¿Alguna vez te preguntaste qué viniste a hacer a este mundo? Quizás hayas pensado en que viniste a cumplir una misión especial, o una perspectiva más pesimista, que viniste a padecer, a sufrir, a luchar. Sea lo que sea que hayas pensado, te invito a que lo vuelvas a pensar. Pero esta vez, que te preguntes: ¿Quién viniste a SER a este mundo?

Generalmente, las personas se enfocan en lo que vinieron a hacer, pero no en el ser. Esa parte nuestra que por estar preocupados/as en las ocupaciones u obligaciones dejamos de lado. Sin embargo, es la base desde la cual actuamos y nos desarrollamos a lo largo de toda nuestra vida.

¿Quién has venido siendo?

Nacemos, crecemos, ¿vivimos?, morimos. Sea del estrato social que seas, religión, color de piel, estatura, gustos musicales, color de pelo, elección sexual, y cualquier otra clasificación que se te ocurra. Todas estas etiquetas que se van pegando en nuestro cuerpo, pero realmente ¿nos definen? Creo que somos todo eso y nada a la vez. Y es muy personal la elección de aquello con lo que te identificas. Lo que sucede es que te lo han dicho desde hace mucho y por mucho tiempo, y te lo creíste.

Pero los seres humanos tenemos esta condición tan única que es la libertad de elección. Cada día decidimos quien ser. Al tomar decisiones y ejecutar acciones estamos decidiendo. Al ayudar a un anciano cruzar la calle, al devolver esa llamada que no alcanzaste a atender, cuando agradeces por cada día vivido, cuando brindas tu apoyo incondicional. Todas esas acciones las elegiste, y eso te hace ser vos mismo/a.

La autopoiesis

Humberto Maturana, biólogo chileno que recientemente dio su paso a la eternidad, nos dejó este concepto de la autopoiesis. Es un término que se conforma con dos palabras que provienen del griego «auto» (a sí mismo) y «poiesis» (creación). «Crearse a uno mismo». «Los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir», decía Maturana.

Según su teoría, todo ser vivo es un sistema cerrado que está continuamente creándose a sí mismo y, por lo tanto, reparándose, manteniéndose y modificándose. Un ejemplo muy simple es una herida que sana. Esto sucede en la piel, pero el mismo efecto podemos lograr en nuestras heridas emocionales. Significa que no somos lo que nos pasó, o lo que en algún momento nos hicieron, sino lo que decidimos hacer con ello.

No es la vida una fantasía, una ilusión o una utopía. Sino que es la vida o el hecho de vivir, un proceso. «La autopoiesis tiene que estar ocurriendo continuamente, porque cuando se detiene, morimos», decía Maturana.

El arte de buscar la mejor versión de uno mismo

Otro de los grandes referentes del Coaching, como lo es Rafael Echeverría, autor del libro «Ontología del Lenguaje», dice: “El ser humano no es un ser acabado sino un ser en un proceso de construcción permanente. No sólo somos afirmación, sino también promesa”. La gran pregunta que solemos utilizar en las sesiones es: ¿Qué te impide? En este caso, ¿Qué te impide ser hoy tu mejor versión?

Quizás haya personas que transcurran su vida en total transparencia, por no decir, en automático. Operando de manera sistemática y rutinaria, sin preguntarse su «para qué» en este mundo. Pero vos que tuviste la chance de llegar y leer este artículo, tal vez puedas sembrar estas preguntas como semillas en tu mente. Y cuestionar, y cuestionarte si quien has venido siendo hasta hoy es lo que realmente te satisface, te completa, te llena.

Ser la mejor versión de uno mismo es realmente un arte. Es una búsqueda constante, dolorosa por momentos, claro. Es duro encontrarse con las propias sombras. Pero allí es donde está la mayor riqueza para nuestro crecimiento personal. Porque cuando logras darle luz a aquello que tanto te costó enfrentar, es cuando realmente sanas.

Y sanar, es por lejos, uno de los mayores logros que podemos tener. Elegí sanar, tus antepasados y las generaciones venideras te lo agradecerán. Además, es algo que vas a agradecerte a vos mismo/a. Elegí SER, quien desees SER. Las respuestas están en tu interior. Que tu voz interna hable y salga a gritar lo que quizás por generaciones, ha sido callado. Gritá, sentí, vibrá, amá. Sé.

Con amor,

Deby Q.

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2 Comentarios

  1. Fabian Oliva

    Me gustó muchísimo el artículo.
    Ser la mejor versión de uno mismo es realmente un arte. Gracias por compartir tan lindas palabras!

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    • Débora Quilaqueo

      Así es Fabi, y vos sos artista así que de esto sabés bastante no? Jaja muchas gracias por tu comentario, me alegra saber que mis palabras llegan y resuenan en cada persona que lee. Gracias totales!!!

      Responder

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