¿Qué tema, no? Estamos acostumbrados a controlar todo lo que está a nuestro alrededor, incluso, por momentos, intentamos controlar hasta las acciones de los demás. Como si fuera posible! Apenas podemos con nosotros, pero no, ahí vamos persiguiendo todo para que nada se nos escape.

Dentro de este combo, entran distintos «rollos» mentales como: autoexigencia, culpa, exceso de responsabilidad, cargas emocionales, ansiedad, etc. Las personas que pretenden ser controladoras, acumulan muchos miedos e inseguridades. ¿De qué me pierdo? ¿Pasará tal como lo planeo? ¿El otro o la otra hará lo que le dije? (Estrés en ascenso).

Ante tanta incertidumbre, se genera mucha ansiedad, paradójicamente, difícil de controlar.

LA ILUSIÓN DEL CONTROL

Realmente, el tener el control sobre todo es una ilusión, ya que esto es humanamente imposible. El famoso cuento que nos contamos, como decimos en coaching.

Es una ilusión creer que tenés el control y también pretender tenerlo siempre. También es una ilusión, creer que teniendo el control te vas a sentir «a salvo», protegido y con todo listo para poder relajarte. 

Todo esto sólo puede generar más tensión, estrés y desgaste físico y emocional. La persona que desea controlarlo todo, finalmente, termina preso/a en su propia cárcel de exigencias.

CÓMO PODER SALIR DE ÉSTE BUCLÉ Y LIBERARSE

Uno de los primeros pasos es tomar consciencia de que es humanamente imposible estar en todos lados y controlar todo lo que sucede alrededor. Y sobre todo entender, que sólo podemos responder por lo que depende exclusivamente de nosotros. Nuestro metro cuadrado.

Es importante identificar a qué le tememos. ¿Cuál es la amenaza? ¿Qué tan real y peligroso es aquello de lo cual queremos tener el control? La persona controladora termina siendo irritante para los demás, lo cual puede generar rompimientos en las relaciones interpersonales que sostiene.

Una vez lograda la aceptación, la toma de consciencia y la identificación de esos «fantasmas» a los cuales tememos, comienza un proceso de liberación de uno mismo. Ya que desde nuestras creencias fabricadas en nuestra mente, logramos construir esa cárcel mental en la que estamos inmersos/as.

PREGUNTAS QUE PODÉS HACERTE

  • ¿Por qué y para qué lo hago?
  • ¿Esto es real o una ilusión que creé en mi mente? 
  • ¿Esto me permite relajarme y vivir en armonía, o estoy en tensión y nervios? 
  • ¿Qué tan altas están mis expectativas? ¿Son realizables o tengo la vara muy alta?
  • ¿Cuánto de responsabilidad realmente me corresponde a mí?
  • ¿Cuánto de responsabilidad le corresponde a la otra persona?

    PARA REFLEXIONAR

    A veces pasa algo que nos hace darnos cuenta cuánto tiempo estuvimos postergándonos por cumplir con costumbres familiares o autoexigencias propias.

    O tal vez, por seguir a otros, por la necesidad de encajar y el miedo a equivocarse, sin poder ver todo el aprendizaje que hay detrás de los aciertos pero también de los errores.

    Nos debemos ser leales a nosotros/as mismos/as. Y para eso, es necesario despojarse de mandatos, creencias o patrones que hoy están limitando nuestra vida. Muchas veces por escuchar otras voces de afuera, dejamos de escucharnos a nosotros y lo que nos dicta nuestro corazón, nuestra intuición, de por dónde ir.

    Una vez que logramos escucharnos y enfocarnos en lo que realmente queremos, esta obsesión por el control va menguando. Entendemos que nunca tendremos todas las respuestas a todas las cosas que suceden. Más allá de la incertidumbre que esto genere, sabremos que el camino recorrido no ha sido en vano. Y eso, tarde o temprano, va a llenar ese vacío que quizás te dejó el hecho de soltar el control. Y ese espacio va a llenarse de satisfacción porque sabrás que hiciste lo mejor que podías, con los recursos que tenías.

    Animate a soltar el control. Animate a sentir. Te lo digo a vos y de paso, me lo digo a mi.

    Con amor,

    Deby Q.

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