Habana

 Les comento que como cada noviembre, se conmemora un aniversario más de nuestra querida Habana y esa es una festividad que no podemos pasar por alto.

La Habana, fundada hace 501 años, es el lugar de residencia permanente de más de 2 millones de seres humanos y es reconocida internacionalmente por lo variado de su arquitectura, por la amabilidad de su gente y por su casco histórico. Pero no voy a escribir de cosas de la Habana que conocen hasta los turistas. Yo quiero resaltar elementos que la hacen única y que todos vivimos, pero que la cotidianidad no nos deja apreciar bien. A propósito, quien hubiera dicho en el 500 aniversario, en medio de los fuegos artificiales y la euforia del momento, que un año después andaríamos todos con nasobucos y quedándonos en casa.

Para empezar, hay que decir que algo que caracteriza a la Habana, es que en ella conviven en todos sus barrios y municipios, palacios y solares. Por lo general en cualquier otro país encuentras barrios y edificios de pobres y de ricos. Pero en la Habana puedes encontrarte un solar al lado de una mansión, y además, los convivientes juegan juntos dominó todos los domingos en el portal de la bodega. De hecho, yo conozco muy pocos barrios donde no haya una familia o una casa que le digan Los Muchos. Da lo mismo que sea Centro Habana que en Siboney. Siempre tendrás la oportunidad de chocar con todas las clases sociales posibles conviviendo en mágica armonía.

Y ya que hablamos de construcciones, cuéntame de la arquitectura de las rejas. En la Habana todo el mundo tiene su reja. Puede que no tengas nada para que te roben, pero igual pones una reja, así te cueste más que la propia casa. El tipo de reja dependerá del nivel adquisitivo del dueño de la casa. Las hay que son verdaderas obras de arte, pero también chocarás con ejemplares de cabilla corrugada y llenas de óxido, al punto que no te explicas como esa gente no han enfermado de tétanos.

La Habana es también la capital de las tendederas. Tú caminas por nuestra ciudad y no hay apartamento, casa, o solar en que no puedas ver ropa tendida. Yo he visto tendederas que llegan hasta 2 metros más allá de la acera. Vaya, que eso de sábanas blancas colgadas en los balcones no es metafórico, es la más pura realidad. Pero si solo fueran sábanas no habría problemas. Lo malo es que también puedes ver lo mismo un ajustador que un calzoncillo roto. Todo sin el más mínimo recato.

La ciudad también se caracteriza los gritos y los pregones. En Cuba todo el mundo habla alto pero la Habana es la meca de la gritería. Tranquilamente puedes enterarte de cualquier cosa que hablen dos personas una cuadra más allá. Eso es parte del habanero. Le gusta escucharse y que lo escuchen, sea cual sea el tema del que se hable. Lo mismo del robo con fuerza de ayer, que de sus posiciones sexuales preferidas. No hay pena.

A eso súmale que además es la ciudad de la gente sociable, donde cualquier cosa que digas siempre aparecerá alguien, se sumará a la conversación. Ya sea en una guagua, en la bodega o en la esquina. Cada sonido que emitas siempre tendrá contestación. No hay manera de sentirse solo. De los pregones ya hablaremos en otra crónica, pero en la Habana no pasan 10 minutos seguidos sin que escuches a alguien vendiendo algo.

Si de autos se trata, te diré que ni en Pebble Beach, California, hay tantos carros estadounidenses clásicos como en la Habana. Y ahora la variedad de moda son los descapotables que son todo un boom. Hasta polaquitos descapotables ya ruedan por la ciudad. No hay límites para el ingenio nacional !!!

La Habana es la ciudad de los charcos y baches. Ambos ya son parte inseparable de los barrios. Es inconcebible imaginar a Santos Suarez sin sus baches, como también es imposible pensar en Centro Habana sin sus salideros que inundan la calle los días de entrada de agua. Ya eso es parte del paisaje normal. El día que los arreglen, se quedan los niños sin lugar donde practicar saltos en los patines y las bicicletas, y los carros andarán por la calle creyendo que siempre anduvieron limpios.

