían imaginado. Vivir el presente y en el presente, con gratitud frente a lo que se nos ofrece. En el yoga decimos vivir en Santosha, en el contentamiento y la aceptación, en aprendizaje permanente y agradeciendo el don de la vida, aquí y ahora.
No esperes tener un grave accidente para frenar tu carrera desbocada y contra reloj en la que has convertido tu vida. No dejes vanamente transcurrir el tiempo que es el único recurso realmente irrecuperable. Disfruta al máximo cada pequeño detalle que el día te trae, desde una suave y fresca brisa hasta el curioso volar de un colibrí. Dile a tu pareja, a tu hijo o amigo que lo amas. Ese es el verdadero sentido de no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Vive en la plena consciencia como si cada día fuese el último (algún día con certeza lo será y no lo sabrás con antelación).
“Carpe Diem”, un certero mantra. Un objeto de meditación. Una motivación de vida.
Terminemos con un poema denominado precisamente “Instantes”[4], atribuido a Jorge Luis Borges:
“Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo”.
Oh capitán, mi capitán, querido lector, “Carpe Diem”.
26 Comentarios
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[1] Un resumen en: https://www.youtube.com/watch?v=S2j_0gOnJTQ
[2] Del poema de Walt Whitman https://ciudadseva.com/texto/oh-capitan-mi-capitan/
[3] Corto de la película: https://www.youtube.com/watch?v=QV_dSvmQCQM
Tarde o a tiempo termina uno entendiendo como se debe vivir la vida…
No venimos con un manual debajo del brazo al nacer.. A veces terminamos viviendo la vida que nos impusieron otros, sin que ellos tampoco se dieran cuenta la final.
Todo ese poema se puede resumir en «Después de todo no te tomes la vida tan en serio, porque al final, no Saldrás vivo de ella»
Ni en serio, ni en broma, lo mejor es simplemente agradecer y disfrutar el milagro de vivir. Saludos y gracias
Gracias José por tu comentario que aprecio mucho. Debemos hacer un alto y observar si la vida que tenemos es la que queremos, y si no lo es, agradecer el habernos dado cuenta y hacer los cambios necesarios con una intencion de vida distinta. Carpe Diem
La Sociedad de los Poetas Muertos es un acorde ejemplo sobre la filosofía del vivir, en equilibrar el pensar y el actuar, disfrutar de cada minuto de vida. Entre todos los estímulos y distracciones de la vida diaria, es hasta difícil alcanzar ese estado de tranquilidad (o al menos así lo defino yo). Creo todo empieza por estudiarse, aceptarse, quererse y así, aceptar lo que la vida nos regala, abrazar cada instante.
Excelente artículo, profesor. Aún disfruto de esta obra del cine. Saludos.
Hola Nelkis, agradecido por tu comentario. Has tocado dos palabras claves. Una, la tranquilidad como tu dices, a la que le cataloga de serenidad y de paz interior. La otra, la clave de la aceptacion, que no es resignacion (en WebsmBook tengo un articulo sobre eso). Efectivamente abraza cada instante, y gracias por haberme obsequiado un grato instante. Saludos
Vivir en el presente es un gran desafío, pero da muy buenos resultados.
Lo malo es que a veces es fácil olvidarlo, porque no alcanza solo con no mirar el pasado ni el futuro, hay que luchar también contra «la vida en automático».
Por eso vienen bien estas lecturas, para que no se nos olvide vivir conscientemente en el presente. Gracias, Alberto!
Hola Rita, gracias por tu comentario. Lo importante es que te des cuanta de cuando sales del presente, para que puedas volver a el, volver y volver, una y otra vez. La plena consciencia te «salva» del automatismo que nos esclaviza. Namasté Rita
Una de mis películas preferidas. Hay que tomar el tiempo para disfrutar cada detalle y no dejarse abatir por las cosas que pasan. En todo hay algo positivo y hay que descubrirlo y disfrutarlo, porque no se repite y jamás dejar para después lo que nos da placer.
Silvia
Hola Silvia, realmente es una pelicula a clasificar en «mis preferidas». Efectivamente en todo hay algo positivo, incluso en lo que pueda afectarnos en el momento, y se trata de descubrirlo con una actitud siempre optimista y agradecida. En cada detalle esta lo hermoso, pues lo hermoso es pequeno, lo mas pequeno es la esencia, que a la vez es lo inmenso. Un abrazo
Excelente reflexión, mi estimado amigo y una gran película. También de mis preferidas y la primera que adquirí de manera permanente empezando los dvd.
Junto con «Esta tierra es mía», otorga excelentes oportunidades para sembrar en los jóvenes ideas de libertad y a defenderlas.
Mejor dicho imposible apreciado amigo y colega docente. Agradecido por tu comentario.
