Confianza
Como decía Truman Capote: “cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él”.
La confianza es la piedra angular de las relaciones sociales. Todas nuestras relaciones estarán determinadas por la confianza que depositamos en los demás.
La confianza, significa demostrarle al otro nuestras más sinceras inquietudes y, hacerle partícipe de nuestro sentimiento incondicional, de creer que jamás haría algo para dañarnos.
Cuando confías en alguien, abres tu corazón y tu alma al otro, por lo que nos volvemos vulnerables ante esa persona, por el compromiso que esperamos de ella y por la información compartida.
Para hacer una entrega de confianza consecuente, se necesita tiempo, conocer al otro y ver cómo responde ante determinadas situaciones y estímulos que suceden a nuestro alrededor. Ello nos hará ganar seguridad y credibilidad en esa persona.
La confianza no se le puede entregar a cualquiera, ya que corremos el riesgo de salir dañados en caso de que se rompa ese vínculo.
Nosotros somos responsables de nuestra confianza y la entregamos voluntariamente. Se trata de una entrega incondicional, una entrega sin censura, o confías o no, por ello hay que saber muy bien con quién se comparte.
Por eso, hay que saber con quién podemos contar en cada circunstancia, ya que la confianza depende de la acción futura esperada de una tercera persona, por lo que se escapa a nuestro control. Es fundamental elegir bien con quién qué y con quién cómo. Cada persona nos ofrece su confianza de una manera, somos nosotros los que debemos saber gestionar la nuestra.
Esto es un aprendizaje que nos deja la experiencia, ya que con el paso de los años confiaremos y seremos traicionados muchas veces, con lo que nos iremos volviendo más prudentes y restrictivos.
Y lanzó una pregunta: en el caso de habernos sentido traicionados, ¿sería posible volver a confiar en la persona que nos ha fallado?
Sí, sería posible, pero difícil.
Para ello necesitaríamos empatizar con los motivos que han llevado a esa persona a actuar de ese modo.
Todos podemos errar, pero recuperar la confianza sería un duro trabajo, porque probablemente siempre acecharía la sombra de la duda.
La confianza es como una figura de porcelana, si se rompe, nunca será igual. Interesante artículo.