Si Babilonia tuvo sus jardines colgantes, la Habana es la ciudad de las jabas colgantes. Lo mismo en Centro Habana, en el Vedado que en Alamar, donde quiera que haya un edificio, verás que en plena era de la informática y de las misiones espaciales a Marte, todos los vecinos tienen en sus balcones una jaba amarrada con una soga para que les pongan adentro cualquier cosa y ellos no tener que bajar a buscarla, porque eso sííí, para encontrar un edificio en la Habana con elevador que sirva hay que andarla de verdad. No se me ocurre que la NASA invente algo que supere la utilidad de la jaba del balcón. Simplemente no pueden contra eso.

Es la ciudad de los portales que nadie utiliza para caminar. A veces porque están ocupados por gente vendiendo algo, pero también porque en la noches los cogen para orinar, porque algo que también caracteriza a la Habana, es que son contados los baños públicos y en cualquier lugar que vayas te van a decir que o están cerrados o tienes que consumir para poder usarlos. En consecuencia, no es raro que vayas por el medio de la Habana Vieja y choques con un tipo, miembro en mano detrás de cualquier tanque de basura o columna. A propósito, las mujeres no tienen ganas de orinar en la calle ??? Punto para las mujeres !!!

En cuanto a sus calles, solo en la Habana hay calles con 2 y 3 nombres y total, todo el mundo las conoce por uno solo. Solo unos pocos ejemplos. Tú no verás a nadie hablarte de los leones del Paseo de Martí. Esa calle se llama Prado. La Avenida de Máximo Gomez, sale en algunas guías turísticas como Avenida Menocal pero para todo el mundo es Infanta. También hay que hablar de Salvador Allende que es Carlos III, Padre Varela también llamada Belascoaín y para no hacer esto muy extenso, terminaré mencionando a la Avenida Italia, a quien cariñosamente todos llamamos Galiano.

Cada ciudad tiene su símbolo, pero como exagerados que somos no pudimos contentarnos con La Giraldilla. Ahora mismo El Capitolio, El Malecón, El Cristo, El Morro, el Coppelia y hasta el Casco Históricos son tan o más simbólicos que la Giraldilla, a cuya copia es casi imposible ver desde su cúpula.

La Habana es también la ciudad de los parques que no son parques. Los parques ahora son zonas WIFI y es casi imposible sentarse a descansar, pues todo el mundo se apiñan unos sobres otros en las poca sombra que pueda haber. Porque eso sííí, lo de ETECSA es poner la WIFI. El que quiera sombra que siembre el árbol. Y ya que hablamos de árboles, la Habana es también la ciudad de los árboles destruyendo las aceras y de la empresa eléctrica destruyendo los árboles. Es una guerra de venganza constante. Si tú me rompes las aceras yo te destruyo y te pongo feas todas las ramas. Al final se ven mal las aceras y los árboles, y perdemos los habaneros que tenemos que convivir en medio del destrozo.

También es la ciudad de los timbiriches, los agromercados y las cafeterías. En este punto la medalla de oro, sin discusión, se la lleva La Cuevita, pero yo te reto a que me encuentres una cuadra de la Habana en la que no haya una cafetería vendiendo aunque sea coquito acaramelado, un punto de viandas y un timbiriche de platos plásticos, jarros de aluminio y sogas. Eso no falta en cuadra habanera que se respete.

Algo que caracteriza también a nuestra ciudad son los tanques y vertederos de basura. Una vez más te reto. Encuéntrame un tanque de basura esté lleno o no que no tenga el equivalente a dos tanques de basura regados por fuera. Te digo más, de cada 3 tanques, al menos a uno le falta por lo menos una rueda. La Habana es la ciudad donde todo el que la vive nació en ella. Sal para la calle y pregúntale a todo el que te encuentres y verás que muy difícilmente choques con alguien que te diga que no nació en Maternidad de Línea. Donde único la gente se quita la máscara de habanero es en el Latino. Solo ahí se revelan las verdaderas identidades y puedes observar al vecino de los bajos, que dice que nació en Maternidad Obrera, dándole vivas al equipo de nuestra también querida Santiago de Cuba.

Para terminar, porque de lo contrario aburrimos, La Habana es la capital de todos los cubanos y orgullo de toda la nación. Escenario de sucesos históricos y donde son bienvenidos y acogidos con gusto, no solo todos los nacidos en este caimán, pues a fin de cuentas todos somos cubanos, sino también los que nazcan más allá de nuestras fronteras y nos quieran bien. Amémosla, disfrutemos de ella y cuidémosla que lo necesita.

Un abrazo, hoy como siempre, desde la orilla, el Dienteperro.