Alberto Gracias por compartir estas enseñanzas, tus conocimientos y consejos coincidentes con la escuela psicoanalítica gestáltica.
Del conocimiento que tengo de ti ,y luego de leer este escrito, reafirmo que durante la vida, los padres o madres, siempre sembramos algo, en la conciencia de los hijos.
Por eso, me has recordado las enseñanzas que como alumno, desde el primer dia de clases, disfruté de mi recordada, admirada y querida Profesora de Procesal Civil y madrina de mi promoción, Mariolga Quintero Tirado; tu mamá.
Un fraternal abrazo
Muchas gracias Humberto, discípulo de mi mamá, alumno mío en su momento, colega de aquel lado de mi antigua profesión, y amigo de siempre. En realidad es sorprendente las similitudes conclusivas a las que puedes llegar, tras caminos distintos transitados desde la ciencia occidental y las filosofías orientales, como trato de hacerlo ver en mis artículos.
Y no solo los padres y madres, sino también los profesores y maestros, e incluso los encuentros kármicos, te siembran algo en la consciencia, para tu mejor provecho, mediando la sabiduría con la que puedas percibir y aprovechar esos eventos.
Otro fraternal abrazo para ti.
Qué belleza de artículos! Palabras muy acertadas y enseñanzas de vida que todos deberíamos interiorizar! Gracias!
Gracias Carla, considero que es una forma de servir a la sociedad, el hecho de proponerse transmitir las sabidurias a las que se haya podido afortunadamente tener acceso, para la felicidad de todos. Cosas sencillas se sentido profundo. Un abrazo
Me enorgullese decir que fue mi profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Central de Venezuela, en el periodo correspondiente entre 2013 y 2014.
Deseo se mantenga inspirado día a día profesor, para que siga generando contenido de este tipo.
Un gran abrazo,
Manuel Alejandro Guillén Freiría
Gracias Manuel, se trata de las palabras que te confirman que hiciste bien las cosas y que sembraste en buena tierra. Aprecio mucho tu reconocimiento. Un abrazo
Enorgullece*
“Oh capitán, mi capitán” Exelente artículo
Muy agradecido Ariel, por tu comentario y tantas cosas que permiten el desarrollo de la creatividad. Un abrazo
Excelente artículo y valiosa película. Vivir en el ahora es difícil con la velocidad de las vidas actuales, pero al ver demasiado al futuro se te escapa el presente, y si vives en el pasado, no disfrutas del hoy.
Cada día, cada minuto, es para saborear y disfrutar, aprender, y crecer.
Lamentablemente muchos profesores siguen educando de la misma forma que hace 100 años, haciendo repetir a los niños, y moldeandolos dentro de cajas de lo que ellos consideran que es correcto, rompiendo su creatividad e imaginación.
Una de mis grandes preocupaciones ahora que mi hijo empieza el colegio.
Gracias Ana, tienes razon, por eso debemos encontrar el tiempo y la forma de no perder un segundo, en el entendido, claro, que dentro de esa idea esta la posibilidad del ocio, que promueve la creatividad.
Al pensar como evidencias hacer, seguro que seras el contrapeso ideal para que tu hijo no sea privado de su creatividad y de su sonrisa vital, por seudo profesores y maestros, que no son mas que repetidores tristes de modelos irreflexivos.
Un abrazo
Carpe Diem: aprovecha el día, úsalo, no lo desperdicies porque mañana estaremos «fertilizando narcisos» (Esta es otra de las líneas célebres de John Keating). En cierta forma ahí está resumido el argumento de «La Brevedad de la Vida» de Tulio Anneo Séneca.
Usa el tiempo para desarrollar tu potencial más allá de lo que se espera de tí, no te conformes con ser parte del rebaño. Así, cuando llegue la hora de partir, podrás decir: «Aquí está mi obra, buena o mala, pero es mi legado para la posteridad». Lo que haremos en la vida ultraterrena ya es harina de otro costal.
Eso fue lo que «aprendí» de John Keating y he tratado de aplicarlo en mi vida y pasarlo a mis alumnos.
Carpe Diem querido Oscar. Realmente John Keating merece su nombre al lado de los grandes de la filosofia y la educacion, tu y yo hemos sido sus discipulos y nos hemos propuesto retransmitir sus ensenanzas.
Ciertamente, lo que haremos an aquella via pertenece a otro costal, pero estoy convencido de que lo que hacemos en esta tendra un efecto significativo alla…o mas alla.
Honrado por tu comentario.
Ha sido un placer leer este artículo, te muestra la realidad tal y como es, sin medias tintas, aquí y ahora, tenemos tanto por vivir y agradecer.
Gracias Stephania, me alegra mucho que te haya gustado y ojala me sigas leyendo. Saludos