Habilidades interpersonales
Uno de los pilares de la Inteligencia Emocional tiene que ver con nuestras habilidades sociales. Estas habilidades son las que entrenamos, en mayor o menor medida, para lograr tener mejores relaciones interpersonales. Entonces, partiendo de la idea de que somos con un otro, y de que somos seres sociales, es algo a lo que deberíamos poner atención.
Quizás muchos de los problemas que se generan hoy en día, podrían disolverse o apaciguarse si pudiéramos, por ejemplo, tener más empatía. Esta capacidad de entender el mundo emocional del otro, y por sobre las diferencias que podamos tener. Todos somos seres humanos y, a medida que vamos creciendo, nos comienzan a separar distintas distinciones, etiquetas, religiones, etc. Hasta las líneas imaginarias que dividen fronteras están pensadas para separar.
Habilidades interpersonales
Algunas de las habilidades que podemos tener en cuenta son:
- Comunicación verbal: qué y cómo lo dices;
- Comunicación no verbal: cómo comunicamos sin palabras, con gestos, ademanes, expresiones, etc;
- Resolución de conflictos: poder detectar cómo se desencadenó, hablarlo y buscar una solución en conjunto;
- Escucha activa: estar presente y con una escucha atenta, tanto a lo verbal como a lo no verbal;
- Toma de decisiones: poder evaluar las posibilidades, y elegir la opción más benéfica para ambas partes;
- Asertividad: cómo comunicar de manera amable y precisa nuestras creencias, opiniones, valores, ideas y opiniones, sin invadir ni dañar a la otra persona.
Una de las bases de las relaciones interpersonales, además del afecto, la demostración de este, entre otros, es precisamente la comunicación, por eso es importante hacer foco en ella. Además, es también nuestra naturaleza como seres humanos, y lo que nos distingue del resto de los seres vivos.
Cómo mejorar nuestras habilidades
Una de las cosas más importantes que debes tener en cuenta, es la escucha. Poder brindar tu atención plena, estar presente en ese «aquí y ahora» que estás compartiendo con la otra persona. No sólo para que el otro/a se sienta escuchado/a, sino para que puedas entender lo que te dice y cómo te lo dice. Valorar el tiempo que te brinda también es clave, ya que es ese regalo tan preciado que pasa y no se recupera.
Demuestra empatía, aunque no estés de acuerdo. Trata de ver las cosas desde el punto de vista del otro. Tal vez, hasta termines cambiando de opinión. Elige muy bien las palabras que utilizas, a veces una palabra puede herir más que otra cosa. Y de una palabra dicha, no hay vuelta atrás, más allá de que se pueda pedir perdón. Nuestro cerebro no entiende de bromas, lo que le dices o lo que te dicen, allí se instala.
Mantén una actitud positiva ante la vida y comparte buenos pensamientos. Reparte tu alegría con esas personas que hacen más bonito tu mundo. «Lo que hoy no se valora, en un futuro se lamenta» dice una frase. Es que, el mayor regalo que tenemos es el momento presente. Motiva a los demás y deja que te motiven también. Ábrete a vivir nuevas experiencias. Aprende a ser asertivo/a, expresando tus emociones y comunicando sin restringirte.
Cultiva la amabilidad
En conclusión. es muy importante, no sólo por nosotros mismos, sino por nuestros afectos, compañeros/as de trabajo o estudio, y comunidad en la que vivimos, que podamos desarrollar estas habilidades. Sin dudas, son claves que nos ayudarán a transitar la vida con más inteligencia emocional. De esta manera, también estaremos bajando los niveles de discusiones y/o conflictos, y por ende, el estrés que podamos experimentar a diario.
Cultiva la amabilidad, por sobre todo. Todos podemos tener un mal día, sin embargo, cómo trates a la otra persona hará una gran diferencia.
«Ser amable es más importante que tener la razón. A veces lo que la gente necesita no es una mente brillante que hable, sino un corazón especial que escuche».
#poradultossanosemocionalmente
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