En una clase de yoga nos suele ocurrir, que nos encontramos con practicantes, de diferentes características físicas y condiciones, para realizar la práctica.

Debemos buscar el equilibrio. En cada momento dar alternativas, para que cada alumno y alumna, se sientan a gusto en la postura y en su práctica.

Se debe incidir en que el Yoga no es una competición, tan solo se trata de concentrarnos en los movimientos, las posturas y la respiración. Estando presentes en cada momento, en la conciencia corporal del cuerpo, coordinarla con la respiración y profundizar conectando con nuestro interior.

Según mi experiencia es muy importante dar las instrucciones de las posturas, desde la variación más sencilla. Ir dando opciones a variaciones más complicadas, para quien deseé incrementar la dificultad.

En caso de hacerlo al revés (dar la opción más complicada e ir disminuyendo la dificultad), algunas personas van a intentar realizar la variación más complicada, sin poder hacerla correctamente.

El ego es el que le hace mantenerse en la postura de forma incorrecta y puede acabar provocando que nos lesionemos.

Se deben conocer las posibles dolencias de nuestros alumnos y alumnas, en el caso de que las tengan. para intentar adaptar su práctica a sus patologías.

Nuestra práctica debería ser amable con nuestro cuerpo. Si les explicamos bien las diferentes variaciones y sus beneficios, irán aprendiendo, evolucionando, conociéndose, y realizando las posturas adecuadamente.

Debemos conocer la manera de ofrecer apoyos, para que las posturas se puedan realizar de una manera mucho más correcta. Con alineaciones adecuadas, se pueden mantener más tiempo y profundizar en ellas.

Aquí nos volvemos a encontrar con el ego. A veces parece que se sienten inferiores por utilizar accesorios, por lo que nuestra labor al impartir la clase de Yoga es concienciar, explicando bien los múltiples beneficios de su buen uso.

Estaría bien que los profesores y profesoras de Yoga, utilizaran estos apoyos en sus clases habitualmente y así animar a que los alumnos y alumnas, se animen a probarlos.

Una vez que se prueban se suele repetir, ya que nos van a ayudar a mejorar y profundizar en nuestra práctica.

Es muy interesante poder hablar con los alumnos y alumnas después de una clase de Yoga, para conocer cómo se han sentido, qué tipo de sensaciones observan, si han tenido algún tipo de problema o molestia en su realización.

Esto nos va a dar una visión más completa de cómo ha transcurrido la sesión y como ha sido recibida por su parte.  

Como conclusión, cada día es un aprendizaje mutuo. El alumno o alumna va adentrándose en el camino del Yoga de nuestra mano, y nosotros aprendemos con ellos cada día, creciendo, aprendiendo y evolucionando.

Aquí tenéis un video, en el que hablamos de esas sensaciones, que pueden aparecer durante o después de una sesión de Yoga.

¡Ánimo y feliz práctica!

Vanessa Martín Ardanaz