Hablando de intenciones, sueños y antojos
En el 2020 cambió mi vida, me independicé laboralmente y me organicé con mi pareja. La gente habla de salud, dinero y amor y yo escogí darle un vuelco a 2 de 3, nueva manera de ganarme la vida y vivir en pareja.
Por estos días me preguntaba ¿qué hizo que lograra cumplir estos dos sueños? Y ¿para qué me lo preguntaba? ¡Pues para cumplir otros muchos más que tengo! Porque, además, alcanzadas estas dos metas viene lo más exigente, cuidar de esos logros, hacer que funcionen para mí, para la persona que soy, crear un hogar llenito de amor y por supuesto una práctica profesional que me haga feliz, que sea rentable e irradia mucho bienestar a las personas.
Y se lo confieso sin ninguna vergüenza: dar estos dos pasos eran cosas que yo realmente anhelaba con todas mis fuerzas. Al final de los días estaba en un trabajo interesante, bien pago y no por eso apasionante para mí. Y había pasado por una lista de relaciones o intentos de relaciones que no iban para ningún lado y en cambio sí me quedaba con una sensación reiterativa de vacío.
Y al detenerme a pensar qué hizo la diferencia, qué fue lo que permitió que yo encontrara el camino para conquistar estos dos sueños y verlos manifiestos en mi vida, llegué a esta vital conclusión: saber qué quería y decirlo abiertamente.
Pero, otro elemento fundamental fue pensar que todo lo que quería no sólo era posible, sino viable y que requeriría de mí compromiso y trabajo personal, que no iba a pasar mágicamente y que requería entonces que yo me ocupara.
Y mal contados me tomó tres años dar el salto a la independencia, entre formación profesional, ahorro, pago de deudas, soltar la zona cómoda y el miedo que me producía dejar mi trabajo, hasta entender que no era cómo y cuándo yo decía, si no que la vida, Dios, el universo, o en lo que sea que usted crea, nos apoya incondicionalmente cuando tenemos claro qué queremos, pero hay que soltar y confiar un poquito en la manera como se desenvuelven las cosas. Y ¡ojo, que no necesariamente se darán a mi manera o a su manera!
Respecto a la relación de pareja pasó lo mismo, me tomó unos cuantos meses prepararme para ser la mujer que yo sentía que requería ser si empezaba una nueva relación con alguien. Me toma aún todos los días observar mis pensamientos y creencias, abolir tonterías que tengo en la cabeza, disfrutar cada momento y entregar lo mejor que puedo dar de mí. Y, después de dos años y unos meses de noviazgo, acá estamos, conviviendo, poniéndole el pecho a la vida juntos, haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos, sabemos y creemos.
Y se lo traigo así, de la manera más honesta y humana para reiterarle este mensaje: ¡Usted necesita categóricamente saber qué es lo que quiere en la vida! No pase un día más sin saberlo, sin preguntárselo y sin decirlo abiertamente.
Y saber qué quiere pasa por cosas materiales e intangibles, por ejemplo: casa de campo propia, viaje a Islandia, balón de pilates, por decir cualquier cosa que me viene a la mente. Hasta las cosas mucho más trascendentales – y ojo que no subestimo el valor de lo material – como sentirme en paz, con tiempo para mí, con tranquilidad financiera, amada y amando a mis seres más allegados, saludable, enérgica, sirviendo desde mis capacidades y talentos a mis clientes, entre otros.
Pero, por definición, toda cosa material que usted desee va ligada a un intangible a una emoción que usted quiere experimentar en su vida, entiéndase paz, amor, abundancia, etc.
Entonces la tarea es conectar con las emociones detrás de eso que usted dice que usted quiere y vibrar con ellas, simple.
¡Si lo que dice que quiere no la emociona, deséchelo!
¡Si lo que dice que quiere no hace que le brillen los ojos, deséchelo!
Si lo que dice que quiere, usted misma empieza a decirse que es inviable, que es muy difícil, que no hay manera de hacerlo, ahí mismo usted boicoteó todas sus posibilidades y creó una emoción inmunda, la del desgano, la de decir que quiere quizás otra cosa, que no necesariamente la emociona, dizque por pensar en lo que le resulta viable o accesible.
Así que tenga el coraje de saber qué quiere, atrévase a dejar de censurarse, atrévase a dejar de ser el editor jefe de sus expectativas, de sus ilusiones, de sus proyectos. Atrévase a: ¡Yo quiero esto…! y ¿qué hay con eso?
Y cuando sienta esa euforia de sentirlo, vibrándole en cada una de sus células, en el corazón que le late más fuerte, pregúntese ¿y qué requiere de mí? Porque esa emoción es la gasolina que usted necesita para movilizarse, para hacer su saque gol. Y con el tiempo, no bastará con su emoción, requerirá de su compromiso y su convicción.
Por eso, para estos días de enero 2021, pregúntese: ¿cuáles son mis intenciones?, ¿cuáles son mis sueños? y ¿cuáles son algunos antojos? Dígalo a los que quiera compartirlo, a los que requieran escucharlo y ocúpese.
Pero, antes que nada y de manera innegociable, defina qué quiere y vibre con la emoción que ese camino le genera.