Felicidad, que bonita palabra, que bien nos sentimos cuando la encontramos, pero ¿qué es ser feliz?, ¿personas que no tiene problemas?, ¿las que están rodeadas de amigos?, ¿las personas que tienen una familia?, ¿qué tienen un trabajo?, o ¿qué la vida le sonríe?, o son de esas personas que tienen suerte, seguro que alguna vez hemos oído la frase
“Hay que gente que nace con una estrella y otra estrellada”
Siempre buscamos esa palabra, FELICIDAD, nos lleva a un estado de tranquilidad, de bienestar, ese estado emocional nos lleva a tener ilusión, motivación, alegría.
Nos hace tener esa fuerza que nos hace seguir hacia adelante, esa que a veces nos vemos obligados a sacar aunque lo único que quieras en ocasiones es huir, desaparecer, sientes una sensación de angustia, que te aprieta el pecho y a veces te cuesta respirar.
Te sientes cada vez más pequeña, una sensación de insignificante, pero debes seguir hacia delante en busca de esa felicidad.
Ser fuerte ante todos esos pensamientos que solo están en tu mente, los cuales a veces no los puedes controlar.
Que en vez de verlos como un observador y dejarlos pasar, como un nube que se va, se quedan, y te levantas cada día pensando en el día de ayer, pensando en el pasado.
Intentas controlar todos esos pensamientos, y lo único que consigues es estar en lucha constante contigo misma, y a la vez una lucha con lo de ahí fuera.
Te enfrentas a ellos para comprenderlos, para controlarlos pero te das cuenta que se escapa de tu control, y lo único que has logrado es llegar a un pozo de oscuridad, ya no hay luz en tu mente.
Te encabezonas en entender que es lo que te pasa, porque no encuentras esa palabra que suena también, ¿será que buscamos mal?, o ¿tenemos una idea equivocada de que es la felicidad?
Encuentras su opuesta, esa que te invade, esa que se instala en nuestro interior y no dejamos que se marche, que solo este por un momento, por un instante, por unas horas, esa nuestra amiga la TRISTEZA.
Esa que cuando recorre todo tu cuerpo, tu piel, se instala tan hondo dentro de ti, que lo que has conseguido es solo que sea una parte de ti.
Te acompaña en cada minuto, cada segundo, cada hora, cada día, se acuesta contigo y se levanta contigo, y no sabes parar a nuestra amiga la llamada la tristeza.
¡Quieres echarla¡, ¡quieres que se vaya esa tristeza¡, pero hay algo dentro de ti que es más fuerte y no puedes abandonarla.
Has dejado que el dolor se convierta en sufrimiento, este alargado en el tiempo se ha convertido en una frustración, pasando a la culpa, viniendo la tristeza.
En ocasiones las llegas a sentir todas ellas juntas, y solo quieres ¡gritar, gritar y gritar¡, que salgan de ti, que desaparezcan.
SOLO UNO MISM@ ES CAPAZ DE CAMBIAR ESE ESTADO EMOCIONAL
Entonces un día te levantas, y descubres que no eres tú, si no tu ego, esas mascaras que funcionan por ti, pero que llevan tanto tiempo contigo que se te hace imposible o difícil cambiarlas.
Se activan solas, de hecho, todo es inconscientemente, porque ya estas funcionando en automático, pero de repente ese día te das cuenta que todo tiene un on y off.
Solo tú decides con mucho miedo apretar el botón de off, y apagar, parar, respirar, sentirte viva, y entonces ahí es cuando te das cuenta que eres una puta mentira, que esa no es tu verdad, por lo que se presenta la sonrisa, esa que no hay que perderla nunca.
Porque cuando aparece la SONRISA te hace sentirte bien, tu cuerpo cambia, tu estado emocional cambia, tus pensamientos son otros, y tu fuerza ya es la que tiene que ser, entonces aparece la alegría, la motivación, y lo que siempre andamos buscando LA FELICIDAD, así de simple, no hay más, solo depende la felicidad de nosotros mismos, no hay que buscarla, sino no perderla.
Tener esa felicidad siempre dentro de nosotros, no perder esa sensación y ¿cómo? cuidándola, amándola, mimándola, sintiéndola, desde un lugar muy apreciado desde el corazón junto con la mente.
Con esta unión entre corazón y mente es cuando entonces se produce lo que se llama en el mundo del desarrollo personal “coherencia cardiaca”, entonces tu energía comienza a vibrar en armonía, en sintonía, como cuando escuchas las teclas de un piano que, aunque suene todas a la vez van juntas y en armonía, y sale una bella melodía.
Ahí es cuando entonces tu cuerpo se encuentra vibrando en la misma energía, te sientes feliz, plena, y esas adversidades de la vida las ves como un aprendizaje, y no como un problema, eso hace que aprendas de la situación, aprendas de ti, y se genere esas emociones que van vinculadas a la felicidad, porque eso es la vida un continuo aprendizaje.
Este escrito no es la verdad absoluta, solo son mis pensamientos, mis sentimientos, así que no te creas lo que te digo, solo experimenta, pero si hay una verdad en todo ello,
LA FELICIDAD ES RESPONSABILIDAD DE CADA UNO
Bea Ciprian– Coach Integrativo Transpersonal
Mi libro «LA FÓRMULA DE LA VIDA»
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