Ser un regalo para los demás.

Días atrás tuve ocasión de participar en las Jornadas de Formación Continua 2021 de la Libre Universidad del Samadeva, en la hermosa región montañosa de Le Hohwald, en Francia, donde se practicaron diversos tipos de Yoga y se presentaron varios conocimientos y técnicas ancestrales orientales, especialmente ligados a la salud y el bienestar, como el ayurveda energético. Fue también la oportunidad para la defensa pública de mi tesis “La Intención, la Intuición y la Presencia a Sí Mismo”, con la que obtuve desde la gratitud mi diploma como Profesor de Lahore Nadi Yoga.

Para mi sorpresa, siendo la primera vez que asistía a la edición anual de estas enriquecedoras jornadas, resulta que se acostumbra a hacerlas girar en torno a un tema central que se revela tras la meditación y bienvenida en la mañana del primer día. Pues bien, este año el tema de reflexión se intituló “Ser un regalo para los demás” (“Être un cadeau pour les autres”).

Todos los intervinientes, tanto presencialmente como en línea, alrededor de 150 personas, además de los maestros del Samadeva, profesores, instructores, monitores, tuvimos la posibilidad de compartir ideas acerca de cómo expresar y llevar a cabo en la vida cotidiana esa verdadera intención de ser un regalo, un obsequio, un presente, para todas las personas, conocidas o no, con las que pudiéramos cruzarnos, premeditada o accidentalmente, en cada situación cotidiana.

Por ejemplo, guardar una expresión facial suave y sonreír; saludar amablemente, pero no desde la simple cortesía, sino desde el afecto, el respeto y la consideración… Y tantas otras que se esbozaron y circunstanciaron. En definitiva, hacer un favor al otro, desde la gratitud del servicio, lo que nos brinda la dicha de experimentar esa hermosa cualidad humana (¿divina?) que es la bondad. Ser portador de bendiciones.

Una de las aproximaciones más importantes y a la que se le dedicó un enriquecedor taller con trabajo en equipo, tuvo que ver con la idea de saber escuchar. Escuchar al otro no es solamente oír con atención lo que quiere transmitirnos o lo que necesita expresarnos o manifestar, lo cual de suyo suele ser difícil, pues nuestro ego nos lleva por el sendero de distraernos con nuestros propios pensamientos o por el no menos lamentable camino de querer interrumpir y pretender dar una solución o un consejo; saber escuchar implica igualmente percatarse de que el otro no esta en busca de una opinión, no está planteando una consulta, sino que tan solo necesita ser oído desde el corazón. En realidad, escuchar al otro puede implicar también simplemente estar presente en su silencio, a veces bastando un abrazo, un espaldarazo, un apretón de manos o una simple mirada comprensiva y fraternal, dejando colar la sensación para el otro de que estamos ahí para él.

En esa misma línea sepamos que Samadeva se forma a partir de dos vocables Sama y Deva. Sama significa estar a la escucha y Deva alude a las fuerzas de la naturaleza, en donde entra el contacto con los demás, con el propio cuerpo, la mente, las emociones, con la tierra y todas las manifestaciones naturales, con los alimentos, etc. Samadeva es estar a la escucha de esas fuerzas de la naturaleza. Una escucha atenta, presente y de plena consciencia.

Para ser honesto, muchas son las muestras con las que me he tropezado a lo largo de la vida, que, sin decirlo con esas palabras, han implicado ese “leitmotiv” de ser un regalo para los demás.

Cuando durante mi adolescencia participé en el escultismo (movimiento Scout iniciado por Robert Baden Powell), adoré ese saludo que decía “Siempre listo, para servir”. En efecto, se trataba de sentir y transmitir la convicción de estar aquí para ser útil a los demás, para contribuir a la paz, a la tranquilidad y a la felicidad del otro, y a la conservación de la naturaleza.

En mi carrera como abogado defensor y estudioso de los derechos humanos y como profesor de derecho, mi interés siempre estuvo en todo lo relativo a la implementación de métodos pedagógicos y prácticas grupales que tendían a garantizar un verdadero y efectivo acceso al derecho a la educación, especialmente a la educación para la ciudadanía, a la educación ambiental y a la educación para el patrimonio cultural, que inciden en la preparación de personas útiles para la sociedad. Individuos con sentido crítico y creativo, debidamente sensibilizados frente a las problemáticas colectivas, dispuestos a ejercer su derecho a la participación ciudadana al objeto de lograr una mejor calidad de vida para todos. De forma que se puede ser un regalo para los demás sin siquiera conocerlos y sin que lleguen nunca a saber quiénes obraron de manera de generarles bienestar.

