El «evento 2020»:
Lo que está sucediendo el pasado año no ha hecho sino levantar los velos del mundo en el que vivimos.
Haciendo despertar a algunos poco a poco a la verdadera naturaleza de lo que somos. A otras personas les cuesta más, cada uno tiene su tiempo. Es parte del proceso de evolución espiritual humana.
La situación global, más allá de argumentos, teorías y visiones encontradas está clara: la humanidad se encuentra en una encrucijada, en un momento decisivo en el cual es muy peligroso no hacer nada y esperar el tan repetido «todo pasará pronto».
¿Realmente creemos que pasará pronto?
¿No es lo que vemos en la superficie, en el exterior, un reflejo de nuestro interior?
¿ Hay algo más profundo sucediendo detrás de las apariencias y lo evidente?
Son preguntas que quizá deberíamos hacernos y que sin duda nos hemos hecho aquellos que transitamos un camino espiritual
La reflexión necesaria:
Parece necesaria una profunda reflexión individual, una revisión de la realidad que vivimos o creemos vivir. Y encontrar y enfrentar todo aquello que la vida y la historia nos está poniendo delante sin huir hacia ninguna parte. Buscar detrás de las apariencias. Encontrar respuestas por uno mismo.
También una reflexión global como especie. Una verdadera oportunidad de transformación está delante de nosotros no exenta de grandes peligros. Incluso ocultos tras «buenas intenciones».
El mito de la caverna:
El mito de la caverna de Platón es quizá la alegoría más aplicable al momento actual de la historia humana.
En el mito de la caverna ( o alegoría) , descrito por el filósofo Platón , los seres humanos viven en lo profundo de una cueva. Su mirada está dirigida hacia el interior, (revisar imagen superior) la pared de la caverna, donde ciertos seres los tienen esclavizados. Sin poder dirigir su mirada al exterior, donde la luz existe y hay otro mundo maravilloso en libertad. Estos seres están proyectando imágenes en la pared. Estas imágenes se convierten para los humanos que viven en la caverna, en la realidad. Aunque realmente no lo es. Son solo sombras proyectadas en la pared.
Los humanos han nacido en la caverna, en oscuridad, y aunque fuera hay luz, y un mundo maravilloso, no pueden verlo, pues miran solo hacia la pared de la caverna.
No son conscientes de que están dentro de esta.
Han nacido y vivido siempre en ella. Están tan insertados en su realidad cavernaria que tienen miedo a otra cosa. A mirar hacia otro lugar que no sea la pared. Incluso aunque algunos de ellos, con gran esfuerzo, logran darse la vuelta y salir a la luz, cuando vuelven para contarles a los demás lo que han visto, la verdad, que la caverna no es la realidad, sino un lugar del que se puede salir, no les creen. Por esto son tomados por locos y amenazados.
El miedo a la libertad:
Los que viven en la caverna no saben vivir de otra manera y tienen miedo a descubrir la verdad de sus existencias. Han vivido siempre en la caverna.
Esto hace que crean que la caverna es todo lo que existe. Y admitir que haya otra realidad, otro mundo, destruiría el que conocen. Sería doloroso. Muchos entonces prefieren seguir en la oscuridad de la caverna. Temen la luz. La verdad.
La búsqueda de la verdad: motor del progreso humano.
La búsqueda de la verdad es uno de los principios humanos y universales más elevados. Es lo que hace que la humanidad vaya hacia delante. Es el «faro de luz» que guía la evolución humana en su historia. A través de las preguntas que desde siempre nos hemos hecho como especie y como individuos. Aquellas que trataron de responder civilizaciones, filósofos, pensadores, maestros, escuelas espirituales, y grandes personajes de la historia.
¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Hacia dónde vamos?
Estas y otras preguntas nos llevan a madurar y evolucionar también en nuestras vidas individuales. A cambiar. A dejar atrás lo que no sirve. Encontrar nuevas maneras de vivir, de afrontar nuevos retos.
La maduración individual:
La verdad no es lo que queremos creer. Lo que deseamos oír. Es siempre algo incómodo. De la misma forma que lo es madurar. Es un proceso que conlleva dificultad y dolor.
Maduramos a través de encontrar por nosotros mismos la verdad de lo que experimentamos y vivimos. Por lo que progresamos en la vida de una etapa a otra, o por contra estancándonos sino alcanzamos a ver «la verdad» que nos indique el camino a evolucionar.
Encontrar la verdad en nuestras vidas nunca es agradable. Muchas veces es duro y terrible. Sacude los cimientos de nuestras vidas.
Encontrar la verdad:
Descubrir la verdad, es ante todo darnos cuenta de que nos habíamos engañado. O que lo que creíamos y a lo que nos aferrábamos ya no nos sirve y debemos cambiarlo por cosas nuevas.
Es ley de vida humana. Así aprendemos, a través de la polaridad. Aprendemos a apreciar lo agradable sintiendo lo desagradable, lo cálido sintiendo frio, el amor sintiendo desamor, y la verdad sintiendo que nos habíamos engañado.
Así es madurar como individuos.
La especie humana y su destino:
Hemos vivido milenios como especie cada vez más desconectados de la naturaleza usándola y destruyéndola. Viendo guerra, muerte, miseria, falta de libertades en otros países, enfermedad sin hacer nada para paliarlo. Quizá incluso en frente de nuestras casas, en el país de al lado. Viviendo bajo parámetros materialistas, egoístas y desconectados de nosotros mismos. «Entretenidos». Aletargados y dormidos.