Y esta última afirmación me invita a referir el mundo del yoga, en el que desde hace unos años me encuentro felizmente sumergido.

Ante todo, si recordamos el Dharma sobre el que tanto he escrito, elemento central del Karma Yoga, encontramos que hemos de obrar de la manera justa y debida y, sobre todo, sin apego a los resultados.

En el Evangelio de San Mateo, capítulo 6, versículo 3, Jesús dice “no dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, pues parte del actuar justo y debido, particularmente cuando es en provecho de otros, es hacerlo de manera a no alimentar al ego buscando la satisfacción personal, la buena reputación, el reconocimiento, el premio, etc.

Una de las enseñanzas más resaltantes desde esta perspectiva de que estamos hablando, de ser un regalo para los demás radica en la intención o Sankalpa de actuar como buen intendente. Pero debemos advertir que no aludimos a la noción de intendente como aquel funcionario público sobretodo de nivel municipal o que ejerce su autoridad en un espacio territorial pequeño y bien delimitado, asegurando los servicios públicos y el abastecimiento de los habitantes. No. En realidad, nos referimos a una noción que está al origen del término, de procedencia oriental, según la cual, actuar como buen intendente, que bien puede ser una intención de vida, consiste en desarrollar habitualmente un comportamiento tendente a servir al otro en cualquier circunstancia y desde el corazón.

Y esto es precisamente lo que se encuentra contenido, entre otras cosas, pero con gran ahínco, en los principios del Raja Yoga y en los ocho pilares de los Yoga Sutras de Patanjali, en cuanto a esos códigos éticos que se conocen como Yamas y Niyamas, que también nos llegan desde el Budismo, especialmente en lo concerniente a las cinco actitudes de los Bodhisattva, plenamente dedicados a propiciar el bienestar de los demás, estando presentes en las cinco reglas éticas fundamentales del Samadeva.

No es pues solamente no matando, no mintiendo, no robando, no causando daño al otro, sino obrando de modo de prestar servicio al otro y ello, immancablemente desde el Anahata Chakra, chakra del corazón, es decir, a partir de Karuna, el amor compasivo y desinteresado. Y esto, sencillamente porque en el fondo, si yo soy, es porque tu eres.

Y recordando siempre ese respeto, consideración y valoración del otro, que se evoca con el saludo Namasté, en donde se evoca la presencia de la chispa divina en el otro, unida a la que hay en nosotros, bajo la idea de no-dualidad, de campo o círculo energético de comunión de todos en el absoluto universal.

Usa tu intuición y encuentra la manera cotidiana de ser un regalo para los demás.

Alberto Blanco-Uribe

10 Comentarios

  1. Adriana Phelan

    Gracias…

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    • Alberto

      A ti y a la vida, Adriana

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    • Alfredo Enrique Díaz Mora

      Muy interesante y sobre todo la parte de «saber escuchar,»porque eso se ha perdido, nadie escucha y todos quieren hablar al mismo tiempo, lo felicito

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      • alberto

        Gracias amigo Enrique, es asi, nadie escucha y muchos pretender colocar palabras diversas en la boca de los otros. Gracias por leerme

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    • Stephanie Hernández

      Me encantó este artículo. Gracias por compartir lo que sin duda alguna es un regalo.

      Servir siempre será un propósito en nuestras vidas, desde el corazón, el ser, con humildad y empatía.

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      • alberto

        Gracias Stephanie; encantado y honrado humildemente por tu sentir de mi artículo ya como un regalo en sí. Servir desde el corazón, practicar el amor compasivo. Un abrazo

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  2. Armando

    Espectacular!

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    • Alberto

      Como la posibilidad de serlo, gracias Armando.

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  3. Heidi

    Gracias por inspirarnos en ser un regalo siguiendo los profundos principios del yoga. Namaste ?

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    • Alberto

      Gracias Heidi, la vida es un regalo y la retribuimos siéndolo. Namasté

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