De pronto el evento actual que hemos vivido en 2020 para el mundo. Y ahora si nos preocupa la muerte, nos llenamos de pánico. Vivíamos en la caverna, pero no lo queríamos ver. Y ahora palpamos la realidad de esa terrible caverna de manera evidente.
Debemos elegir entre amor o miedo.
La caverna no es todo lo que hay:
Ahora comenzamos a enfrentar esa realidad. El foco potente de la luz ilumina nuestra oscuridad global. Y como los seres de la caverna de Platón, en vez de buscar esa luz, creemos que las imágenes son la verdad, y creemos a los seres que las proyectan. Esos que antes nos habían mentido siempre.
Los que manejan la caverna y su destino. Nos aferramos a un mundo caduco. A una realidad ficticia. A la oscuridad. No queremos ver la luz.
Queremos creer en la caverna.
Pero la caverna se está quebrando. El mundo que creíamos que era, no era más que algo temporal, prefabricado, que ya no sirve.
Un mundo ilusorio.
No somos lo que creemos ser: un ser dependiente, desempoderado, cobarde y animalizado. Esclavizado. No somos solo un animal racional. Somos un ser de origen espiritual que encarno en la materia y olvido quien era. Somos poder, somos alegría, somos luz. Es el momento de recordarlo.
Ser salvados:
En la luz está la respuesta.
Lamentablemente muchos esperan que algo o alguien nos salve. Como en las películas. Queremos creer lo que nos dicen los seres que nos tienen en la caverna. Pensamos que todo lo que dicen» es por nuestro bien». Que si nos tienen «presos», o nos quitan libertad o nuestras vidas se convierten en algo terrible es por el «bien común». Y así estamos. Pasa tiempo, semanas y meses, y cada vez estamos peor. Engañándonos a nosotros mismos esperando que «todo pase». Aceptando destruir nuestras vidas, aceptando soluciones absurdas que nos proponen los «que manejan la caverna» que dañan nuestro equilibrio y nuestra humanidad. Huyendo de enfrentar la realidad de «la caverna». Solo podemos salvarnos nosotros mismos haciéndonos responsables de nuestra vida.
Asumir verdades de otros o buscar tu verdad:
Estamos en una etapa de cambios. Aunque muchas personas están ciegas por el miedo, otras personas ya no pueden obviar que la caverna se resquebraja. Otros ya han visto la luz. Saben que la caverna debe quedar atrás. Y que los seres que la manejan nos mienten. Siempre lo han hecho. ¿no lo recuerdas?
¿es por miedo ahora que no recuerdas que siempre te han mentido? ¿que te mientes a ti mism@? ¿que sigues las imágenes que proyectan en la pared en vez de buscar la verdad en ti mismo?
La gran decisión: salir de la caverna.
Si no salimos a tiempo de la caverna en la que estamos buscando la luz, esa que tanto tememos, corremos el riesgo de sepultarnos dentro de ella.
Cerrar la entrada al mundo de la luz y la libertad y quedarnos en la oscuridad para siempre.
Que sea demasiado tarde.
Los meses, quizá los años venideros no van a ser fáciles en el mundo que vivimos. Salir de la caverna será un proceso doloroso para todos los seres humanos que están aún en ella, o para los que vemos la luz y queremos ayudar a los que se resisten a vivir en la oscuridad.
Mirar hacia dentro:
Para salir de la caverna y encontrar la luz, debemos mirar hacia dentro, y no hacia las falsas imágenes que nos ponen en la pared los seres que dominan la caverna, haciéndonos creer que son la realidad.
Haciéndonos dependientes de ellos. Sumisos. Confusos. Asustados y perdidos.
Mirando hacia dentro de nosotros mismos podremos encontrar la luz que nos llevará hacia afuera de la caverna. Un nuevo mundo y una nueva humanidad libre de la esclavitud y la mentira.
Tiempo de acción y unión humana:
Requerirá mucho coraje, corazón, esfuerzo, dolor, esperanza y mirada hacia el interior. Creer en nuevos sueños, vislumbrar nuestro autoengaño y dar paso a la verdad. Por dolorosa que esta sea.
Pero merecerá la pena.
Nadie va a salvarte sino tú mismo. Somos seres maravillosos que han olvidado quienes son.
Cada uno deberá de hacer su propio esfuerzo.
Despertar a su propia luz.
Estar vigilante contra los seres que quieren que sigamos en la caverna a toda costa, usando cada vez más el miedo, la confusión, la mentira, la división, la corrupción, la distracción y la restricción como terribles armas. La oscuridad no es sino el «maestro» que nos indica hacia donde esta nuestra luz.
Es tiempo de acción y unión humana no de división.
De despojarnos de nuestra oscuridad y transformarla en luz.
Es la gran decisión de la humanidad.
Una decisión que cambiará este planeta para siempre y de la que nadie puede salvarte.
Solo tu eres responsable de tu vida.
Ha llegado el momento de brillar. De que la espada flamígera de la verdad corte los velos de la ilusión y el engaño. Llevando a la humanidad a una nueva era de despertar.
web: Meditacion y equilibrio aquí.
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